Crítica: Black Sabbath "13"

¿Nos gusta el nuevo disco de Black Sabbath porque sí o porque nos recuerda a su material antiguo? Es complicado hablar de un disco que ha tardado tanto en materializarse, de ahí su nombre. Trece años desde que la formación original decidiese volver a grabar y, finalmente (como si de una profecía se tratase), ve la luz en pleno 2013 pero "13" no es solamente su decimonoveno álbum sino, tal y como canta Ozzy en "End Of Beginning"; "Is this the end of the beginning? Or the beginning of the end?" (¿Es éste el fin del comienzo o el comienzo del fin?) y es que, escuchando "End Of Beginning" en la apertura de este "13", uno tiene la sensación de volver a escuchar el disco "Black Sabbath" (1970), "13" debe ser el último disco de estudio de Sabbath y ha de ser así porque sólo así uno entiende este déjà vu sonoro y el final de "Dear Father" con la misma lluvia en mitad del bosque con la que les descubrimos en su primer álbum.

A finales del pasado siglo, Sabbath decidían volver y grabar un nuevo disco ante el que Tony se sentía excitado, tenían grandes canciones y esperaba poder grabarlas pero los compromisos de Ozzy dieron al traste la grabación. Una vez más era reclamado para grabar su próximo álbum de estudio, su reality para la MTV le quitaba mucho tiempo, se había convertido en todo un hombre de negocios con demasiados compromisos y Ozzy dejó de ser su nombre para convertirse en una marca alternando sus propias giras con las de Sabbath, creando su propio festival mientras su familia se tiraba los trastos en directo. De aquella reunión de Sabbath obtuvimos un par de nuevas canciones, "Psycho Man" y "Selling My Soul" pero Tony quería más y junto con Dio, publicaron "The Dio Years" (2007) lo que les animó a volver a trabajar juntos pero, una vez más Bill Ward, les dejaría en la estacada, así que recurrieron a la ayuda de Vinny Appice y grabaron el excelso "The Devil You Know" (2009) pero el destino le jugaría una mala pasada a Tony ya que Ozzy le demandaría por los derechos del nombre de Black Sabbath (no deja de resultar irónico que tras "Never Say Die!" de 1978, fuese el propio Iommi el que quisiese desvincularse del nombre y ahora fuese Ozzy quien le demandase) así que, la formación del "Mob Rules" (1981) pasaba a llamarse Heaven & Hell (como su disco de 1980) pero "The Devil You Know" sería, por desgracia, el único álbum que grabarían bajo ese nombre ya que en el 2010 Dio fallecía de un cáncer de estómago y, tras un año, un libro y una presentación la formación original de Sabbath volvía a la carretera pero, una vez más, el destino pondría a prueba a Tony y es que, si quería grabar y salir de gira, primero tendría que superar el linfoma que le había sido detectado y después lidiar una vez más con el desplante de Ward.

Es por eso que "13" se llama así, en una suerte de triscadecafóbico escenario en el cual los números arden para bien o para mal e igual que en muchas culturas el trece también es un número de buena suerte, finalmente hemos sido testigos del nuevo y último disco de estudio de Sabbath, producido por Rick Rubin y con Brad Wilk tras los parches. ¿Y cómo suenan Sabbath en el 2013? Pues auténticamente de lujo pero, aún así, en las semanas que llevo escuchando "13" he visto correr auténticos ríos de tinta; desde que la producción de Rubin no es la correcta y está a un volumen tan alto que ésta satura, a que la grabación o el bajo de Geezer suenan enlatados, que la voz de Ozzy no está a la altura como las composiciones o la portada o, la última y más ridícula, que Geezer, Iommi y Ozzy no son Sabbath sin Ward y la pegada de Wilk no es digna. Vayamos por partes.

