Pocas bandas han logrado mantener una trayectoria tan coherente y audaz como Between The Buried And Me y lo demuestran una vez más con "The Blue Nowhere" (2025), su undécimo álbum de estudio, en donde el cuarteto de Carolina del Norte, formado por el vocalista y tecladista Tommy Rogers, el guitarrista Paul Waggoner, el bajista Dan Briggs y el baterista Blake Richardson, demuestra su capacidad creativa tras la salida del guitarrista Dustie Waring, y marcan un hito en su propio carrera al consolidarse como una obra que fusiona la intensidad del metalcore con la sofisticación del rock progresivo, en donde la producción de Jamie King, colaborador habitual de la banda, y la incorporación de una sección de cuerdas y vientos, aportan una profundidad sonora que enriquece la fórmula habitual de la banda que, lejos de limitarse a fórmulas predecibles, explora un lienzo emocional y temático que reflejan los últimos años de su carrera, posicionando a "The Blue Nowhere" (2025) como un testimonio de su propia evolución.
Las canciones de "The Blue Nowhere" (2025) destacan por su diversidad y su capacidad para entrelazar texturas musicales dispares en una narrativa coherente, en donde el álbum abre con "Things We Tell Ourselves In The Dark", un tema que combina ritmos funk con un brillo synth-pop de los años ochenta, creando un ambiente vibrante y lúdico que sorprende por su frescura. En "God Terror" la ferocidad del metalcore se entrelaza con cambios rítmicos complejos, mostrando la destreza técnica de Richardson en la batería, mientras que "Absent Thereafter", con más de diez minutos de duración, se erige como el núcleo del álbum, una pieza monumental que transita un terreno repleto de riffs cortantes y hasta pasajes de bluegrass, con destellos de brutalidad death metal, y Rogers facturando stribillos que oscilan entre lo eufórico y lo melancólico. Por otro lado, "Door #3", liderada por la guitarra de Waggoner, evoca un aire circense que se transforma en una explosión de energía progresiva y los interludios "Pause" y "Mirador Uncoil" actúan como puentes atmosféricos, mientras que "Psychomanteum" y "Slow Paranoia" profundizan suenan más introspectivas, con Briggs aportando un bajo que da profundidad a las composiciones más experimentales. Y la canción homónima, "The Blue Nowhere", es una balada progresiva que resalta por la emotividad de las voces de Rogers, y "Beautifully Human" cierra el álbum con un delicado trabajo acústico de Waggoner, acompañado de arreglos orquestales que culminan en una fusión de potentes riffs y melodías agridulces y la constatación de que cada canción refleja una meticulosa atención al detalle, con una producción que equilibra la intensidad del metal con la sensibilidad del rock progresivo.
La grandeza de "The Blue Nowhere" (2025) radica en su capacidad para capturar la esencia de Between The Buried And Me, como una banda que no teme desafiar las expectativas y este álbum no solo consolida su lugar en el panteón actual del metal progresivo, sino que también los posiciona como una fuerza creativa que trasciende etiquetas. La ausencia de una narrativa lineal, como explica Tommy Rogers, permite que las canciones funcionen como entradas de un diario emocional, ofreciendo una experiencia que es tan caótica como introspectiva pero permite que puedan disfrutarse fuera del contexto de un álbum, mientras que la incorporación de elementos orquestales y la decisión de grabar como cuarteto demuestran una confianza artística que se traduce en un sonido más maduro y expansivo, reminiscente de su aclamado "Coma Ecliptic" (2015), pero con una identidad propia. Una invitación a sumergirse en una atmósfera musical donde cada nota, cada cambio de tempo y cada matiz cuenta una historia. "The Blue Nowhere" (2025) es, sin duda, una obra maestra que quizá no pase a la historia, pero supera a “The Parallax II: Future Sequence” (2012) o “The Great Misdirect” (2009) y eso es mucho decir del gran esfuerzo de Between The Buried And Me.
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