Ya han pasado cuatro años desde "The Formation of Damnation", demasiado tiempo para una banda como Testament. Cuatro años son muchos sin tener algo que llevarse a la boca de un grupo como el de Oakland y máxime después del buen sabor de boca que nos dejó aquel disco del 2008. Chuck Billy ha asegurado por activa y por pasiva que esta dilación temporal no volverá a suceder en el futuro, llegando a comentar que en un par de años tendremos nuevo disco de Testament en el mercado y de esa forma intentar calmar nuestra opípara ansiedad. No sé si creerle o no, en esto de la música al igual que en otras muchas facetas de la vida se miente más que se habla, pero bueno démosle en este caso el beneficio de la duda, que de quejarnos ya tendremos tiempo en el futuro cuando dicha afirmación se vea incumplida. Ahora pongámonos cómodos y disfrutemos de uno de los mejores discos de Thrash metal del 2012.
La caja de pandora se destapa con "Rise Up" un corte 100% Testament que no deja lugar para la duda ni para la incertidumbre. La voz de Chuck manda nos fustiga desde el principio, no pierde en ningún momento su tono ronco y su perfil rasgado; parece mentira que todavía este hombre siga vivo y que además todavía pueda seguir cantando en un estado de forma envidiable como el que todavía tiene y conserva (vale que le sobran algunos kilitos, pero por lo demás sigue siendo una bomba encima y debajo de un escenario). Ojo al devenir guitarrero que se marca Peterson en el primer single escogido por la banda para presentar este álbum. "Native Blood" es de esas canciones que te quitan el sentido para el resto del día, a la altura de "The Preacher" o del "Practice What Your Preach". Qué gran guitarrista, qué máquina de tocar; es en estos momentos cuando te das cuenta que el tándem Peterson/Murphy era demasiado para el cuerpo, demasiado monstruo y demasiada estrella para una banda como Testament; un muy buen grupo (eso es innegable), pero que por desgracia no dejaba y no deja de ser unos desconocidos fuera de los reductos más underground del metal. De todos los que amamos la buena música, quién no se acuerda de aquel trío de discos que formaban Low", "The Gatering" y el que es hasta ahora su mejor directo hasta la fecha ("Live At Fillmore"). Aquello fue fabuloso y grandioso, nunca olvidaré y siempre permanecerán en mi memoria aquellas grabaciones en directo de temas como "Alone In The Dark" o del "Burn Offerings".
La canción que da título al disco baja considerablemente la intensidad desenfundada de los dos primeros tracks, pero ojo que nadie se espere un medio tiempo o una balada. La canción lleva a engaño, su pesado y atmosférico comienzo se corona con brutales líneas de bajo y sepulcrales detonaciones del maestro Hoglan (otro de los mejores baterías del mundo). Es una pena que muchas veces que este gran batería se vea embarcado con su otro grupo (Dethklok) y tenga que dejar de lado su puesto y su asiento en Testament; ya que estamos ante uno de los grandes músicos que merece la pena ver y disfrutar en directo. "True American Hate" define claramente el ansiado sueño americano convertido en odio y rencor. Es una de las mejores canciones de este nuevo disco, con un Chuck cantando en un tono enormemente bronco y tosco, mucho más grave del que nos tiene acostumbrados, pero siempre dibujando su toque característico y personal propio de los grandes cantantes de Rock. Peterson nos vuelve a brindar nuevamente uno de esos solos de más de un minuto que te deja exhausto y con ganas de quitarte el sombrero ante tal sobrada.
"A Day in The Death" muestra a los Testament más oscuros y siniestros, mientras que "Man Kills Mankind" nos enseña a un quinteto mucho más aguerrido y conectado, alcanzando el equilibrio perfecto entre fuerza y armonía. "Cold Embrace" es una de sus mejores baladas, por poner un ejemplo sería algo parecido a lo que supuso "The Legacy" en 1990, con la edición de uno de sus discos más vitoreados y aclamados ("Souls Of Black"). Es una de esas baladas que tienen la fuerza y el sentimiento necesario para arrancarte una lagrimilla mientras ves borrosamente como los pelos se te erizan como escarpias. Pocas canciones actuales son capaces de lograr dicho efecto, pero "Cold Embrance" tiene un encanto y una magia que la convierten en una canción muy especial para los que amamos esta música.
El disco prosigue con la extensa y dispuesta "Throne Of Thorns", donde todo está en su sitio y por consiguiente nada fuera del mismo. Un tema un tanto más anquilosado en la métrica del pasado pero con un sonido y un revulsivo sonoro que le convierten por otro lado en una canción muy actual y presente. El punto y final lo pone la rapidísima y violenta "Last Stand For Independence", convirtiéndose por derecho propio en la canción perfecta para finalizar un disco de la talla de "Dark Roots Of Earth". Ojalá esta vez Chuck no se equivoque y no tengamos que esperar otros cuatro años para poder disfrutar del nuevo material de una de las mejores bandas que nos ha dado el Metal.
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