Crónica: Iron Maiden (Madrid) 14.07.2018

SETLIST: Aces High / Where Eagles Dare / 2 Minutes to Midnight / The Clansman / The Trooper / Revelations / For the Greater Good of God / The Wicker Man / Sign of the Cross / Flight of Icarus / Fear of the Dark / The Number of the Beast / Iron Maiden / Encore: The Evil That Men Do / Hallowed Be Thy Name / Run to the Hills /

Puede que a muchos les parezca un sacrilegio, pero tenía poca confianza en Maiden. El motivo no es su inmensa profesionalidad y sus directos, ¡es casi imposible salir defraudado de uno de ellos! Pero soy de esos a los que la eterna gira Maiden England y The Book Of Souls Tour no me terminaron de gustar y no puedo decir que no les diera la oportunidad, cinco veces en tan sólo dos giras es demasiado para alguien que ama la música en general y no dedica su cuerpo, alma y nómina en seguirles por cada ciudad en exclusiva. Sin embargo, amo a Maiden, y es por ello que seguiré asistiendo religiosamente a todas sus giras, comprando sus discos y devorando cada palabra que escriban (como es el caso de la biografía de Bruce, ¿Qué hace este botón? What Does This Button Do?). Pero, en efecto, aquellas dos giras no me convencieron, allí estaban Maiden (y, por suerte, un incansable Bruce que vencía al cáncer con la misma fuerza e ilusión con la que canta, escribe o pilota) pero algo no me terminaba de gustar y sí, soy de también esos a los que “The Book Of Souls” nunca le ha gustado desde el día de su publicación y escuchar en directo “Tears Of A Clown” o “The Red and the Black” suponía un auténtico coñazo, nadie me lo puede negar cuando en el concierto la gente aprovechaba para ir a los aseos, la barra, las camisetas o ensimismarse con el móvil. No digo que “The Book Of Souls” sea un mal álbum (eso es del todo imposible para Maiden) pero no el disco que quiero escuchar de ellos.

Por lo tanto, el anuncio de una gira como Legacy of the Beast pintaba muy bien gracias a ese reencuentro con las canciones de toda la vida y algunas rescatadas del baúl del tiempo que, sin embargo, luego en concierto deslucen frente a otras cuya sombra es enormemente larga. Habiéndoles visto en Francia, hace tan sólo dos semanas, la verdad es que la única pega que puedo ponerle a esta última gira es la falta de ese dinamismo en el repertorio que prometía Bruce, esas sorpresas. Soy consciente de que Maiden ejecutan con precisión el mismo concierto cada noche, que no son una banda que cambie y deje espacio a la interpretación, pero esperaba el regalo de una única canción diferente en cada ciudad y lo que vi hace dos semanas en esta gira fue exactamente lo mismo a la noche del sábado en Madrid. Por otra parte, ¿alguna queja? Ninguna.

Con dos invitados de lujo como Sabaton y Gojira, la noche prometía ser verdaderamente histórica en Madrid. Los de Joakim Brodén‎ gozan de mi respeto gracias a sus ganas, profesionalidad y esas canciones repletas de energía y épica, con “The Last Stand” (2016) aún como último álbum (en el que centraron su concierto) y un nuevo título prometido para este año, Sabaton desplegaron toda su artillería (nunca mejor dicho) y arrancaron con “Ghost Division” de “The Art of War” (2008), del que también interpretaron “Swedish Pagans”, o “Carolus Rex” (de su disco del mismo nombre), sin embargo, “The Last Stand” sigue siendo el protagonista y así se demuestra con “Winged Hussars”, “Shiroyama” o la homónima. De “Heroes” rescataron “Night Witches” y “To Hell And Back”, mostrando Brodén y Sundström que Sabaton están en plena forma, aún teniendo que abrir a plena luz del día y con un sol auténticamente abrasador para un verdadero monstruo como Maiden.

