Crítica: Memoriam "For The Fallen"

Son contadas las veces que siento tanta excitación ante un nuevo lanzamiento pero qué demonios; ¡no estamos hablando de cualquier álbum sino de uno de Karl Willets! Para aquellos más despistados, tan sólo recordarles que Willets es el cerebro tras Bolt Thrower, una banda que nunca nos defraudó y que si desapareció tras el repentino fallecimiento de su batería, Martin “Kiddie” Kearns, es porque Willets nunca ha vendido su carrera al mejor postor y en Bolt Thrower había tanta pasión como compañerismo y amor por sus seguidores; un músico auténtico y honesto que firmó algunos de los mejores trabajos del death metal de toda la historia de la música, puede sonar muy rotundo pero así es. Por tanto, no es de extrañar que mi corazón diese un vuelco al enterarme de la noticia del regreso de Willets y Andre Whale (el primer batería de Bolt Thrower) con el bajista de Benediction, Frank Healy, y Scott Fairfax (Cerebral Fix, Life Denied) a las guitarras. Un primer EP, “The Hellfire Demos” (2016) que sirvió para probar las aguas y ver la reacción de un público que no dudó en agotar las primeras copias que de él se pusieron a la venta, un single como “Surrounded by Death” y a hacernos esperar con la publicación de este, su primer álbum, “For The Fallen”.

Pero, ¿qué podemos esperar de Memoriam? Buen death metal, mezclado con un poquito de doom y mucha potencia, honestidad y ganas. Aquí no hay experimentos ni lugar para la improvisación; que nadie se espere un disco aperturista, tan sólo grandes canciones y un sonido denso y pesado como pocos. Por ejemplo, en “Memoriam”, la canción que da nombre al disco, la guitarra de Fairfax creará un infranqueable muro sobre el que Willets cantará con su peculiar tono y un puntito quizá más arenoso que de costumbre en una producción que le sienta como un guante y unos riffs verdaderamente adictivos, una excelente carta de presentación de apenas tres minutos que sirve para sumergirnos en el mundo de este nuevo proyecto con una magnífica portada del también mítico Dan Seagrave (responsable de cientos de las ilustraciones de grandes de bandas del género como Morbid Angel, Suffocation, Gorguts o Entombed) en unos tonos verdosos y sepias en un mundo que nos remitirá inequívocamente al de la imaginación del malogrado artista polaco Zdzisław Beksiński.

El ardor de campo de batalla tendrá lugar en “War Rages On”, una de las grandes canciones de este “For The Fallen” que ya conocíamos junto a “Resistance”. “Reduced To Zero” resulta mucho más efectiva en el contexto del disco más que como single y de ella me gusta su riff y el poder que desprende pero, al igual que en la apertura, no tanto la constante presencia de armónicos artificiales de Fairfax; no tengo nada en contra de un recurso expresivo que funciona a la perfección en otros géneros pero que me sorprende por la espalda en un disco de death metal de una leyenda como Willets. Aún así, es sacarle punta de manera gratuita porque Scott hace un gran trabajo a lo largo y ancho del álbum.
“Corrupted System” comienza de manera arrolladora con auténtico espíritu punk pero son seis minutos y, aunque posee las maneras, me hace perder rapidamente el interés cuando no encuentro lo que busco; todo lo contrario que la magnífica “Flatline”, una barbaridad de siete minutos que no sólo nos transportará al extraño mundo de la portada de Seagrave, capturando por completo nuestra imaginación, sino en la que será imposible que nos aburramos gracias a sus constantes cambios y uno de los mejores riffs de todo “For The Fallen”

Para concluir un álbum breve que nos deja con ganas de más, mucho más, la sencilla pero brutal “Surrounded By Death” con la que todos los seguidores de Willets estuvimos amenizando la espera y una épica “Last Words” de más de siete minutos; majestuosa y pesada, evocadora en sus tempos más lentos pero salvaje y despiadada cuando se encabrita.

Puede que muchos no vean más que una continuación de Bolt Thrower bajo las coordenadas de Benediction pero sería absurdo negarle el esfuerzo a Willets, Fairfax, Whale y Healy de un trabajo que posee y resume lo mejor del death. Un álbum sin grandes alardes técnicos y gran poderío que, sin embargo, también nos golpeará en el pecho cuando traiga a nuestra memoria el recuerdo de Bolt Thrower y Martin “Kiddie” Kearns, esos caídos a los que parecer hacer alusión el título del álbum y con los que nos despedimos en pleno fragor de la batalla en los últimos segundos de “For The Fallen” y en el que el talento de Willets sigue brillando con luz propia.

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