Crítica: Dead Cross “Dead Cross”

No puedo decir que me sienta decepcionado con el álbum de Dead Cross; este tipo de proyectos suelen producir efectos desiguales, grandes momentos que terminan desvaneciéndose por la apretada agenda de sus miembros o sonoros fiascos (como vemos, la obsolescencia programada está garantizada en la naturaleza de estos discos). En este caso, a Michael Cain (Retox) y Justin Pearson (Retox pero también The Locust) se han sumado dos auténticos reclamos como Mike Patton y Dave Lombardo, la expectación está más que justificada. Pero, ¿merece la pena el álbum de Dead Cross? Desde el punto de vista formal; en el caso de que el que escribe esta crítica, hubiese estado en coma durante los últimos treinta años y no supiese de la existencia de Lombardo o Patton, este álbum me parecería interesante pero quizá no habría llegado a él o le hubiese dado más oportunidades que la primera o segunda escucha. Pero ambos genios pesan demasiado, en el caso del mítico batería, es justo reconocer que, además de un grandísimo músico, se ha ganado la simpatía de todos los aficionados que, pese a la fuerza y carisma de Bostaph, no entendemos las formas con las que fue despedido de Slayer. Pero con Patton deberíamos haber escarmentado hace mucho tiempo, es cierto que es uno de los vocalistas más inclasificables y dotados de la historia, un auténtico privilegiado que utiliza su garganta como un instrumento más pero también es verdad que sus aventuras fuera de Faith No More no han sido precisamente del gusto de todos los aficionados o públicos, habiendo unas que gustan más que otras, en una carrera zigzagueante como pocas en la que se ha permitido dar rienda suelta a su creatividad, lejos del gigante en el que Faith No More se han convertido con el paso de los años.

Y lo cierto es que produce placer reencontrarse con ambos, desde la inicial "Seizure and Desist" en la que a la inhumana labor de Lombardo, se le suma la pirotécnica garganta de Patton, a un ritmo desenfrenado hay que sumarle la exótica guitarra de Michael Cain. El experimento funciona a ratos, a la esquizoide voz de Mike le sienta bien la locura desatada, igual que en "Idiophatic" en la que los constantes breakdowns o el ritmo sincopado nos recordará a las complicadas estructuras rítmicas de The Dillinger Escape Plan, como también es especialmente dulce encontrarse con la pegada de Lombardo en "Obedience School" (al polifacético batería hay que sumarle el influjo punky de The Misfits o hardcore de Suicidal Tendencies a su ramalazo thrash para encontrarle el punto a las canciones de Dead Cross) como "Shillelagh", en la que parecen ya haber entrado en calor pero algo no termina de cuajar.

La versión de Bauhaus, "Bela Lugosi's Dead", realmente no aporta nada que no sugiriese la original o las cien de versiones que ya hemos escuchado hasta la fecha. "Divine Filth" nos muestra a un Patton jugando de nuevo con su voz, cantando ligeramente disonante sobre una canción puramente crust-punk, como las voces dobladas en "Grave Slave". Y en ese sentimiento punk en el que momentáneamente ha parecido devenir la segunda cara del álbum, llega "The Future Has Been Cancelled" y su arrollador tempo (gracias, Lombardo) hasta el medio tiempo de "Gag Reflex" o el adelanto que fue "Church of the Motherfuckers" y que nunca me ha terminado de convencer más allá de la curiosidad por el experimento, dos números más farragosos que los anteriores directos a la mandíbula y que ralentizan considerablemente un álbum que debería haber despegado sin contemplaciones desde la primera canción hasta la última y en el que echaremos en falta una mayor variedad en el sonido o, por el contrario, canciones que lo eleven, aunque sea de manera puntual, y que logren atraer la atención del oyente que se enfrente a él de manera premeditada o, por el contrario, al casual que inexplicablemente se encuentra frente a este álbum de Dead Cross y no sabe muy bien el porqué.

Pero lo escucho una y otra vez y, a la enésima escucha, es cuando descubro el secreto de este proyecto, el que me lleva susurrando al oído mucho tiempo Mike Patton y es que a Dead Cross no hay que tomarles demasiado en serio; esto es un divertimento y hay que disfrutarlo como tal, a pesar de que en algunos momentos el aburrimiento se apodere de nuestra escucha, y pensar en lo entretenido que será ver a Patton, Lombardo, Cain y Pearson pasárselo bien sobre el escenario. Entonces es cuando este y muchos otros super-proyectos cobran todo su sentido, todo aquel que pierden en el estudio. Seguiremos informando tras su gira de presentación…


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