Crítica: Queens Of The Stone Age “In Times New Roman...”

Como espectadores, solemos ser una panda de cabrones porque, siendo la envidia el pecado capital para los de nuestra tierra, es verdad que cuando nuestros ídolos pasan por una mala racha, sentimos cierto alivio -no exento de egoísmo con esas trazas cainitas- que el universo equilibra las cosas y da igual lo famoso, acaudalado, inteligente o genial que seas, que la vida se encarga de segarte y dejarte a la misma altura que al resto. Es esa estupidez de justificación por la que algunos aseguran la humanización del artista, una suerte de eufemismo que dice más del que lo escribe, que del que lo sufre. En el caso de Josh Homme, sus últimos años han podido ser, fácilmente, una auténtica bajada a los infiernos; a sus problemas de agresividad, se sumaron los personales con su pareja, órdenes de alejamiento de por medio, la pérdida de uno de sus mejores amigos (nuestro querido Mark Lanegan) y la intervención para extirpar un cáncer del que tampoco ha querido dar demasiadas explicaciones (estando en todo su derecho, por supuesto) pero que dan buena medidas de los años más oscuros de Homme, esos que, inevitablemente, se sienten a lo largo del minutaje de las canciones que integran "In Times New Roman…", un disco que no es capaz de mirar de tú a tú a “Songs for the Deaf” (2002), “Rated” (2000) o esa obra maestra que es “...Like Clockwork” (2013) pero supera con creces “Villains” (2017), un álbum por el que recibimos muchísimas ataques a raíz de nuestra crítica y que el tiempo se ha encargado de confirmar como uno de sus esfuerzos más tibios, aunque valientes…

"In Times New Roman…" no es un disco perfecto, Homme y nosotros lo sabemos, pero contiene las canciones y, fundamentalmente, la actitud. “Obscenery” es el groove chulesco de guitarras crudísimas que todos necesitábamos escuchar en un disco de Queens Of The Stone Age, mientras que “Paper Machete” es la más accesible y aquella que golpea con más fuerza, gracias a su pegadizo puente, además del bonito riff o el falsete, que encaja a la perfección en la voz de Homme. “Negative Space” o el single “Emotion Sickness” (la que más suena a QOTSA) son buenos ejemplos de una banda que parece cerrar filas sobre un Homme que recurre a su mordaz sentido del humor para, en clave, lidiar con sus problemas. Una fórmula que funciona en algunas ocasiones, pero en otras, “Time And Place” o “Made To Parade”, bloquean la sensación de avance en un disco en el que se huele el crepitar de las válvulas ardiendo en los cabezales de los amplis y sólo remonta el vuelo cuando el soul hace acto de presencia en “Carnavoyeur” o las guitarras queman por The Clash en “What The Peephole Says”, como en “Emotion Sickness”, otro de los adelantos de un álbum que se despide con auténtica actitud como ocurre en “Straight Jacket Fitting” (a la que sobran seis minutos, al menos) o canciones menores, como “Sicily” (que podría haber formado parte de “Villains”).

Homme, Troy Van Leeuwen, Dean Fertita, Michael Shuman y Jon Theodore han grabado un buen álbum que les permite girar y posee una oscuridad atrayente, además de momentos de genialidad que, por momentos, logran que olvides de que faltan buenos y luminosos singles, a pesar de contener esas canciones mencionadas al principio, pero "In Times New Roman…" se siente como un disco de transición o, por lo menos, el que necesitaba Homme para seguir vivo y lograr que la carrera de Queens Of The Stone Age volviese a latir. Si es así, no hay queja alguna, pero el próximo álbum -si es que lo hay- debería ser el de elevación, esperemos que sea así y “...Like Clockwork” (2013) no se convierta en un hito insuperable. 

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