Crítica: Me And That Man "New Man, New Songs, Same Shit, Vol.2 ..."

Vaya por delante de que si critico negativamente este proyecto de Darski es porque amo su música cuando se viste de Nergal y no cuando hace de King Dude. Como también que el primer disco de este proyecto, “Songs of Love and Death” (2017) me pareció abominable y si "New Man, New Songs, Same Shit, Vol.1" (2020) parecía sensiblemente mejor fue por las colaboraciones y alguna que otra canción que parecía todo un salto cualitativo pero, ya por entonces, auguraba dos posibles vías para Me And That Man (me da igual si con Porter o sin él) y el polaco ha elegido por la fácil; no espaciar la continuación de aquel y tirar por el mismo derrotero pero con canciones inferiores y colaboraciones de relumbrón aunque quizá no tanto como en el primer volumen. Para que el lector me entienda; las canciones de "New Man, New Songs, Same Shit, Vol.2” son peores que en la anterior entrega, suenan mejor, pero el resultado sigue siendo de baja calidad. Da igual que toque Gary Holt o cante Myrkur, que colaboren Hank Von Hell, Devin Townsend, Blythe o Abbath, la sensación es la de una panda de amiguetes a la que Nergal le ha encasquetado canciones que no merecen mucho la pena y ni con toda la producción del mundo se pueden arreglar.

Es cierto que produce toda la pena del mundo escuchar a Von Hell, pocas horas después de habernos enterado de su muerte y es que tras enterarme de la noticia no pude menos que recordar aquella vez que le vi con Turbonegro, presentando “Party Animals” en 2005, y me invade la melancolía de saber que se ha marchado con una carrera en solitario tan breve pero genial y tan joven, ahora que parecía plenamente recuperado. Pero, pese a ello y la colaboración del noruego, “Black Hearse Cadillac” es mala con dolor y sólo levanta el vuelto en su segunda parte. Nergal prosigue su camino por asemejarse a Cave o Dude, por supuesto que sí, y tira de amistades, como es el caso de Tobias Forge (aquí Mary Goore) en “Under The Spell”, sonando más nasal que nunca, cuya música es pegadiza pero no termina de despegar. Algo similar ocurre con “All Hope Has Gone” y la ayuda de Gary Holt y Jeff “Mantas”, además de la aportación de Blaze Bayley (el ex vocalista de Maiden siempre me ha caído bien, pero me parece un vocalista mediocre, lo siento), sólo puedo salvar el solo.

 

“Witches Don't Fall In Love” con Kristoffer Rygg no es la peor del conjunto, pero suena pueril y quizá el error, como con todo el disco, sea mío, porque sabiendo de la pasión de Olve por Lemmy, pensé que “Losing My Blues” tendría su ritmo traqueteante y sería puro rock ‘n’ roll, pero no, Nergal, Abbath, Chris Holmes y Frank The Baptist firman una canción olvidable que se convierte en un medio tiempo con aires de blues-rock de los cincuenta y el croar del antiguo vocalista de Immortal, pero plana en su desarrollo. "Coldest Day In Hell" con Ralf Gyllenhammar y Douglas Blair es quizá la más interesante por su descarnada interpretación, como “Year Of The Snake” con una leyenda como David Vincent que gana enteros a pesar del robo a Nick Cave, mientras que “Blues And Cocaine” roba el riff de “The Jean Genie” de Bowie, camuflando la guitarra de fuzz. 

 

Aunque "New Man, New Songs, Same Shit, Vol.2” puede ir a peor, mucho peor,  “Silver Halide Echoes” con Randy Blythe es interesante, por desmarcarle de su registro habitual, pero la canción es una de las más aburridas del disco, con permiso de “Goodbye” y la clara constatación de que Alissa White-Gluz es mejor que siga cantando con guturales en Arch Enemy, ya que su garganta es bastante escasa cuando canta melódica y recurre a las tretas de cualquier aspirante de programa de talentos cuando pretende colarnos el gol por la escuadra haciéndonos creer que puede acercarse a una tonalidad propia de las prodigiosas gargantas negras que cantan sin esfuerzo, mientras que a la de Quebec se la siente sufrir en los últimos coletazos de un disco en el que la colaboración con Myrkur (ya sabemos, ese subproducto surgido de la mente de Ulver), “Angel Of Light”, hunde aún más la recta final de un disco que no entra ni con sal de frutas y cuyo final con Chris Georgiadis y "Got Your Tongue" es un robo a la clásica “John The Revelator”, pasada por las aguas del sonido más fácil y radiable.

Sé que el Nergal de "Zos Kia Cultus (Here and Beyond)" (2002), "Demigod" (2004) o "Evangelion" (2009) queda ya lejos y, seguramente, el polaco no tenga ninguna intención en volver a ello, pero una cosa es firmar un disco tan discreto como "I Loved You at Your Darkest" (2018) y otra muy diferente es grabar algo como esto. Haciendo célebre el meme; si mi nieto me pregunta quién fue Nergal, le enseñaré “The Satanist” (2014), si me pregunta de qué murió le pincharé "New Man, New Songs, Same Shit, Vol.2” para que no se confunda.


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