Crónica: U2 (Barcelona) 05-06.10.2015

SETLIST: The Miracle (Of Joey Ramone)/ The Electric Co.-Out Of Control/ Vertigo/ I Will Follow/ Iris (Hold Me Close)/ Cedarwood Road/ Song for Someone/  Sunday Bloody Sunday/ Raised by Wolves/ Until the End of the World/ The Fly (Remix)/ Invisible/ Even Better Than the Real Thing/ Mysterious Ways/ Elevation-Desire/ Sweetest Thing-Angel Of Harlem/ Every Breaking Wave/ October/ Bullet the Blue Sky/ Zooropa/ Where the Streets Have No Name/ Pride (In the Name of Love)/ With or Without You/ City of Blinding Lights/ Beautiful Day/ One-I Still Haven't Found What I'm Looking For/  

Según van pasando los años, muchos cada vez vamos haciendo más nuestra esa frase que, parafraseando a Lennon, asegura que la vida es lo que ocurre entre una gira de U2 y otra pero es que los irlandeses han entrado en una dinámica en la que parece que cada paso suyo sea el de una maquinaria enormemente pesada que cuesta moverla cinco años, sudor y lágrimas. En mi caso, han pasado casi veinticinco años desde mi primer concierto suyo, es normal que me parezca toda una vida entre aquel y mi undécima vez con ellos pero, si algo tengo claro a estas alturas, es que desde los noventa ésta quizá sea la gira peor planteada de U2 y no me cuesta nada admitirlo y, menos aún, razonarlo, he crecido con su música y no voy a criticar sin argumentar. Por otra parte, he asistido a suficientes conciertos en las últimas dos décadas como para saber lo que me gusta y lo que no, cuando un artista acierta en la diana y cuando se aleja del blanco...

El  iNNOCENCE + eXPERIENCE Tour 2015 se anunció en un formato poco habitual; varias fechas por ciudad, en recintos cerrados (los denominados "arenas" fuera de nuestras fronteras) y prometían una experiencia diferente cada noche, jugando con el concepto de la inocencia y la experiencia de William Blake o su disco publicado ("Songs Of Innocence") y el que está en ciernes ("Songs Of Experience"). Pues bien, una vez vividas dos noches consecutivas (y habiendo intentado no destripar nada de la gira a través de internet para así intentar preservar algo de la magia que existía antes cuando los artistas llegaban a tu ciudad y realmente te sorprendían) lo que me he encontrado son dos conciertos exactamente iguales (con apenas un par de guiños y tan sólo cuatro canciones diferentes entre ambas noches) y quizá la peor puesta en escena parida por los irlandeses en más de una década. La famosa pasarela acaba en una "E" que hace las veces de mini-escenario acústico (algo patentado por ellos mismos desde el 91, no por los Stones como mucha gente cree) frente a un escenario principal espartano con una lona negra como fondo y allá donde reside la novedad es en una enorme pantalla situada en paralelo sobre la pasarela, algo sin duda innovador y realmente atractivo pero el origen del verdadero problema cuando más de la cuarta parte del pabellón (situado en pista o grada frente al escenario) ve esta pantalla de canto y tiene que conformarse con ver lo que ocurre dentro de ella a través de la sencilla, pequeña y ridícula que hace de marcador en los recintos. Un gravísimo error de planteamiento en el diseño de un espectáculo, sin duda innovador, pero que debería ofrecer a todos los espectadores, en mayor o menor medida, la misma perspectiva para su disfrute. Para que se hagan una idea con el paralelismo; vendría a ser lo mismo asistir a la mítica gira de "The Wall" de Pink Floyd (o la más reciente con Roger Waters) y que la mitad de la audiencia vea el famoso muro y lo que acontece en él, siempre de canto. Auténticamente imperdonable y me resulta incomprensible que alguien como Willie Williams nunca reparase en un máxima tan sencilla como la de intentar ofrecer a cada espectador la misma experiencia...

