Crítica: Atomic Witch "Death Etiquette"

Atomic Witch, originarios de Ohio, han sabido buscarse su propio lugar en el death thrash desde su formación en 2012 como Bulk & Skull, adoptando su nombre definitivo en 2016. Tras varios sencillos y EPs, su primer álbum, “Crypt of Sleepless Malice” (2022), marcó la escena con su brutalidad y letras inspiradas en el horror. Mientras que este, su segundo trabajo, “Death Etiquette” (2025), publicado con Redefining Darkness Records y producido por Noah Buchanan en Mercinary Studios, refuerza su estilo con una mezcla de thrash, death metal y matices industriales. Compuesta por Greg Martinis (voz), Jesse Shattuck (guitarra y voz), Jonah Meister (guitarra), David McJunkins (bajo) y Nick Amato (batería), Atomic Witch no pretenden revolucionar el género, pero su energía cruda y su habilidad para combinar caos con precisión los hace destacar. Con poco menos de media hora de duración, este álbum es un asalto sonoro que refina su propuesta inicial, manteniendo una atmósfera de pesadilla alucinógena que atrapa desde el primer acorde.

Abren con “Morgue Rat”, un tema explosivo de poco más de dos minutos donde Nick Amato brilla con una batería frenética, acompañada por riffs veloces de Shattuck y Meister que alternan entre intensidad y ritmos pesados. La voz de Martinis, con su sarcástica entrega en “Let the bodies hit the morgue”, añade un humor macabro reminiscente de Drowning Pool, pero con un toque más crudo. “Worms & Dirt” sobresale por su coro pegadizo, con Martinis y Shattuck alternando vocales que recuerdan a David Sanchez de Havok. “Of Flesh & Chrome” incorpora una atmósfera compleja con influencias de death metal al estilo de Sentient Horror, donde Martinis, bajo el apropiado alias Gorg The Impaler, desata gritos demoníacos junto a riffs progresivos. “Dream Rot” aporta un matiz de black metal, creando un ambiente sombrío, mientras que “Skelecidal” y “Vicious Mistress” combinan la brutalidad del death metal con thrash, mostrando transiciones precisas. El clímax, “Death Edging”, es un torbellino de riffs que oscilan entre simplicidad letal y complejidad, respaldados por el bajo potente de McJunkins y la batería incansable de Amato. Cada canción, aunque breve, está estructurada con precisión, destacando la capacidad de Shattuck y Meister para crear temas concisos pero memorables.

“Death Etiquette” (2025) no intenta redefinir el death thrash, pero su ejecución impecable y su energía desbordante lo convierten en un trabajo notable. La producción de Buchanan, más cruda que la de Dan Swanö en “Crypt of Sleepless Malice” (2022), otorga al álbum un sonido visceral que realza la intensidad de las composiciones. Su brevedad, aunque podría dejar con ganas de más, es una fortaleza al evitar cualquier relleno y la combinación de las voces de Martinis y Shattuck, la solidez rítmica de McJunkins y Amato, y los riffs afilados de Shattuck y Meister crean una experiencia que equilibra lo familiar con lo único. Atomic Witch se posiciona entre Slayer, Forbidden y Xoth, con un humor negro y una actitud desenfadada que los hace irresistibles. Este álbum demuestra que la banda ha evolucionado desde su debut, consolidando su lugar en el metal extremo, siendo “Death Etiquette” (2025) es una escucha necesaria para los amantes del thrash. Un disco que, como dice su propia sello, te arrastra a un “viaje alucinante” imposible de ignorar.

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