Crítica: Ghost "Ceremony And Devotion"

Les parecerá mentira a todos los detractores de Ghost pero ya han pasado siete años desde su debut y la carrera de la banda sueca no ha hecho más que crecer. Debe ser muy jodido querer defenestrar los logros de un artista que está en su mayor momento de popularidad, pero también de creatividad. Por desgracia, los últimos meses se han visto empañados por la demanda de los Nameless Ghouls que ha dado al traste con el anonimato (como si realmente importara) de los propios músicos y de Tobias Forge; algo que, por otra parte, era un secreto a voces, no era relativamente complicado encontrarse a Forge en el backstage de los festivales en los que actuaba Ghost. Supongo que la aceptación pública de sí mismo como Papa Emeritus no ha sido más que una estrategia para quitarle a sus excompañeros la única herramienta de presión, de extorsión, y ha evidenciado con tristeza que aquellos, como ellos mismos han reconocido, “reclaman lo que es suyo” y es que tocaron con Emeritus pero, por el contrario, no aportaron nada en absoluto; no escribieron, no compusieron, el concepto o la estética pertenece, por completo, al Papa de manos enguantadas como Mikey Mouse, ellos únicamente se limitaron a interpretar lo que se les pedía...

“Ceremony And Devotion” es el documento necesario para evidenciar el buen momento en el que Ghost se encuentran; tras la publicación de uno de los mejores discos de debut de los últimos diez años, “Opus Eponymous” (2010), continuar su buena suerte con “Infestissumam” (2013), supieron rematar con “Meliora” (2015) y una mastodóntica gira en la que servidor ha llegado a verles hasta en tres ocasiones (a cada cual más espectacular y realizada con más mimo, dos veces en Black to the Future Tour y otra en Popestar Tour). Para colmo, al EP “If You Have Ghost” (2013) le han sumado esa auténtica maravilla que es “Popestar” (2016) con la irresistible “Square Hammer” como single. ¿Por qué es necesario “Ceremony And Devotion”? Es el importante testimonio del triunfo de una banda europea en el difícil mercado norteamericano y es que ese salto que Ghost ha logrado con aparente facilidad no lo es y así nos encontramos cientos y cientos de ejemplos de bandas que logran las mieles en su escena (Europa o Norteamérica) y les cuesta horrores dar ese salto mencionado. En muchas ocasiones se debe a la compleja logística y la consiguiente e importante inversión que supone cruzar el charco (en uno o ambos sentidos) pero Ghost, aunque joven, es una banda demasiado grande como para quedarse en casa, necesita aprovechar su actual tirón para ampliar sus fronteras y el lujoso “Ceremony And Devotion” es un magnífico ejemplo de cómo hacerlo sin despeinarse.

Todos los que les hayan visto en directo no se sorprenderán de los gritos histéricos al comienzo de “Square Hammer”, el single lo merece, pero la entrada de Emeritus III flanqueado por los Nameless Ghouls produce emoción e incluso sus mayores enemigos no pueden negarse a un estribillo así. La secundan “From The Pinnacle To The Pit” o ese clásico moderno que es “Con Clavi Con Dio” y ese canto que es capaz de unir a gargantas de cada casa y pelaje: “Sathanas We are one. Out of three… Trinity!”

“Per Aspera Ad Inferi” nos adentra en “Infestissumam” y una de esas canciones que crecen en directo y cuesta horrores sacarse de la cabeza; “Body And Blood”, aquella en la que Emeritus suele dar la comunión. “Devil Church” se funde con las notas inmortales de “Shine On You Crazy Diamond, Parts I–V” de Gilmour de Pink Floyd y sirve como introducción a “Cirice”, en la que uno ha de entender el éxito de Ghost cuando resuena su estribillo; “I can feel the thunder that’s breaking in your heart. I can see through the scars inside you. I can feel the thunder that’s breaking in your heart. I can see through the scars inside you…” y escuchas a Papa Emeritus III reclamar con éxito, una vez más, la voz de sus fieles.

El bonito piano de “Ghuleh” sirve de introducción, como no puede ser de otra forma, a la surfera “Zombie Queen” y de ahí a ese himno que es “Year Zero” o el single más bonito (difícil elección) que han sabido componer hasta la fecha, “He Is”, en la que se palpa, se siente la magia que desprenden en directo, tras el interludio de “Spöksonat”. Para concluir, una recta final de auténtico lujo con la atropellada “Mummy Dust” y ese “Absolution” en el que, de nuevo, todas las voces parecen fundirse en una, la ya clásica “Ritual” por Toto o la comunión absoluta con el público que resulta ser la emocionante (en directo o en estudio, me da igual) “Monstrance Clock” y que suele dejar ese sentimiento de majestuosidad y emoción inherentes a una de las ceremonias de Emeritus en directo.

El paso lógico, el cierre necesario para un tramo de tres álbumes, dos EPs y una gira triunfal en la que Ghost siguen escalando posiciones y convirtiendo a chavales, y no tan chavales, de medio mundo a su religión. Puedes criticarles, pueden no gustarte, pero se lo han trabajado y Emeritus está entrando en la cultura popular de una manera tan efectiva como infecciosa. Claro que sí, “One more time for Papa!”

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