Crítica: Clutch "Psychic Warfare"

A veces siento que he venido de otro planeta y paseo a diario entre humanos (o solitarios trozos de carne roja, como creía Devin Townsend antes de ser erróneamente diagnosticado, tratado y medicado) con los que, inevitablemente, tengo que interaccionar y a los cuales sonrío y me gusta dar la razón tan sólo para que me dejen en paz y no acaben descubriendo mi naturaleza alienígena pero, cuando escribo, sale mi vena  kryptoniana o zildtoidiana. ¿Qué pasaría si un día de estos me levanto y les digo a todos los que me rodean que Clutch son una buena banda pero no el grupo definitivo que parecen querer creer? Si digo que el primer disco suyo que compré en su momento fue "The Elephant Riders" (1998) quizá algunos de los que leen esta crítica me den un par de líneas más para explicarme y la otra mitad cierre sus navegadores pensando que soy un extraterrestre pureta. Le tengo cariño a Clutch, me gustan en directo, son buenos músicos y Fallon me cae tan bien que me tomaría una Bud con él en el porche de su casa de Maryland pero, aunque sea un obrero del rock y me sienta incapaz de reconocer un disco malo en su discografía; me sigue pareciendo que les faltan temas con verdadero gancho, me refiero a esos himnos que sean capaces de enganchar a más que un puñado de marginados -entre los cuales me incluyo, por supuesto- con los que, por mucho que nos guste aceptarlo, no se come caliente ni tan bien y a diario como puede hacerlo, por ejemplo, Josh Homme. Las canciones de Clutch tienen pegada pero siento estar escuchando, desde hace más de dos décadas, la misma una y otra vez con las lógicas huellas que el tiempo ha dejado en la garganta de Fallon como única novedad. Yendo al grano; compositivamente llevan estrujando a la misma musa noche tras noche, años tras año y supongo que a los seguidores más recientes todavía no se les repite comer el mismo plato cada día mientras el de la mesa de al lado les asegura completamente convencido, después de un concierto suyo, que es el mejor del mundo. 

Está claro que "Earth Rocker" (2013) es un grandísimo álbum con estupendos momentos y que con este "Psychic Warfare" han querido repetir la jugada e incluso superarse pero, tras la euforia de un single como "X-Ray Visions" y pasados los días, uno se da cuenta de que, a menos que nos forcemos un poco, cuesta volver a este "Psychic Warfare", por eso es que hay discos a los que me gusta dar cierto reposo antes de escribir sobre ellos de manera precipitada. Porque  "Psychic Warfare" es un álbum engañoso; tiene algunas buenas canciones, la ejecución y el sonido son perfectos para llevarnos virtualmente del pescuezo a un bareto y, por momentos, nos hace creer que es todo un artefacto que nos va a reventar en las manos para descubrir que tan sólo es pólvora mojada y que, por supuesto, está por debajo de su predecesor. Clutch son ese tipos de bandas que pasan toda su carrera portando el título de futuras promesas y que, como los peores nombramientos, cuando pasan un par de años se convierten en lastres ante la rutina. Lo que hace diez años tenía sentido, ahora ya no, Clutch podrán ser vistos como un gran combo de rock sudoroso y vibrante pero creer que pueden llegar al estatus de, por ejemplo, Mastodon o Queens Of The Stone Age es tener imaginación y/o poca idea porque basta con echar la vista atrás y entender que ya no van a hacer lo que no han logrado a estas alturas; que poseen estupendos álbumes pero ninguno angular y que sus canciones, con todo lo bueno y malo que esto significa, son siempre la misma con diferentes títulos, eso sí.

No nos detengamos en "The Affidavit" porque es una introducción y poco más. "X-Ray Visions" es puro rock, pasado de vueltas, con un riff que exuda lo mejor del género y quizá sea su tema con más carácter, hard rock sin complejos con una letra, a veces surrealista, en la que se mezcla crítica política y serie B con un momento auténticamente bizarro a más no poder cuando el propio Fallon introduce al grupo, como si de un directo se tratase, y se presenta como: "Scorpio!". Grabado en Austin (Tejas) y producido por "Machine" (sonríamos de complicidad, por favor), la verdad es que las canciones son todo lo directas que necesitan, "Firebirds" es buena muestra de ello con un estribillo accesible y ese puntito de ruido ambiente con unas guitarras crujientes y la batería de Gaster como una locomotora pero, tras su tercera canción, el disco pierde fuelle considerablemente a pesar de los ejercicios de estilo que son "A Quick Death in Texas" en la que parecen sonar como Gibbons y Hill u "Our Lady of Electric Light" que de tan densa se hace pesada por momentos, otro interludio absolutamente prescindible como "Doom Saloon" o la innecesariamente larga "Son of Virginia" que tarda demasiado en despuntar.

Por suerte, hay canciones como "Sucker for the Witch" en la que el peso lo llevan Maines y Gaster sonando bastante más refrescante que el resto del conjunto, "Your Love Is Incarceration" que, por lo menos, resulta divertida aunque se nos repita (por favor, ¿no hemos escuchado este tema cuatro veces antes en este mismo álbum?), la rapidísima "Noble Savage" que añade un poco de vértigo -pero no demasiado-, "Decapitation Blues" con unos riffs entretenidos y la imprescindible "Behold the Colossus" por la que merece la pena, junto al single inicial "X-Ray Visions" o "Firebirds", la compra de este "Psychic Warfare", sin duda alguna.  

Un buen álbum con tres o cuatro canciones geniales para beber cerveza y saltar en una sala o en un festival pero cuyo poso es irrelevante porque, como todas las que integran "Psychic Warfare", ya las hemos escuchado antes hasta la saciedad y, lo peor de todo; por  los propios Clutch. No estoy enarbolando la bandera de una estúpida y forzadísima evolución, conozco a muchas de bandas que graban sistemáticamente el mismo disco una y otra vez pero, por favor, que nadie vuelva a referirse a Clutch como "promesas" o "infravalorados" porque hace tiempo que peinan canas y son geniales pero nunca serán grandes o enormes. ¿Por qué tenemos esa jodida manía de ubicar a los artistas que nos gustan en categorías a las que no pertenecen y con adjetivos que les hacen un flaco favor? A Clutch hay que disfrutarlos en su justa medida y punto, no les pidamos más.

© 2015 Don Scorpio