Fallujah, la banda originaria de San Francisco, ha sabido cimentar un espacio único en el death metal técnico, fusionando brutalidad con una sensibilidad melódica que roza lo sublime. Su sexto trabajo, "Xenotaph" (2025), editado tras "Empyrean" (2022), eleva su propuesta a un nuevo nivel de sofisticación. Con Kyle Schaefer en las voces, Scott Carstairs y Sam Mooradian en guitarras, Evan Brewer en el bajo y Kevin Alexander en la batería, el grupo entrega un álbum que precisión técnica con una narrativa de ciencia ficción que transporta al oyente a galaxias desconocidas. Comparado con obras de bandas como Beyond Creation o The Faceless, "Xenotaph" (2025) brilla por su audacia creativa, integrando atmósferas orquestales, riffs cortantes y una emotividad que desafía los límites del subgénero, reafirmando el virtuosismo de Fallujah y posicionándose como un referente en el death metal progresivo actual. "Xenotaph" (2025) es una experiencia inmersiva que redefine lo que el death metal puede lograr. La producción, manejada por Dave Otero y Mike Low, es cristalina, permitiendo que cada instrumento destaque sin perder la cohesión del conjunto. Canciones como "The Crystalline Veil", y sus interludios sinfónicos, o el cierre monumental de "Xenotaph", fascinan a la primera escucha por su capacidad de combinar ferocidad con una belleza casi etérea. Desde su debut con "The Harvest Wombs" (2011), Fallujah ha mostrado una evolución constante, sintiéndose este álbum como una cima para la banda.
El viaje comienza con "In Stars We Drown", una canción que abre con texturas celestiales antes de desatar una tormenta de death metal con ecos de los años noventa. Kyle Schaefer alterna guturales abrasivos y voces melódicas, mientras Scott Carstairs construye riffs que oscilan entre lo técnico y lo melódico. "Kaleidoscopic Waves" sorprende con influencias de jazz fusión y una atmósfera envolvente, donde Brewer y Alexander exhiben su destreza rítmica. "Step Through the Portal and Breathe" destila melancolía, con versos como "el tiempo fractura el alma, entre el caos y la razón" que añaden una dimensión aún más poética a los riffs intrincados. Mientras que "Xenotaph", la canción, con sus siete minutos, es un coloso que captura la esencia del álbum, mezclando pasajes sinfónicos con una intensidad técnica deslumbrante de una colección de canciones que, desde "Labyrinth of Stone" hasta "A Parasitic Dream", refleja la ambición de Fallujah por trascender las fronteras del death metal, creando un universo sonoro que es tan épico como introspectivo.
Escuchar "Xenotaph" (2025) es embarcarse en una odisea que desafía las expectativas del death metal más técnico. Fallujah no solo demuestran su habilidad para componer música compleja, sino que también inyectan alma y emoción en cada nota, algo que los distingue de muchos de sus contemporáneos. La producción, como antes señalaba, es impecable, logrando que cada instrumento brille sin sacrificar la intensidad del conjunto. Personalmente, este álbum me ha cautivado por su capacidad de equilibrar la brutalidad con momentos de belleza casi trascendental, como en los interludios sinfónicos de "The Crystalline Veil" o el cierre épico de "Xenotaph". La evolución de Fallujah desde sus inicios en "The Harvest Wombs" (2011) hasta este punto es enorme, y "Xenotaph" (2025) se siente como la culminación de su viaje creativo hasta el momento. Para los amantes del death metal progresivo, este disco es una obra maestra que invita a múltiples escuchas para desentrañar todas sus capas. Fallujah no solo han elevado el estándar del género, sino que han creado un universo propio, consolidándose como una de las bandas más innovadoras de la escena actual.
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