Crítica: Omnium Gatherum "The Burning Cold”

Conforme van pasando los años, el sentimiento de que a los discos hay que darles tiempo y escuchas, se acrecienta. Por el contrario, también aquel de que nuestro tiempo es precioso y no merece la pena gastar ni un solo minuto en aquello que sabemos que no merece la pena; así se quedan libros por leer que no terminan de enganchar pese al esfuerzo o de los que uno sabe que no disfrutará y hace años habría tragado como si de pienso se tratase, por aquella tontería mal entendida de acabar lo que se empieza. Pero, en el caso de Omnium Gatherum, como muchas otras bandas, he de reconocer que no pude con “Years in Waste” (2004) o “Stuck Here on Snakes Way” (2007) y no fue hasta “The Redshift” (2008) que percibí que habían grabado un excelente álbum y concretaban con el que, a mi entender y gustos aparte, es el mejor de toda su carrera, “New World Shadows” (2011). Lo que ocurrió después es la historia de muchas bandas, tras el fugaz espejismo, publicaron el modesto “Beyond” (2013) y el ya abiertamente regular, “Grey Heavens” (2016) por lo que, honestamente, no esperaba nada en absoluto de su nuevo álbum y, menos aún, tras unas declaraciones, en una de las muchas entrevistas promocionales, en las cuales aceptaban no estar inventando nada nuevo, sino quizá mejorarlo. ¿Cómo puedes venderte a ti mismo, de cara a publicar tu nuevo álbum, de una manera tan torpe?

Esto, que podría ser tomado como un gesto de humildad, tras sus dos últimos esfuerzos me supo a excusa e hizo creer que continuarían por la misma línea y serían un nombre más a tachar pero, tras muchas escuchas y sin que llegue a maravillarme, debo aceptar que “The Burning Cold” es un disco entretenido, correcto al menos y más agradecido que los anteriores. De death metal melódico o, como muchos dicen, no sin maldad; melodeath con más de ‘mellow’ que melodía, propiamente dicha. Sin embargo, Omnium Gatherum pese a volcarse en ella tampoco renuncian a la agresividad y, no siendo sobresaliente y arrastrando algunos pecadillos propios del género, “The Burning Cold” suena infinitamente más inspirado y excitante que el aburrido “Grey Heavens”, por otro lado, tampoco era demasiado complicado lograr tal mérito.

Errores como la introducción “The Burning”, que no añade absolutamente nada, más allá del cliché que ya supone un disco que debería haber comenzado de manera fulgurante con la propia “Gods Go First” en la que la fórmula de Omnium Gatherum vuelve a brillar con luz propia, a la excelente producción hay que sumarle las acertadísimas guitarras de Markus Vanhala y Joonas Koto en un resultado final en el que es el teclado de Aapo Koivisto el que hace que el sonido de los suecos destaque por encima del de otras muchas banda similares. “Gods Go First” es pegadiza, es sencilla de recordar, pero no se siente fácil, Vanhala está sensacional con un solo lleno de emoción y la voz de Jukka Pelkonen en su justa medida de agresividad, rotura, guturalidad y desgarro. Pero algo parece torcerse tan pronto como suena la machacona “Redefining Fire” que es engañosa en sus primeros segundos y nos hace creer que es mucho más sólida de lo que en realidad es cuando parece pasada por la túrmix de In Flames (al igual que “Be The Sky”; es escucharla y pensar en Anders, Björn y Niclas). “Rest In Your Heart” les hace perder altura, siendo un medio tiempo que se aprovecha de un envoltorio más moderno, excesiva presencia de los teclados de Koivisto (lo poco gusta, lo mucho cansa) y un puente que es un derroche de azúcar y ñoñez, más propio de una banda de adolescente love metal, que de una de death sueco que se precie. Como me ocurre con la ochentera “The Fearless Entity” en la que, a pesar del esfuerzo de Jukka, los arreglos estropean el resultado final, siendo esta la tendencia o el poco acierto del resto de composiciones de un álbum con algún momento, pero demasiados traspiés.

Es por eso que la fuerza de “Over The Battlefield” y “Driven By Conflict” con Latvala dándolo todo, son tan agradecidas, o la épica “The Frontline” en la que los homenajes son obvios pero, como ellos mismos aseguran; en este caso sí mejoran lo anterior. La lástima es que “The Burning Cold” parezca desinflarse y ni “Planet Scale” (a pesar de Latvala) ni la lentísima y aburrida “Cold” nos hagan cambiar de opinión, mejorando el álbum en su recta final. Aunque no sea la munición de fogueo de “Beyond” o “Grey Heavens”, la pólvora de Omnium Gatherum sigue estando mojada. Una pena pero, en cierta manera, ya me lo esperaba…


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