Crítica: The Ocean “Holocene”

Podría asegurar que The Ocean continúan inmersos en esa historia que quieren contarnos desde “Precambrian” (2007) hasta este disco, “Holocene”, y quedarme tan ancho. Afirmar que continúan la senda trazada con "Phanerozoic I: Palaeozoic" (2018) y "Phanerozoic II: Mesozoic / Cenozoic" (2020), pero lo cierto es que no; aunque los alemanes siguen jugando con el tiempo geológico en paralelo a las emociones y los problemas que a todos nos atenazan, grabar un álbum a la altura de la dupla anterior es bastante complicado y “Holocene”, aunque magnífico, palidece por momentos cuando lo comparamos con ellos. Producido por Chris Edrich, “Holocene” tiene grandes momentos y suelen ser en esos crescendos que The Ocean saben manejar tan bien, por los que construyen toda la emoción del universo con sus instrumentos y parecen llevarnos lejos. Sin embargo, también es cierto que en este álbum, parecen alargar esos puentes; por ejemplo, en Preboreal, The Ocean realizan una introducción que es auténticamente mágica pero, a partir de la mitad (minuto 2:40), a pesar de los arreglos, la canción parece entrar en un pequeño caos del que tardan casi un minuto en salir y será Robin Staps recitando la letra como un mantra, quien logrará crear la tensión final que necesitábamos para que la canción que abre el disco nos enganche por el cuello y nos sumerja en “Holocene”. Algo que ocurren en otras composiciones y trasponen a todo el ábum.

Boreal echará por la borda toda la emoción lograda en la recta final de Preboreal, como si The Ocean quisieran emular lo logrado por Radiohead en "Sit Down Stand Up" ("Snakes & Ladders.") y su empeño por alejarse del postmetal. Si algo salva a Boreal es el fraseo de Staps sobre la pegada de Voigtmann, pero es el mismo problema que creo sentir cuando escucho Sea of Reeds y soy testigo de una banda que parece no querer avanzar hacia ningún lugar y hacen que “Holocene” se estanque. Por suerte, Atlantic, parece reconducir las cosas; las guitarras de Staps y Åhfeldt comienzan a crear ese crescendo que antes mencionaba, mientras metales adornan el bajo de Hägerstrand y The Ocean parecen estar abriendo las puertas a otros mundos. Como Unconformities parece coronarse como la mejor del conjunto, con la ayuda de Karin Park, y un estallido en el que conjugan lo mejor de su época más contundente y su creciente empeño por el gusto progresivo hasta una coda final en la que la electrónica se convierte en una carta bien jugada y no el coqueteo de Subboreal o Parabiosis (que, pese a ello, es otra de las enormes bazas del disco cuando la guitarra parece moverse como un voluminoso animal prehistórico), antes de decepcionarnos con un cierre tan inane como Subatlantic.

The Ocean siguen teniendo la magia del crudo “Fluxion” (2009), no hay duda alguna, pero da la sensación de que “Holocene” es un álbum de transición tras las dos partes de “Phanerozoic” y que, a pesar de canciones como Unconformities o Atlantic, grandes cimas conviven con simas abisales por las cuales, los alemanes, parecen tan perdidos como, a veces, sus propios oyentes. No puedo conformarme con tres canciones de nueve, no puedo entrar en un disco de The Ocean y tener que estar repitiendo una y otra vez la misma para adivinar si es problema mío o de la banda y acudir a otras, como grandes valedoras, cuando en el pasado pinchar un disco suyo era un viaje de principio a fin. Estoy seguro de que “Holocene” es tan sólo un paso, pero mientras espero al próximo álbum volveré a escuchar “Pelagial” (2013) o el mencionado “Fluxion” (2009), en los que no hay duda alguna. 

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