Crítica: “Choosing Death: The Improbable History of Death Metal & Grindcore”

Fue gracias a Decibel que este libro que nos ocupa, el auténtico clásico “Choosing Death: The Improbable History of Death Metal & Grindcore”, escrito por Albert Mudrian, pudo ver la luz de nuevo hace ya casi diez años, con un aspecto renovado y una edición que le hace justicia, ampliada hasta nuestros días, pero conservando su esencia y el magnífico prólogo de John Peel. No me refiero a que la traducción de Bazillion o la de Feral no merezcan la pena en un lugar destacado de tu biblioteca, pero creo que lo ha hecho Decibel Magazine en los últimos diez años es algo digno de ser alabado por el cariño con el que está hecho, cuando la obra de Mudrian siempre ha sido un pilar fundamental para comprender la génesis y el impacto cultural de dos de los géneros más radicales de la música contemporánea: el death metal y el grindcore y, sin embargo, ha sido desconocida por muchos aficionados que son incapaces de distinguir el death, del grind, del thrash, del black o cualquier subgénero devenido del principal. Publicado originalmente en 2004, esta obra trasciende el ámbito de la mera crónica musical para convertirse en un documento de valor histórico y sociológico. A través de entrevistas con músicos pioneros como Shane Embury de Napalm Death, Chuck Schuldiner de Death y Jeff Walker de Carcass, Mudrian construye un relato minucioso que captura la energía cruda y la creatividad desbordante de una escena nacida en los márgenes de la industria musical durante los años ochenta, celebrando la audacia de los artistas que forjaron estos géneros, sino que también analiza cómo sus innovaciones resonaron en todo el mundo, consolidando un legado que aún perdura y llena las salas y festivales en cualquier país. La narrativa de Mudrian destaca por su capacidad para entrelazar datos históricos con anécdotas personales, ofreciendo una visión íntima de un movimiento que desafió las convenciones del heavy metal tradicional, logrando el complicado equilibrio entre el ensayo histórico-sociológico, que mencionaba líneas más arriba, y la cercanía de ese colega que lo sabe todo sobre música y lo comparte contigo entre cervezas, mientras te explica las diferencias y cita uno y mil discos.

Mudrian dedica un espacio significativo a diseccionar los álbumes que definieron el death metal y el grindcore, destacando su relevancia artística y su influencia duradera. Por ejemplo, “Scum” (1987) de Napalm Death, con aportes clave de Mick Harris, se presenta como un manifiesto del grindcore, con canciones como “You Suffer” que desafían las nociones convencionales de estructura musical al condensar su furia en apenas un segundo. De manera similar, “Reek of Putrefaction” (1988) de Carcass, liderado por Bill Steer, se explora como una obra que fusionó la visceralidad del grindcore con letras inspiradas en lo gore, creando un contraste entre caos sonoro y precisión lírica. En el terreno del death metal, Mudrian resalta “Scream Bloody Gore” (1987) de Death, donde Chuck Schuldiner introdujo un enfoque técnico que se aprecia en temas como “Zombie Ritual”, marcando un hito en la evolución del género. Asimismo, “Altars of Madness” (1989) de Morbid Angel, con la genialidad de Trey Azagthoth, se analiza como un punto de inflexión por su complejidad rítmica y atmósferas oscuras, evidentes en canciones como “Immortal Rites”. 

Estos discos, según Mudrian, no solo sentaron las bases de sus respectivos géneros, sino que inspiraron a músicos y fans a explorar los límites de la expresión artística, consolidando un movimiento que trascendió lo musical para convertirse en un fenómeno cultural. El libro, además, alcanza una profundidad particular cuando Mudrian analiza álbumes fundamentales cuya influencia resuena en quienes conocen la escena: "Seven Churches", "Consuming Impulse", "From Beyond" o "Master”, cuyos sellos (Combat, Roadrunner, Displeased) son también citados como auténticos impulsores de la escena, concediéndoles la importancia que, en efecto, siempre han tenido. Además, la edición revisada de Decibel añade pasajes sobre el nacimiento de Nile como una figura clave dentro del death metal contemporáneo, sin soslayar corrientes más oscuras y atmosféricas —como las que representan Portal— o la consolidación del death técnico a través de bandas como Necrophagist y Obscura. Explicando no sólo el salto generacional, sino que también ilustra de manera convincente la diversificación estilística del metal extremo. 

Pero, “Choosing Death” no es solo un compendio de datos, sino una celebración de la resiliencia y la creatividad de una subcultura que encontró en la música extrema una forma de resistencia y autenticidad. La habilidad de Mudrian para contextualizar el impacto de estos géneros, desde los pequeños clubes de Birmingham hasta los escenarios internacionales, demuestra su profundo conocimiento de la escena, destacando cómo músicos como Shane Embury, Jeff Walker y Trey Azagthoth no solo crearon música innovadora, sino que también construyeron una comunidad unida por la pasión y el rechazo a las normas establecidas. En su tramo final, Mudrian celebra el regreso de bandas legendarias que reactivan la escena y reconquistan grandes escenarios y audiencias: Carcass, At The Gates, Death (DTA) y reflexiona sobre el auge de los festivales como espacios que validan esa vuelta a la vida de semejantes leyendas.

Es por eso que siempre he considerado a “Choosing Death” como una lectura imprescindible, no solo para los aficionados al metal extremo, sino para cualquiera interesado en cómo los movimientos underground pueden generar un impacto global. La narrativa rigurosa y apasionada de Mudrian convierten a este libro en un clásico de culto, un testimonio vibrante de la fuerza transformadora de la música que invita a reflexionar sobre el poder del arte para desafiar, inspirar y, por supuesto, unir. 

Texto © 2023 Jota Jiménez
Chuck Schuldiner © 1995 Catherine McGann