Rubin se ha convertido en el gurú de nuestro siglo, aquel tras los mandos al que hay que recurrir cuando se quiere un producto de calidad, un milagro, una resurrección o una vuelta de tuerca y en "13" lo logra. El disco suena orgánico y con esto quiero decir que suena a cuatro tipos tocando en una habitación, sin más aditivos, suena crudo y desprovisto de cualquier sobreproducción, los escasos efectos sonoros suenan tan analógicos como la distorsión de Iommi o la poquita "reverb" en la voz de Ozzy y lo que hace sonar alto la mezcla no es la grabación o producción, por favor, no seamos ridículos. Por otro lado, "13" no satura por mucho que le subas el volumen (menuda ridiculez de prueba) pero, aún así, "13" es un disco que debe sí o sí reproducirse alto, no se entiende un álbum de esta envergadura a bajo volumen. Criticar la producción de Rubin para Sabbath es pecar de soberbia e ignorancia, querer buscarle un "pero" a un retorno grandioso. Respecto a la escapada de Ward, no olvidemos que ha sido una de las grandes ausencias en el "universo Sabbath" tras la primera época y que siempre (bien por operaciones, problemas cardíacos, adicciones, enfrentamientos irreconciliables, desacuerdos en la dirección musical del grupo y disputas legales) ha sido el miembro que más veces les ha dejado, por una o por otra. ¿Acaso los Sabbath de Dio eran menos Sabbath por no contar con Ward, acaso en los ochenta Iommi no tenía derecho a tocar bajo el nombre de Sabbath por no tener a Ward o Geezer tras de sí? Por mucho que nos duela, Sabbath son la pluma de Geezer, la voz de Ozzy y los riffs del maestro Iommi, Ward aportó un toque seco y primitivo a los primeros discos pero podría haber sido él, Appice o cualquier otro. No menosprecio su aporte sólo lo sitúo en su justo lugar. Su sustituto, Brad Wilk (aunque no sea santo de mi devoción) le considero un músico apropiado, tanto en Rage Against The Machine como en los superficiales Audioslave, demostró que, aunque procedente de los noventa, su manera de tocar es sencilla y atemporal, con la suficiente contundencia como para acompañar a Sabbath pero lejos de los fuegos artificiales de cualquier batería de Metal actuales. Wilk, aunque nos cueste reconocerlo, está más cerca de Ward que muchos.

Los temas que componen "13" son completamente nuevos pero muchas de sus ideas vienen de la última década, han sufrido un proceso de lenta maceración y han sido pulidos hasta la extenuación. Hay tantos riffs, solos, progresiones, líneas de bajo y cambios de ritmo que resulta imposible evaluar el disco en unas pocas escuchas. De ocho temas, cinco superan los siete minutos y, lo mejor de todo, es que ninguno se hace pesado, son dinámicos y variados, imposible aburrirse con ellos. Las letras de Geezer están a la altura de la jugada y, aunque levemente apocalípticas, tocan diversos temas sociales que las revisten de cierta actualidad (como "Dear Father"), la guitarra de Iommi es capaz de sonar como una plancha de acero (esa misma que le cortó la yemas de los dedos) y barrer todo a su paso con sus monolíticos riffs para, literalmente, abrasarte en los solos. Y, por último, la voz de Ozzy... Cualquiera que haya seguido la carrera del Madman, desde sus comienzos hasta los últimos años podrá dar fe de que nunca ha poseído un chorro de voz como Halford, Dickinson o Dio pero sí tan característica y especial como para darle a la música de Sabbath justo lo que necesita, Ozzy canta sobre los riffs de Iommi, sigue las notas y su peculiar tono le da a Sabbath el toque de locura, demencia y oscuridad que necesita. 

"End Of Beginning" y su riff nos pasan por encima, ahí está el famoso tritono del diablo que hiciese famoso a los Sabbath, ahí está la guitarra de Iommi, el siniestro bajo de Geezer y la voz de Ozzy. Un comienzo de diez, transmite misterio e intranquilidad y nos lleva de vuelta a 1970, hasta que a los dos minutos y medio, la guitarra de Iommi se encabrita y nos regala uno de esos riffs para el recuerdo y Ozzy canta "Release your mind. Fast forward to the secrets of your soul.Your life's on overload. Is this your fate?" y aúlla "You might be lost and confused, a second chance no time to lose" para llegar al auténtico clímax con "Reanimation of your cyber sonic soul. Transforming time and space beyond control; Rise up and resist to be the master of your fate.Don't look back before today-tomorrow is too late" y el riff continua su senda hasta que un solo lleno de Wah nos quema los oídos. Pero quizá, el mejor momento llega cuando la guitarra entra en medio tiempo y Ozzy nos dice, muy setentero y beatleiano, ése "You don't want to feel... Analyze a new reality. Keep inside until they set you free. Alright-okay till they set you free... Alright-okay till they set you free...". Si antes de escuchar "13" alguien me hubiese dicho que Sabbath serían capaces de hacer a estas alturas una canción así habría pensado que miente, no sólo supera todas mis expectativas sino que me emociona como su material más antiguo.