Y es que, desde las exageradísimas ZooTv Tour, Zooropa Tour y PopMart Tour, parece que U2 quiere innovar en su planteamiento escénico, sufriendo y fracasando constantemente porque, como asegura David Gilmour cuando habla de la música actual en directo; "Más no es mejor, simplemente más". Las giras de los noventa de U2 podían ser mastodónticas, pantagruélicas y desbordantes pero ofrecían a todos los espectadores lo mismo independientemente de dónde se situasen. Desde el Elevation Tour hasta ahora, esa experiencia ha ido en perjuicio de un espectáculo que se ofrece como un todo entre imagen y sonido con un Vertigo Tour con una puesta en escena bastante pueril que no era más que el hermano mayor del anterior y un 360º Tour cuyo concepto era interesante sobre el papel pero que fracasaba estrepitosamente cuando uno descubría que, en primera fila (y con el lógico esfuerzo que costaba llegar a ellas) lo que se veía en primer plano era la horrorosa y sólida base del escenario que se erguía monolítica y metálica frente las narices de sus fans, el puente giratorio restaba visión cuando estaba sobre o frente a uno y, desde lejos, las proporciones de la famosa garra y pantalla retráctil eran tan descomunales que engullían por completo la presencia de los cuatro músicos. Por supuesto que situarse en la zona vip de este iNNOCENCE + eXPERIENCE es una maravilla con una pantalla "inteligente" en la que las proyecciones se integran con los propios músicos y tanto Bono como The Edge, Adam o Larry literalmente entran dentro de ella para formar parte del mundo en dos y tres dimensiones que ésta ofrece, es un espectáculo fastuoso y novedoso pero pobres de aquellos que tengan la mala fortuna de haber pagado lo mismo y se hayan situado frente al escenario porque van a ver tan sólo a cuatro músicos sobre una lona negra. Por otro lado y a tenor de lo que muchos critican en U2, esto es lo que algunos querían, ¿no es así? Cuatro músicos y sus instrumentos, nada de tecnología, pues entonces; deseo concedido, eso sí a precio de lujo.

Pero el desacierto de la puesta en escena crispó a muchos que saltaron la valla para correr hacia la pista, otros que pasaron varias canciones discutiendo con la seguridad del recinto porque no les dejaban cambiar de localidad y esos otros que se sentaron decepcionados y volcaron toda su bilis a través de internet con furiosas críticas contra el grupo. Ambos días tuve la suerte de poder ver los conciertos desde una posición inmejorable y la oportunidad de reencontrarme con canciones como "Electric Co.", "Out Of Control" o "Even Better Than The Real Thing" pero es que U2 también volvía a fallar en los repertorios repitiendo una noche tras otra el mismo con unas canciones sobre las que pibotan aquellas que sí cambian, las que menos. Pero no seamos hipócritas, a tenor de lo vivido, leído y escuchado a lo largo de cientos de piratas, quizá esta sea la gira con más cambios en décadas. El ahora famoso y añorado ZooTv Tour (que en su momento no estuvo exento de críticas y abucheos de aquellos que esperaban a Bono con chaleco y coleta y se lo encontraron puesto hasta las cejas, enfundado en cuero y gafas de mosca, rodeado de cientos de pantallas) fue la gira más rígida en cuanto a cambios y es que la mayor parte del espectáculo estaba calculado al milímetro entre imagen y sonido, como para cambiar algo de última hora más que un famoso "snippet".

Volviendo al iNNOCENCE + eXPERIENCE en las dos primeras noches barcelonesas, lo que nos encontramos fue a U2 en estado puro con un disco como "Songs Of Innocence" cuyas canciones, sorprendentemente, crecen en directo y cobran sentido quizá por la historia que nos cuentan o por lo bien que les sienta la comunión con el público como ocurre con "The Miracle (Of Joey Ramone)" que, honradamente, en disco puede quedar algo forzada pero cuando es cantada por más de diez mil gargantas puede llegar a sobrecoger porque uno entiende su mensaje; el de un chaval que ha perdido a su madre y, justo cuando cree que ha caído en el pozo y su casa se siente fría y desangelada, encuentra el consuelo en una voz (en su caso la de Joey Ramone) cantándole únicamente a él y ofreciéndole consuelo además de un válvula de escape. Y conecta con nosotros porque todos, en mayor o menor medida, hemos conectado con la música (de U2 u otros grupos) y hemos encontrado refugio en palabras de otros que hemos hecho nuestras. No veo mejor formar de comenzar una gira en la que el disco (ahora uno entiende porque Edge aseguraba que era el "Quadrophenia" de U2) cuenta la historia de cuatro humildes chavales irlandeses que, con esfuerzo y pasión, llegaron a ponerse el mundo por montera. Pero siguen siendo inteligentes porque la forma de llegar a esa exaltación por la música de otros viene precedida de una intro como es la canción de Patti Smith, "People Have The Power" que, además de sonar más vibrante que nunca, sirve para exorcizar los problemas de cada uno y hacernos cantar de alegría el estribillo para recibir a un Bono que, enfundado en cuero, atraviesa toda la pista mirando con seguridad a los ojos de su propio público, a su misma altura, mientras el resto del grupo ya ha tomado el escenario principal  completamente a oscuras. Creo que nunca he visto ni veré a un grupo que sepa caldear tantísimo el ambiente antes de salir y convertirlo esos segundos en algo tan especial en ausencia de teloneros.

