Crítica: Joss Stone "LP1"

El primer problema de Joss Stone es que es guapa. Si se tratase de una yonki sin rumbo como Amy se la vendería mucho mejor pero Joss tiene pinta de no haber roto un plato y de pasar más tiempo cuidándose que creando su propia leyenda por Camden. Para añadir más leña al fuego (y después de la aberración que ha terminado siendo el supergrupo de Mick Jagger; Superheavy) resulta que la niña en estudio es de lo más complaciente, evita los problemas, es trabajadora y constructiva en vez de destructiva. Desde luego no se la puede vender como si de una artista maldita se tratase. Pero, claro, pones sus discos y la cosa cambia; parece mentira que salga esa voz de un cuerpo aparentemente tan frágil, que una niña como ella pueda sacar esos matices y tonalidades negroides de su garganta. Hace poco (mientras escuchaba de manera incansable este "LP1") rescaté el último disco de Jeff Beck en el que ella se marca un sensual "There's No Other Me" y un catártico "I Put A Spell On You" que, lógicamente no supera a los de Screamin' Jay Hawkins o la Creedence (faltaría más...) y, sin embargo, emociona con esas vocales tan abiertas y rasgadas.

Pero si el primer problema al que se enfrenta Joss Stone es su físico y la imagen que transmite, el segundo son las canciones. Son buenas (superiores a la media), honestas, directas e intensas pero no encuentra esos temas que marquen al gran y borreguil público, no marcan a fuego. Que nadie me ataque; sus discos me gustan tanto como sus canciones pero les falta lo que les sobra a las de Adele.

Saltó a la fama con "The Soul Sessions" (2003) un disco que me costó más de un quebradero de cabeza cuando lo compré intentando discernir si lo que escuchaba se trataba de un producto o de una artista de verdad, costaba relacionar a la cría que cantaba con la voz que sonaba. Las dudas se disiparon con "Mind, Body & Soul" (2004) e "Introducing... Joss Stone" (2007) y llegamos a este "LP1" que parece un nuevo comienzo, como si quisiera romper con su pasado (sobresaliente, por cierto) y quisiera madurar a pasos agigantados. Con una producción quizá menos exuberante en apariencia y con más pegada, más directa, el viaje se inicia con la guitarra acústica de "New Born". ¿Qué más se necesita? Voz y guitarra, pronto se unen el resto, una canción hermosa que crece a cada segundo gracias al sentimiento que le pone Joss.

"Karma" suena como la chica de antes y, aunque recuerde a sus discos anteriores, el sonido es más robusto y "redondeado", las guitarras se "estiran" y se "estrangulan" en el estribillo. "Don't Start Lying To Me Now" es soul de FM de la década que, por desgracia, nos ha tocado vivir. Aún así, no tengo queja alguna porque los slides y los arreglos de piano se enfundan en las cuerdas vocales de la chica con un resultado espectacular. 

Pero es en las distancias cortas donde su voz se yergue y despega, como en "Last One To Know" (el verdadero single de este disco, una canción emocional y fabulosa) o la calmada "Drive All Night". "Cry Myself To Sleep" de nuevo acústica, encontrando el tono del disco, susurrándote al oído lo suficiente como para captar todas sus inflexiones y cómo fuerza las notas con la facilidad que le caracteriza. Guitarrera es "Somehow" y hace que el disco rompa el tono más intimista con una ritmo suelto, desenfadado y un estribillo sencillo, fácil de recordar. ¿Lo mejor? ¡De nuevo su voz!

"Landlord" como "Cry Myself To Sleep" pero más bluesy y desnuda aún, fantástica. "Boat Yard" con un tono ascendente y ciertamente épico consigue elevar aún más la nota del álbum que se despide de nuevo en tonalidades acústicas, acariciando de nuevo el blues más light con la aparición del slide en "Take Good Care".

Lo mejor de "LP1" es la puerta que deja abierta, la esperanza de que hay todavía más talento esperando su oportunidad, un disco notable que augura un futuro aún más brillante. Lo mejor en la carrera de Joss Stone está aún por llegar, hacedme caso.


© 2011 Jim Tonic