La densísima "God Is Dead?" nos narra, desde una perspectiva nietzscheana, una explicación plausible a lo que ocurre actualmente. ¿Acaso ha muerto Dios? Su ritmo es lúgubre y serpenteante, como las volutas de humo de un cigarro o el movimiento de una serpiente. Pero, como la anterior, estalla en mil pedazos y a los seis minutos se desboca sin que Ozzy o Iommi puedan pararla. El riff vuelve a ser auténticamente brutal pero no sería justo dejarse a Geezer a un lado y es que la línea de bajo es simplemente impresionante. 

Comparar "Loner" con "Paranoid" sólo está a la altura de las mentes más ineptas de aquellos que se dedican a hacer críticas por encargo a pocas horas de haber visto la luz las canciones. "Loner" es un grandísimo tema con un riff apabullante pero, sin embargo, la canción eclosiona con el solo de Iommi, justo tras la bellísima estrofa de Ozzy que acaba con "I wonder if he will be happy when he's dead"

Y volvemos al mundo de las comparaciones con aquellos que son capaces de establecer una relación directa entre "Planet Caravan" y "Zeitgeist". Esta última, con unos arreglos acústicos exquisitos, juega en otra liga diferente. Cuarenta y tres años más tarde, "Zeitgeist" cumple a la perfección y se muestra como una balada desoladora y sombría, muy lejos de un himno de estadio o una balada coreable en un gran estadio. Me parece jodidamente grande, sorprendente, que a estas alturas de la película sean capaces de llegar a estos registros en los que Sabbath suenan minimalistas y, al mismo tiempo, bluesy y folk. Pero ésta será la única canción que nos de tregua en "13", "Age Of Reason" nos noquea de nuevo, con más groove que las anteriores pero un riff igual de demencial y un trabajo maravilloso de Wilk que parece entrar en disputa con la seis cuerdas de Iommi y entrar, de nuevo, en la mejor parte del tema de la mano de Geezer y Ozzy con esa letra que arde como los números de la portada; "These time are heavy and you're all alone.The battle's over but the war goes on. Politics, religion, Love of money too. It's what the world was built for but not for me and you" y, de vuelta, al riff de Iommi y un solo lleno de sentimiento, capaz de llevar nuestras emociones a lo más alto.

"Live Forever" y de vuelta a los setenta con una de las mejores canciones del disco con un riff por el que matarían miles de grupos actuales, un estribillo para la historia, "Well I don't wanna live forever but I don't want to die... I may be dreaming or whatever I live inside a lie!" y una estrofa que entra salvaje y nos devuelve a los mejores Sabbath con "Days pass by too soon. Waiting for the rising of the moon. No escape from here. Facing death but is your concious clear?" y tras el estribillo otro solo de Iommi igual de salvaje o más que el de "Age Of Reason".

Quedan dos canciones para acabar uno de los álbumes más esperados de la década, dieciséis minutos, con "Damaged Soul" y unos Sabbath para los que el tiempo parece no haber pasado. "Damaged Soul" está más cerca del Blues que del Metal pero esto no impide que la guitarra de Iommi vuelva a romper de nuevo el ritmo y se acelere mientras Geezer o Wilk se esfuerzan por seguirle. ¡Bendito Iommi, qué manos! Y, como colofón, la polémica "Dear Father" con uno de los mejores y más punzantes estribillos de todo el disco "Dear father forsaken, you knew what you were doing. In silence your violence has left my life in ruin, yeah.", otro riff para el recuerdo y un proustiano final con la misma lluvia, cuarenta y tres años después, que nos mojaba en la campiña inglesa, esa misma que hace décadas escondía en un molino la guarida de una bruja y ahora las cenizas del trece que Sabbath quemó para realizar la portada de "13". Se puede pedir más pero no es humano, Black Sabbath han vuelto con uno de sus mejores discos en muchos, muchos años. Somos afortunados, ellos lo han creado y a nosotros ahora nos toca escucharlo y vivirlo. Grande es poco.

© 2013  Jim Tonic