"The Electric Co.", la primera noche, y "Out Of Control", la segunda, suenan más actuales que mucho del material que han firmado en los últimos años, no es un tópico; basta con echar un vistazo a las listas y contemplar el revival garajero y post-punk que, a veces, nos intentan colar algunos artistas para entender que "Boy" (1980) es un álbum que envejece cada vez mejor, como el buen vino. Me gusta la química que hay en el escenario, los fraseos de The Edge con su Strato de golpeador negro o su Explorer (que ha cambiado por la Epiphone Casino con la que abre) suenan nítidos y dinámicos (el sonido de la gira es apabullante, sencillamente inmaculado) y así ocurre con "I Will Follow" en la que la pista se convierte en una marea humana con todos saltando. en su estribillo y su famosísimo riff. Antes de ella habrá sonado "Vertigo", canción a la que, personalmente, le tengo bastante manía (como a "Elevation") y es que me parece una pena que desaprovechen ambos cartuchos con ellas y no con algunas cuya ausencia resulta imperdonable pero, a tenor del histerismo del público y lo coreadas que fueron, no hay duda de que hay un sector que disfruta berreando la nadería de "1, 2, 3…14!" más que "New Years Day", incomprensible pero cierto...

Estoy situado en el lateral izquierdo del escenario, en la famosa zona vip, y al lado tengo a Guggi (amigo de la infancia de Bono, antes habremos podido ver a Paul McGuinness en el lateral izquierdo, tras la valla de seguridad) y no dejo de pensar en lo emocionante que debe ser poder verlo desde sus ojos, noche tras noche, y escuchar como su amigo le invita desde el escenario a pasear por Cedarwood Road, el barrio donde se criaron, delante de miles y miles de espectadores mientras se introduce dentro de la pantalla durante la emocional y nostálgica canción "Cedarwood Road" que suena genial y llena de sentimiento pero antes nos habrá presentado "Iris" y Bono nos habrá hecho un nudo en la garganta hablándonos de su madre y cómo la perdió mientras la famosa pantalla de la discordia entra en funcionamiento y, entre constelaciones, nos muestra imágenes de ella y Bono en directo intentando alcanzarla. No tengo nada en contra de aquellos que siguen a U2 a lo largo de toda una gira y les ven media docena de veces o más y me consta que, por ejemplo, The Edge tampoco lo entiende o así lo aseguraba hace años en una entrevista (yo mismo intento verles siempre un par de veces, cuando no tres) pero creo que momentos como el de "Iris" pueden perder impacto o emocionalidad si asistimos impasibles noches tras noche al mismo, la majadería de "Vertigo" puede pasar en un santiamén pero "Iris" hay que digerirla para llegar a ella. El bajo de Adam lleva todo el peso junto a las inflexiones de la voz de Bono (por cierto, en un magnífico estado respecto a otras giras) cuando parece quebrarse "I’ve got your light inside of me" y, como en "The Miracle (Of Joey Ramone)", no nos cuesta nada empatizar con el intérprete por muy lejano que nos resulte desde el escenario porque todos hemos perdido a alguna "Iris", es lo bueno de "Songs Of Innocence", nos cuenta historias de chicos de barrio y no es difícil sentirse identificado de una u otra forma con algunos episodios.

Tras la impresionante puesta en escena de la bonita "Cedarwood Road" en la que somos testigos de cómo Bono pasea por la calle de su niñez, es el turno de la flojita "Song for Someone" con Bono en su habitación y esa bombilla que preside el escenario y todo el montaje y simboliza la de su propia habitación. La canción no es mala y la guitarra de The Edge estalla tras el segundo estribillo con uno de esos punteos llenos de delay tan característicos suyos pero palidece frente a "Iris" o "Cedarwood Road". "Sunday Bloody Sunday" es reducida a la mínima expresión con los cuatro sobre la pasarela y, claro, pierde  cuerpo o empaque mientras "Raised By Wolves" gana en intensidad con Bono muy metido en el papel, sintiéndola y forzándose en el estribillo. "Until The End Of The World" nos llevará de vuelta al magnífico y añorado por muchos "Achtung Baby" y, aunque Bono, no luzca ya aquella chulería de los noventa en su interpretación, sigue sonando apocalíptica (en el mejor sentido bíblico de la letra o la relación de pareja), desde su riff, sus estrofas y fraseado, hasta el solo de Edge. La pantalla se convierte en el muro de Berlín y, junto a unas lonas, divide el pabellón de manera longitudinal (imagino que para alegría de aquellos que, situados de frente, seguían sin poder ver nada de lo que estaba ocurriendo) mientras suena un remix de "The Fly" y la pantalla se llena con los clásicos mensajes subliminales zootvinianos traducidos en la lengua de cada país.

