Crítica: Depeche Mode "Delta Machine"

¿Eres creyente? Porque con una pregunta tan sencilla como ésa, Depeche empapelaba las ciudades de medio mundo para anunciar  su nuevo disco, "Delta Machine", que ha sido precedido por "Heaven". Una pregunta tan directa, tan incómoda y a la vez tan esclarecedora acerca de la naturaleza de un grupo cuya supervivencia tras décadas de excesos es casi milagrosa pero que define a la perfección el culto que genera a su alrededor pero es que seguirles es como creer y es del todo imposible explicarlo con palabras. Está claro que todos aquellos que seguimos al grupo sabemos que Depeche Mode son lo que son y poco importan ya sus nuevos álbumes, pero, a diferencia de otros artistas de su generación, sus nuevas composiciones siguen atrayendo de una manera obsesiva. En mi opinión, el último gran disco del grupo fue "Playing The Angel" (2005) y aquella magnífica gira que dejaba bien claro que lo de "Exciter" (2001) fue un traspiés, elegante, pero del todo inadecuado tras "Ultra" (1997). Así, "Sounds Of The Universe" (2009), aunque finalmente entra con escuchas no es todo lo que yo esperaba del grupo tras verles en tan buena forma unos años antes con Mr. Feathers por el escenario cantando "John The Revelator" o aquella salvajada minimalista que es "Macro" y así, un poco desilusionado, llegué a "Heaven" con pocas expectativas y cuál fue mi sorpresa cuando, por sorpresa, encontré el cielo. ¿Es lo que esperaba de Depeche Mode? Por una parte no, después de veinte años siguiendo al grupo, quería un "Ultra" o un "Songs of Faith and Devotion" (1993) pero sería injusto pedirles eso a Gore y Gahan además de ridículo. Soy de aquellos que piensan que el paso del tiempo suele poner las cosas en su sitio y a los artistas de verdad les hace envejecer como el buen vino, por lo tanto; imaginarme un "Songs of Faith and Devotion" en pleno 2013 está tan fuera de lugar como grande era mi desesperación porque el grupo no repitiese de nuevo  un "Sounds Of The Universe", que era un buen disco pero no un digno sucesor de "Playing The Angel"

Contaba los días por echarle el diente a "Delta Machine" tras haber escuchado "Heaven" y haberme dejado con ganas de más. Grabado a caballo entre Nueva York, Santa Barbara y California, producido por Ben Hillier y perpetrado por los sospechosos habituales; Flood (a las mezclas) y Corbijn tras el objetivo, "Delta Machine" es quizá uno de los mayores esfuerzos de los últimos años a manos de un grupo con un pasado de sombra tan alargada como el suyo porque es un disco valiente, innovador, arriesgado y suena jodidamente fresco, parece mentira que haya dos perros viejos como Gore y Gahan tras sus surcos. ¿Y Andrew? Fletch es el pegamento entre las dos caras de la moneda, estoy convencido de que sin él no habría Depeche ahora mismo.


"Welcome To My World" rasca los oídos, el grupo se ha decantado por la electrónica más agresiva en cuanto a texturas y "grano", los sintetizadores suenan ácidos y los efectos plagan el ritmo programado y opaco de una máquina sobre la que Gahan despliega su voz y el gospel pronto se torna más y más emocional gracias a los arreglos de cuerda y los coros de Gore. Es una canción perfecta para introducirse en un disco como "Delta Machine". Los Depeche Mode de esta década se han sumido en los sonidos más electrónicos y si ya nos sorprendieron con aquel "Wrong" en el 2008, lo confirman con este disco y con el gigante en el que éste se convierte gracias a canciones como "Angel", tan arriesgada o más que "Welcome To My World", más dura en su planteamiento, más cruda y más enérgica con Dave dando lo mejor de sí mismo, el estribillo, sin embargo, es una joya del pop; "Oh leave me here, forever more, I found the peace I’ve been searching for" y con cada estrofa, Dave parece encabronarse más y más hasta llegar al cielo.

"Heaven" es una canción que, bajo la tranquilidad de una balada, esconde una sensibilidad blues que llega a herir (sí, he dicho blues), una maravilla en la que, no solo la guitarra y los teclados se fusionan para crear ese regusto amargo y bello que exige la canción, sino que la voz de Gore encaja a la perfección con la de Gahan y, cuando doblan los puentes y el estribillo, es capaz de emocionar a cualquiera. Deliciosa, brutal y demoledora si la escuchas en un día no apropiado. ¡Qué sentimiento en la voz de Martin!

"Secret To The End" acaba con el estado de calma que "Heaven" nos ha dejado y nos pone en tensión porque parece que todo va a estallar en pedazos en cualquier momento, el puente es brillante (a la altura de los que nos tienen acostumbrados Depeche). "My Little Universe" vuelve a echarnos a la cara a los Depeche fascinados por la electrónica en su mínima expresión, con un sintetizador en sonido muy similar a los usados por algunos grupos ochenteros pero rejuvenecidos, el tema crece cuando Gore se une y termina en una vibrante rave. "Slow" hace honor a su nombre para convertirse en un tema soul del nuevo milenio, por su melodía podría haber encajado en cualquiera de los discos anteriores del grupo y la guitarra es sencillamente genial mientras que "Broken" acaricia el pop; a veces tengo la sensación de que los nuevos Depeche Mode componen a la vieja usanza y luego, en el estudio, disfrutan deformando las composiciones dándoles una vuelta de tuerca a su sonido, poco importa si el resultado es como éste.

Martin se arranca con "The Child Inside" casi a capella, cercana a lo que hacían los francés Air hace unos años pero con unos arreglos de gusto oriental y "Soft Touch / Raw Nerve" rompe la pista  mientras que "Should Be Higher" es, simple y llanamente, una de las mejores del disco, en un registro poco explorado por Depeche y con un estribillo tan glorioso que hace que este "Delta Machine" llegue al sobresaliente. Volvemos de nuevo a una intensidad insospechada con "Alone" en la que vuelven a tocarnos dentro y, para cuando llega el flamante groove de "Soothe My Soul", ya podemos confirmar que Gahan, Martin y Fletch están atravesando una segunda o tercera juventud más que interesante y que "Sounds Of The Universe" era un paso necesario para llegar aquí porque no cuesta imaginarse a una marea de manos siguiendo ese "There’s only one way to soothe my soul, there’s only one way to soothe my soul, only one way, only one way, only one way, only one way". Cuando el blues (ahora ya sin duda alguna) de "Goodbye" llega a nuestro oídos estamos ansiosos por pinchar de nuevo "Delta Machine" pero, aún así, vuelven a sorprendernos con esos arreglos electrónicos sobre una guitarra de patrón tan clásico, simplemente espectacular...

¿Eres creyente? Pues tengo mis dudas, como todos, pero con Depeche Mode no, desde luego que no, ya no.

© 2013 Conde Draco