Crítica: Joe Strummer "Streetcore"

El 22 de Diciembre del 2002 fallecía en su casa de Essex, John Graham Mellor, para nosotros Joe Strummer. Atrás quedaban The 101ers, The Clash, The Latino Rockabilly War, The Mescaleros y Granada (su amada Andalucía), a solas, por primera vez en treinta años, se quedaba su Telecaster del 66 y nos dejaba a todos huérfanos en el mundo del Rock. Había vuelto a encontrar la pasión con "Earthquake Weather" (1989), diez años más tarde el camino con The Mescaleros en "Rock Art & The X-Ray Style" (1999) y se asentó en su propio estilo con "Global a Go-Go" (2001) pero el destino quiso que nunca terminase de grabar "Streetcore" (2002). No deja de ser una paradoja que su mejor disco en solitario fuese justo el último pero es cierto que éste le hace abandonar este mundo por la puerta grande, ¿pero acaso Strummer necesitaba ya demostrar algo? Lejos quedaban The Clash  y las constantes negativas a volver y, para muchos, la carrera de Strummer hacía ya tiempo que había dejado de ser de interés pero bastaba verle en directo con The Mescaleros para entender que al bueno de Joe poco le importaba el dinero y disfrutaba más con su música junto a Tymon Dogg que volver a ser el ídolo del punk que había cantado "London's Burning" pero, si lo pensamos bien (y no andaremos muy equivocados), no hay nadie más punk que Joe Strummer; hizo lo que quiso en todo momento y aunque cometió los mismos errores que todos, su interés y profundidad como persona le hacían ser algo mucho más importante que un simple cantante de punk. No hay que tener un oído demasiado fino para entender que ya desde su debut, "The Clash" (1977) hay algo más que la inmediatez punk en él, que "London Calling" (1979) está perpetrado por cuatro músicos de verdad y que para el desparrame que es "Sandinista!" (1980) hay que tener la cabeza bien abierta a todo tipo de estilos y efectos sonoros, por eso no es sorprendente el constante vaivén de influencias que es su discografía en solitario y aceptar que el paladar se nos va a llenar de punk, reggae, pop, folk, rock y hasta toques de electrónica.

Acabado tras su muerte por Martin Slattery y Scott Shields, "Streetcore" es un gran disco a pesar de carecer de la unión de un álbum y ser una recopilación del material en el que trabajaba Joe justo cuando la muerte le sorprendió. "Coma Girl" arranca con la voz de Strummer arrastrando las palabras; "I was crawling through a festival way out west, I was thinking about love and the acid test but first I got real dizzy with a real rockin' gang, then I saw the coma girl, and the excitement gang" y a uno le sorprende saber que la mayoría de las tomas que suenan en "Streetcore" son las primeras tomas de su voz, que no hubo una segunda, ni una tercera vez y que seguramente, de haber vivido, las habría repetido pero es que en un tema como "Coma Girl", todas las exclamaciones y el tono de su voz te lo acercan hasta casi sentir que está cantando para ti. La parte reggae de la canción encaja a la perfección; "And then the nineteenth hour was falling upon desolation row, some outlaw band, had the last drop on the go, lets siphon up some gas!! lets get this show on the road!!", como igual de espectacular son los versos del puente en los que Joe canta "and the rain, came in from the wide blue yonder I thought you and me might wander..." y cuando llega el estribillo uno sólo tiene ganas de salter y saltar.

Cualquier disco palidecería después de un tema como "Coma Girl" pero aquí le sigue "Get Down Moses", un reggae con mucho groove y algunos efectos de esos que tanto le gustaban a Joe acompañando a su voz con unos metales y unos coros realmente grandiosos, grandiosos.... Pero quizá, la parte que más me gusta es en la que el teclado sube el volumen y Joe canta con la voz ronca sobre esos coros. ¡De lo mejor de su carrera! La acústica "Long Shadow" (compuesta por Joe para Johnny Cash) suena tremenda tan sólo con su voz sobre la guitarra, otra maravilla que no debería haber entrado en este "Streetcore" pero que encaja en el conjunto. Una base programada da paso a "Arms Aloft", otra canción llena de fuerza como "Coma Girl" con una inflexión magnífica en su timbre justo antes del estribillo en el que los Mescaleros cantan con fuerza y su garganta parece teñida por un megáfono, llena de energía (basta decir que a Eddie Vedder le encanta cantarla y tiene bastantes versiones en directo con Pearl Jam como le pasó a Springsteen con "Coma Girl" en Glastonbury).

"Ramshackle Day Parade"es deliciosa en sus arreglos y estribillos a coro en el que todo el grupo entra como un rumor, es perfecta como in crescendo para acabar la "cara a" de este álbum que empieza su segunda mitad, nada más y nada menos, que con "Redemption Song" de Bob Marley, el orígen de esta canción es sencillo; Rick Rubin grabó esta toma y "Long Shadow" para un disco de Cash y así ocurrió finalmente en "Unearthed" (2003), la flamante caja en la que, además de muchas otras joyas, se puede escuchar a Joe con Johnny y, al que más y al que menos, se le hace un nudo en la garganta. Guitarra y voz para demostrarnos una vez más que poco más que esto le hacía falta a Strummer para emocionar.

Sin embargo, en "All In A Day" recuperamos músculo con una canción fresca, vibrante y llena de energía, con unas guitarras muy actuales (incluso ahora) y un fraseo simpático en su voz. "Burning Streets" es un medio tiempo lleno de emoción y guitarras acústicas que se desperezan sobre la base de The Mescaleros y Joe vuelve a entonar un; "London is burnin'; don't tell the Queen". "Midnight Jam" es muy evocadora gracias a que, a pesar de ser una instrumental, usaron extractos de su voz procedentes de su programa de radio para la BBC, relajada y despreocupada. Pero "Streetcore" no podía acabar así y uno de los platos fuertes es "Silve And Gold (Before I Grow Too Old)" en la que resulta profético que su último disco acabe, sin él saberlo, con un verso como "And I got to hurry up before I grow too old" y claro que Joe besó a las chicas más guapas, bailó, viajó por todo el mundo y se dio prisa en hacerlo antes de hacerse mayor pero el destino podría haber esperado un poco más y no dejarnos sin él.

Curioso que, diez años después de dejarnos, aunque su Telecaster repose en Cleveland siga sonando cada noche, cada vez que alguien pincha su música, pero así ocurre con los grandes, por suerte nunca se terminan de ir del todo.

© 2012 Jim Tonic