"Invisible" resulta tan inofensiva en estudio como en directo, una canción menor e indigna de aparecer cada noche por encima de otras mientras que la remozada "Even Better Than The Real Thing" o "Mysterious Ways" suenan igual de frescas que entonces lo que nos demuestra que aquel "sonido de cuatro tipos talando el Joshua Tree" que era como ellos definían el sentimiento de "Achtung Baby" en su época, no envejece porque eran canciones diseñadas para reventar estadios, algo que no ocurre, por ejemplo, con "Invisible", la infladísima "Elevation" o la cara b de "Where The Streets Have No Name" que era "Sweetest Thing" y regrabaron para su "The Best Of 1980-1990" ya interpretada en el segundo escenario. Como gracia, la primera noche subieron a una chica venezolana que, con bastante simpatía, les retransmitió en directo a través de redes sociales durante "Elevation" (la segunda noche una francesa hizo lo mismo durante "Desire" pero con bastante menos desparpajo) y un chaval durante "Angel Of Harlem" que le costaba cambiar de acorde entre un Fa y un simple Do, además de mostrarse bastante parco (nunca sabremos si por nervios o por desapasionamiento) cuando The Edge le regaló la acústica con la que había sido incapaz de sonar, quizá hubiera preferido la Rickenbacker que lucía el irlandés, en ese caso no le faltaba razón…

"Every Breaking Wave" suena bonita tan sólo a piano pero, claro, es seguida de "October" y ésta son palabras mayores como la impresionante "Bullet The Blue Sky" en la que el público se muestra menos entusiasmado pero, a cambio, es Bono el que se vuelca y disfruta de la canción con su megáfono recordándonos al predicador que podía ser cuando en los noventa se valía de uno. No será de las mejores interpretaciones que he visto u oído de "Bullet" pero siempre la disfruto y es bueno reencontrarse con Bono cuando vive su propio personaje dentro de la canción. Obviamente, echaré de menos la transición a "Where The Streets Have No Name" que era "Running To Stand Still" y su armónica pero, a cambio, tenemos una sencillísima versión de la preciosa "Zooropa" que, con las pantallas rojizas anunciando la apertura de "The Joshua Tree", resuena emocionante, como un amanecer. Tras el clímax que supone "Where The Streets Have No Name" queda la peor parte del concierto a mi gusto; su recta final con "Pride" y "With Or Without You". Que nadie me malinterprete, está fuera de toda duda que son grandes canciones pero, al igual que "One", han sufrido un desgaste tan brutal a base de ser interpretadas cada noche durante décadas, haber aparecido en anuncios y haber sido versionadas hasta la nausea por artista de todo pelaje que, sencillamente, no me dicen nada y debería de estar veinte años sin escucharlas para volver a sentir algo por ellas.

Rescatan "City Of Blinding Lights" (con la incomprensible presencia de un chaval la segunda noche cuya participación fue nula y la pantalla, por suerte, obvió) y "Beautiful Day" para, de nuevo, deleite de aquellos que ven en ella un gran single, acabar la primera noche con "One" y la segunda con una más que agradecida "I Still Haven't Found What I'm Looking For" que convirtió el Sant Jordi en una catequesis con todos allí cantando y Bono elevado a los altares mientras abandonaban el recinto.  Siempre que uno sale de un concierto de U2 siente como si hubiese presenciado un pedacito de historia del rock, con el corazón en un puño, sobrepasado y repleto de sentimientos. iNNOCENCE + eXPERIENCE no iba a ser menos pero, ironizando sobre la misma canción con la que se despidieron; quizá ellos mismos tampoco hayan encontrado lo que están buscando a estas alturas y haga falta de la segunda parte de esta gira, "Songs Of Experience", para que vuelvan a su medio natural, los estadios, y todos comprendamos por qué la música de U2 siempre ha funcionado mejor sin techo. Dos grandísimas noches para la historia pero no redondas.


© 2015 Jim Tonic
Fotos de © Albert García (El País)