Crítica: Pig Destroyer “Head Cage”

Parece que ha llegado el día en el que, por fin, la democratización de la información ha sido malentendida hasta el punto en el que, desde que el usuario no sólo engulle sino también crea contenido, es ahora cuando la fina línea entre aquellos que saben y aquellos que no, es defendida con el malentendido derecho a opinar o, mucho peor, a posar... Todos tenemos derecho a querer arreglar un grifo pero, ¿quién tiene más posibilidades de repararlo correctamente? ¿El fontanero, aquel que ha dedicado su vida y esfuerzo a arreglarlos o ese otro que, sin saber, comparte fotos de sí mismo con un cinturón impoluto, un inmaculado mono de trabajo y parece saber de todo aunque no haya reparado nada en su vida? El ejemplo puede parecer algo infantil o lejano a la música pero, si nos atuviésemos a lo que se ve en las redes sociales (Instagram, por ejemplo), Pig Destroyer habrían grabado su mejor álbum, cuando todos sabemos que todavía no han superado “Prowler In The Yard” (2001) o ”Terrifyer” (2004) y que este “Head Cage” (2018) a pesar de la incorporación del bajo de Jarvis o un mayor trabajo en la composición de Scott Hull (Agoraphobic Nosebleed, ex-Anal Cunt), ni siquiera supera a “Phantom Limb” (2007) o “Book Burner” (2012). ¿Qué está pasando entonces? Pues que algunas compañías llevan ya tiempo sabiendo del auténtico revival por el vinilo y todopoderosas como Relapse se está molestando en publicar bonitas e impactantes ediciones de las bandas de su cartera y así ocurre que, horas después de la publicación del álbum de Pig Destroyer -por poner un ejemplo- las redes sociales se llenaban de gente posando con el vinilo de “Head Cage” y cientos de internautas asegurando que era uno de los discos del año, el álbum de los de Virginia es contundente como pocos pero no su mejor esfuerzo y punto.

El grind de Hull parece haber dado paso al thrash y sí es cierto que la composición ha mejorado, así como es quizá su álbum más extenso, tras la introducción, ”Tunnel Under the Tracks”, “Dark Train” nos lanza un directo a la cara. ¿Es grindcore? ¿Qué más da? Pig Destroyer se han convertido en una banda con la rapidez, pero también la suciedad de otros subgéneros y les sienta bien, tanto como el single "Army of Cops" en el que Pig Destroyer demuestran no haber perdido la capacidad para componer canciones que sean capaces de rompernos el cuello y el bajo y la batería de los Jarvis dejan poca duda sobre ello. ¿Quién necesita el riff de una guitarra, a pesar de ser la de Hull, cuando tiene una base rítmica así? Podremos sacarle pegas a este disco en función de lo que la banda es capaz de hacer en función de sus discos anteriores pero la solidez exhibida en “Head Cage” es de manual…


“Circle River” bien podría ser la más sorprendente del disco, es sludge-n-roll, hemos perdido la rapidez thrashy la suciedad grind pero Pig Destroyer les siente estupendamente bien… Sin embargo, a partir de "The Torture Fields" (a excepción de la última, "House of Snakes"), “Head Cage” parece convertirse en un batiburrillo de intentos, de ideas y canciones en las que conviven diferentes estilos, desdibujando a Pig Destroyer, y haciendo que el disco pierda cualquier dirección. ¿Suena bien? Por supuesto que sí. ¿Suena agresivo y potente? Desde luego. Pero algo falla, sobre si todo si tenemos en mente “Phantom Limb” (2007), como parece ocurrirles a muchos, y ni “Terminal Itch” o la diferente “Concrete Beast” (ambas con la ayuda de Kat Katz), como tampoco la machacona “Mt.Skull” y “Trap Door Man”, consiguen convencer a un oyente que tendrá que esperar a “The Adventures of Jason and JR” para encontrarse algo más elaborado y diferente o la citada “House Of Snakes” (con esa introducción con tanto sabor a Metallica, para qué negarlo…), en la que se toman su tiempo a lo largo de sus siete minutos para despedir el álbum de manera auténticamente digna entre bandazos sludge, groove, mala baba y Hayes dejándose la garganta para que entendamos que a Pig Destroyer les ha faltado un poquito de concreción y haber sabido separar el grano de la paja cuando el cuerpo central de “Head Cage” se torna ligeramente aburrido y gris.


La voz de Hayes suena perfecta para las necesidades de la banda, la guitarra de Hull sucia y afilada, los arreglos de Harrison añaden a la mezcla y tanto Adam, como John Jarvis se convierten en la auténtica espina dorsal del sonido de Pig Destroyer que parecen haber acertado en el envoltorio de su nueva bestia. Si te gustó “Prowler In The Yard” o “Terrifyer” puede que “Head Cage” te deje con ganas de más, en lo que parece una banda que busca reinventarse tras “Book Burner” y, aunque por el camino no lo consiga, te garantizan la violencia en cada uno de sus surcos.

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