Crítica: Joe Strummer "Earthquake Weather"

Después de la muerte de The Clash, Joe Strummer acabó agotado. No sólo físicamente sino también anímicamente y deambuló durante cuatro años en los cuales no perdió el tiempo pero que podrían convertirse en su particular "lost weekend". Viajó por todo el mundo y se enamoró de Granada, se sumergió entre la gente y descubrió quién era realmente Joe Strummer. Compuso para la película "Sid and Nancy"  o se encargó de "Walker" e incluso hizo alguna que otra aparición en el mundo del cine (como en "Straight To Hell" o "Mystery Train" acompañado de, entre otros, su amigo Buscemi). Strummer no estaba perdido, simplemente necesitaba oxígeno y precisamente la aceptación y reconocimiento que supuso "Walker" en 1986 fue lo que le impulsó a volver al estudio. ¿Por qué no grabas?, le decían sus amigos, el mundo necesitaba a Strummer de vuelta y el acudió a la llamada. Se encerró en el estudió y grabó y grabó durante horas, sin descanso. Había vuelto a recuperar la pasión por componer, cantar e interpretar. A decir verdad nunca la había perdido, Strummer vivía por y para la música. Imagino a miles de chavales yendo a comprar este disco en 1989 y escuchándolo con cierta decepción y excepticismo. Joe era The Clash (sin olvidar a Mick, Paul o Topper, por supuesto) pero no tenía porque repetirse y no lo hizo. Tampoco fue un ultraje, sus verdaderos seguidores podían intuir por dónde iban los tiros después de discos como "Sandinista!" (1980) o "Combat Rock" (1982) por no hablar de sus bandas sonoras; cualquiera que escuche un tema como "Filibustero" podrá comprobar que Joe no era el típico prototipo de punk reaccionario e inmovilista ya que su ansia de conocimiento y su apertura de miras eran tales que no dudó en coquetear con el reggae o, incluso, la música dance.

Pero no nos asustemos porque "Earthquake Weather"  (1989) tampoco es una ruptura con todo su pasado aunque supusiese un fiasco comercial. Fue grabado en Nueva York entre 1988 y 1989 y el comienzo con "Gangsterville" es para quitarse el sombrero. Una canción de rock con continuos cambios de ritmo (precisamente lo que hacen especial a un tema como éste), lleno de guitarras y la voz de Joe más ronca pero igualmente reconocible cantando consignas como "The Revolution came and the Revolution went, the chemical rain left the message on the tent", ese tipo de frases que uno recuerda cada vez que pincha la canción. Strummer había vuelto, nunca se había ido, simplemente había cogido fuerzas. "King Of The Bayou" continúa el ritmo acelerado y el bajo palpitante pero con el ambiente folk de las guitarras acústicas y una batería directa y ligera con Jack Irons tras los parches (hay que recordar que Joe rescató al Chili Pepper de su reclusión y le embarcó en este disco).

Seguimos con el folk en "Island Hopping", pero más cercano a la música negra/caribeña que al de Guthrie, ritmo desenfadado y cercano al reggae en una de las canciones que marcan claramente la diferencia y las influencias con las que el corazón de Joe realmente palpitaba. Las imágenes del videoclip nos lo muestran disfrutando como nunca, maravilloso...

El rock más directo vuelve con "Slant Six" y un slide estupendo y alocado para irnos a un medio tiempo con guitarras nocturnas y ritmo reggae de nuevo. Es curioso cómo era capaz de fusionar rock con un bajo tan grave, guitarras llenas de wah-wah  y que todo encaje a la perfección. "Down on the corner, under the railway, I hear the old people saying It was better without you babe" y saltamos con "Shouting Street". Es cierto que las letras no son tan certeras políticamente hablando pero el ingenio de Strummer sigue intacto y su particular forma de entender el mundo y frasear siguen siendo las mismas, sonando incluso menos artificial que en "Cut The Crap" (1985), todo un logro que pocos parecen ver.

"Boogie With Your Children" es una de las sorpresas del disco, tan irritante y funky como graciosa. Clara demostración de que había roto sus propias barreras y ya no tenía miedo a hacer lo que le diera la gana, un bajo entrecortado y el ritmo de Jack Irons hacen el resto, nunca estuvo más cercano a los Peppers. "Sikorsky Parts" recupera la esencia Clash pero los arreglos vuelven a ser completamente nuevos, como las guitarras, muy lejanas al estilo de Jones, palmas y delirios de grandeza aupados por los "slaps" del bajo.

"Jewellers and Bums"  y "Highway One Zero Street" nos lleva de vuelta al rock para caer atrapados de nuevo en el calor jamaicano y húmedo de la versión de "Ride Your Donkey" en la que incluso cuesta reconocer su tono de voz. ¡Es admirable cómo era capaz de sonar tan diferente, cómo se esforzaba en buscar melodías que realmente le dijesen algo! Una de mis favoritas, "Passport to Detroit" y sus sirenas, sus saturadas guitarras nos recuerdan de dónde viene. Y, para terminar, "Sleepwalk", cercana a la ranchera, ideal para cerrar un disco tan ecléctico como éste. Bonita y emocionante en su garganta.

Me gustaría saber cuántos de aquellos que critican este disco lo hacen desde la perspectiva de escuchar el primer álbum en solitario del cerebro de The Clash y cuántos han sido honestos y se han parado a escuchar algo nuevo y diferente de un artista que tenía mucho más que decir fuera de "Rock The Casbah", "London Calling" o "Should I Stay or Should I Go". "Earthquake Weather" es grande desde su icónica portada hasta la última canción con la que se despide pero requiere escuchas y una mentalidad abierta. En Blogofenia queremos a Joe, mucho. No te lo pierdas.

© 2012 Jim Tonic