Crítica: Altitudes + Attitude “Get It Out"

No tengo nada en contra de los proyectos paralelos de músicos ya consagrados pero ello no oculta la gran verdad de que, por ejemplo, en el caso que nos ocupa, si Altitudes + Attitude no estuviese integrado por Frank Bello (Anthrax) y David Ellefson (Megadeth), con la ayuda de Jeff Friedl (A Perfect Circle) y la participación de artistas como Ace Frehley (KISS), Gus G (Ozzy Osbourne, Firewind), Satchel (Steel Panther), Christian Martucci (Stone Sour), Jon Donais (Anthrax) o Nita Strauss (Alice Cooper), ni siquiera me habría molestado en escuchar “Get It Out” y ellos mismos, tanto los protagonistas de este proyecto, como los artistas invitados, lo saben más que de sobra. Con un EP ya publicado, siendo este su primer álbum, el principal escollo con el que nos encontraremos es la ausencia thrash pero ahí reside la gracia de estas aventuras, de estos escarceos musicales, y es la posibilidad que le brinda a muchos músicos para salirse de sus coordenadas habituales. Pero, aunque nadie pueda sentirse herido en su orgullo thrashero, bien es verdad que sorprende lo domesticado de su sonido. “Get It Out”, no es un mal álbum; pero tampoco uno bueno y eso es lo peor de todo, cuando una obra no causa ninguna sensación, sino indiferencia y termina cogiendo polvo en la estantería. Canciones directas y accesibles, con tendencia al rock alternativo de FM, más cercanos a Foo Fighters o a bandas de finales de los noventa y de primeros de década, de teleserie o “telefilme” de después de comer, rollito universitario e intrascendencia a raudales, pergeñada por músicos de pedigrí que peinan canas y buscan el correspondiente escape de Ian o Mustaine para refugiarse en las tibias aguas de canciones como la inicial “Get It Out” o el homenaje a “Everlong” que parece “Late”, en la que no hay ni un solo segundo de originalidad y resulta tan previsible en sus giros emocionales, su fraseo, estrofas y estribillos, como una latente migraña.


Un riff robado a Motörhead, “Out Here”, que termina convertido en rock de campus ante la falta de un batería como Mikkey Dee, el autoplagio de “Part Of Me” o la punky-pop, “Slip”. Canciones producidas en cadena por Jay Ruston, con el mismo tratamiento estándar, sin sobresaltos y que podría haber compuesto un Rivers Cuomo en horas bajas (“Talk To Me”) o grupos de menos chicha y olvidados en el tiempo como los insoportables Wheatus. Bello se esfuerza y da lo mejor de sí mismo, pero no es Belladona, tampoco Bush, como Ellefson tampoco es Mustaine a la guitarra. Ambos se reparten las tareas abusando de una distorsión adolescente y el delay contenido de Angels And Airwaves, en un álbum inconsistente y sin coherencia (“Leviathan”), en el que ni siquiera los invitados son capaces de mejorar el resultado o aportar valor añadido a unas canciones en las que ni siquiera la presencia de Plant, Page, Jones o Bonham sería capaz de resucitar.

“Cold” o “Another Day” son claros ejemplos de material que otras bandas habrían descartado en el estudio, no aportan absolutamente nada al disco, como el interludio que es “All There Is” o “Booze And Cigarrettes” en la que parecen perder fuelle considerablemente, antes de caer más bajo que nunca en “Tell The World” o sonar como los nietos de Anthrax en “Here Again”. Tanto a Bello, como a Ellefson les tengo en gran estima por los grandes momentos que me han hecho pasar, pero “Get It Out” llega tarde para ser parte de la banda sonora de “American Pie” y es completamente prescindible a todos los niveles y disfrutable tan sólo para aquellos que tienen el tiempo por condena y disfrutan paseando en círculos en un patio, sin nada más que hacer.


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