Crítica: Audrey Horne "Youngblood"

Si alguien te dice que Audrey Horne son noruegos, que sus miembros vienen de Enslaved o Gorgoroth (aunque esto último sea un poco gratuito porque el bajista ya no está) pero que no van pintados como osos panda, no cantan a Satán ni contra la invasión cristiana en época vikinga, que su nombre viene de mi amada Twin Peaks y uno de los ídolos sexuales de todo chaval que viviese la serie en los noventa con Sherilyn Fenn al frente y que, aunque éste no sea su primer disco, sí que es un punto y aparte gracias a la incorporación de Espen Lien al bajo y las ganas renovadas en el grupo, ¿cómo te quedarías? Seguramente, si eres un fan a muerte del Black Metal y sueñas con Fantoft ardiendo en mitad de la noche, Audrey Horne no te harán ninguna gracia y lo último que desearás es verles en un festival como el Hellfest pero, aunque parezca mentira, Audrey Horne y su cuarto disco (que es como su primero ya que han renacido desde aquel "No hay banda" del 2005) están subiendo como la espuma, copando titulares siendo entrevistados por las principales publicaciones especializadas y tocando en algunos de los mejores festivales de Europa.  

No sabemos lo que les deparará el futuro pero está claro que "Youngblood" es uno de los grandes discos de este año y hay que prestarle atención como es debido. Es verdad que las guitarras con las que "Redemption Blues" descorcha este disco parecen otra cosa y cuando arranca la canción nos encontramos con Hard Rock melódico de ese que tanto gusta en la onda media, no pasa nada. "Redemption Blues" es un gran single, pegadizo como ninguno y con un estribillo sencillo y fácil de recordar (por no hablar del simpático video). Y es que una cosa que les honra a Audrey Horne, a parte de querer rescatar un tipo de música que ya no se hace pero con un envoltorio más actual, es que no nos llevan al engaño; están aquí para hacerse oír, quieren llegar alto, sonar en la radio y, por mucho que nos duela a todos aquellos que tenemos el corazón un poquito lleno de la negrura del Black, otros géneros más extremos no están destinados para el gran consumo pero "Redemption Blues" sí y se nota en su riff, en su batería, en sus punteos y solos, en el tratamiento de la voz e incluso en su estructura, está escrita y grabada para romper las listas.

Como "Straight Into Your Grave" que esta vez sí que nos lleva a los setenta u ochenta más hardrockeros, manos arriba y a saltar. Las guitarras traquetean como un tren de mercancías, suenan afiladas y la voz es elevada por los coros, otra maravilla que nos deja sin aliento para una guitarra que raspa como una lija en "Youngblood" y, aunque baja las revoluciones, sigue siendo todo un himno. Tres de tres, ¿quién da más? El solo suena "gordo" y lleno de graves y medios pero con mucha definición y lleno de distorsión, luego las guitarras se doblan y volvemos al estribillo de nuevo. 

Descanso en "There Goes A Lady" que se convierte en un medio tiempo lleno de ritmo y otro estribillo ganador. Todas las canciones están hechas para convertirse en singles, con vocación de clásicos atemporales. "Show And Tell" es puro heavy clásico pero pasado por la túrmix del Rock más comercial, ¿algún problema? Quizá es la más floja del disco, una lástima que pronto arreglan como tahures en "Cards With The Devil" con un comienza mágico y diferente, sin embargo ya han bajado el nivel compositivo en las últimas dos y eso se nota, menos mal que lo arreglan con "Pretty Little Sunshine" y su ritmo machacón, me gusta la letra y cómo las guitarras guían a la voz cantando al unísono, grande, muy grande.

Aunque "The Open Sea" suena muy moderna quizá es otro bajón sustancial que hace que este "Youngblood" baje la nota pero Audrey Horne pelean hasta el último minuto en la dura "This Ends Here" que viene a poner las cosas en su sitio hasta "The King Is Dead" que viene a confirmar que la primera cara de este "Youngblood" es lo mejor de todo el disco y, a partir de la quinta canción pierden algo de fuelle. Para los que tengan ganas de más, "I Wanna Know You" como "bonus track" nos deja bien claro que podrían haber hecho un disco redondo si hubiesen querido, que "This Ends Here" suena igual de bien producida que como maqueta y que "The Open Sea" es un tostón la toquen como la toquen (a pesar de que gana sin tanta sobreproducción).

Y para todos aquellos que se hayan quedado dándole vueltas al nombre de la banda por la simpática y morbosa referencia y sigan pensando en quién fue su primer bajista; sí, amigos, el mismísimo King Ov Hell (aka Tom Cato) ahora en God Seed. Como se empeñan en recalcar Audrey Horne; no es raro que muchos músicos de Black Metal tengan gustos diferentes y sean capaces de desarrollar proyectos paralelos de música Pop, Folk o Hard Rock, lo que pasa es que al resto de Europa no llegan porque no se suele entender que un artista que canta a Satán también disfrute cantando por Thin Lizzy o Kiss. Bendita Noruega.

© 2013  Tío Calambres