Sin embargo, a quien más ganas tenía de volver a ver era a Gojira, los de Bayona, con los hermanos Duplantier al frente han crecido de manera exagerada en los últimos años. También es cierto que “L'Enfant Sauvage” (2012) fue el empujón definitivo que necesitaban en una discografía en la que no veo fallo alguno. Es verdad que “Magma” (2016) es el más diferente y que no lo disfruto tanto como “The Way Of All Flesh” (2008) o “From Mars To Ruins” (2005) quizá porque las señas de identidad de Gojira quedan desdibujadas, pero en directo siguen siendo tan geniales como siempre. Joe Duplantier y Jean-Michel siguen queriendo comerse el escenario, igual que Christian Andreu y Mario que es, simplemente, uno de los mejores baterías del momento. “Toxic Garbage Island” y “L'Enfant Sauvage” tendieron un vigoroso puente de death metal con “Silvera” y “Stranded” que, en directo, aún no siendo el terreno en el que mejor se mueven, no desentonan frente al resto (que nadie me diga lo contrario, también estuve en la gira francesa de presentación de “Magma”, hace dos años, y sigo opinando lo mismo…). Precisamente, de su último álbum, interpretaron también “The Cell” y “The Shooting Star”, apoyándose en “Flyig Whales”, “Backbone” y “Vacuity” de “From Mars To Sirius” y “The Way Of All Flesh”, respectivamente. Disfruté muchísimo de los hermanos Duplantier (a pesar del extrañísimo cartel formado por una banda de power, una de death técnico y otra clásica de NWOBHM, para los que semejante etiqueta se les quedó pequeño hace ya mucho tiempo), no puedo decir lo contrario, y les sigo teniendo el mismo cariño de siempre, Gojira son grandes y lo demostraron.

Pero cuando suena el clásico de UFO, es difícil contener la emoción y más si el concierto se inicia con “Aces High” y un enorme avión sobre un Bruce Dickinson para el que semejante escenario se le queda pequeño, al igual que para el incombustible Steve Harris, ametrallándonos con su clásico bajo, cualquiera que les vea sobre el escenario no puede guardar duda alguna de que aman lo que hacen y lo contagian cada noche a miles de personas, quizá ese sea el secreto de su éxito (junto a su talento, genio y duro trabajo a lo largo de los últimos cuarenta años. Una receta sencilla, ¿verdad?). “Where Eagles Dare” y la histórica “2 Minutes to Midnight”, simplemente mágico. Como acordarse de “The Clansman” (la cual hacía que no escuchaba en la voz de Dickinson desde su gira “Give Me Ed... 'Til I'm Dead”, hace la friolera de quince años) y que sigue siendo igual de emotiva y cargada de fuerza.

Es verdad que hemos escuchado “The Trooper” hasta la saciedad pero, ¿a quién no se le sigue saliendo el corazón del pecho con ella en directo? De “Piece Of Mind” recuperan “Revelations” con acierto mientras que de “A Matter of Life and Death”, “For the Greater Good of God” que formará una dupla un tanto árida con “Sign of the Cross” de “The X Factor” (recuerdo aquella gira que presencié con el simpático y entrañable Blaze…) de la que rápidamente se recuperan con “The Wicker Man” (del gran álbum de regreso de Dickinson, “A Brave New World”) y “Flight Of Icarus” (también de “Piece Of Mind”).

De la recta final de infarto, me quedo con la magnífica interpretación de Bruce Dickinson en “Fear of the Dark”, sencillamente mágica, uno de los grandes momentos de esta gira que nos llevó a “The Number of the Beast” y la siempre punky “Iron Maiden” en unos bises a la altura de su leyenda con “The Evil That Men Do”, “Hallowed Be Thy Name” y “Run to the Hills” y miles de caras felices como niños en Navidad. De esta gira me quedo con la energía de Bruce y Steve, el buen saber hacer de Adrian y Dave, el carisma de Nicko y, por fin, un Janick mucho más participativo a las seis cuerdas. Una gira, un concierto, una noche histórica, que sirvieron para que me reconciliase con Maiden, si es que hacía falta después de veinticinco años en sus filas.

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