Crítica: Behemoth "The Satanist"

Si a algo vamos a tener que acostumbrarnos con Behemoth es que nunca van a estancarse o, por lo menos, nunca van a dar al oyente lo que éste espera de ellos. Aquel grupo de Black que facturó “Sventevith (Storming Near the Baltic)” en 1995 poco, o nada, tiene que ver con los que grabaron “Pandemonic Incantations” (1998), “Demigod” (2004) o “Evangelion” (2009), en veinte años su evolución ha sido tan extrema y radical que uno ya no sabe bajo que etiqueta ubicar su música; no es Black, ya tampoco es Death, tiene algo de Progresivo, introducen arreglos o nuevas sonoridades en la percusión e incluso se atreven a coquetear con el Hard Rock en algún que otro solo de “The Satanist” (2014), y quizá esa es la intención de Nergal; no enclaustrarse en una propuesta bajo ninguna etiqueta y, simplemente, hacer la música más oscura posible sin tener por qué acelerar el ritmo, volver más graves las guitarras o maquillarse más en el escenario, encasillándose y repitiendo un cliché tras otro sino tomando lo que más le gusta de cada elemento. Así, “The Satanist” no es un disco fácil, no digo que sea difícil escucharlo pero requiere esfuerzo y atención apreciar el trabajo de los polacos. Todos aquellos que busquen un nuevo “Evangelion” o una vuelta de tuerca a éste, pueden ir abandonando la idea porque, aunque “The Satanist” es un paso más no discurre por la misma senda que los anteriores. Es imposible comparar sus últimos trabajos y encontrar la evidencia de “The Satanist” y, al mismo tiempo, uno no puede menos que sentirse aliviado porque lo cierto es que se agradece que sigan innovando o, por lo menos, se esfuercen tanto por derribar los muros. 

Pongámonos en situación: Agosto del 2010, Nergal es hospitalizado tras diagnosticársele leucemia, a pesar de su avanzado estado, sus declaraciones sobre abrazar la fe o no en el lecho de muerte siguen levantando polémica, su novia (la explosiva Dorota Rabczewska) se ofrece para donarle médula pero no es compatible con su grupo sanguíneo, gracias a sus seguidores, Nergal encuentra un donante y salva su vida tras una larga lucha. Durante ese tiempo, aparte del calvario de la recuperación, una demanda que le lleva a los tribunales y Behemoth, por supuesto, cancela todos sus compromisos que no su actividad ya que publicarán “Evangelia Heretika” en el 2010 (un DVD auténticamente imprescindible), además de una buena colección de ediciones limitadas, EPs y reediciones a cada cual más jugosa y, casi siempre, firmando unas pocas copias para los seguidores de la banda. Desde luego, los últimos cuatro años en la vida de Nergal han sido de todo menos tranquilos. 

Grabado en los estudios Hertz y RG de Polonia entre Febrero y Junio del 2013, lo primero que nos llama la atención es que a cargo de la producción están los propios Behemoth y Daniel Bergstrand junto con los hermanos Wiesławscy, la mezcla corre por parte de Matt Hyde en los Hydeaway Studios y la masterización ha sido realizada en los Sterling Sound de Nueva York por Ted Jensen. ¿Pero dónde está Colin Richardson? El desencuentro entre Behemoth y Richardson se produjo, parece ser, cuando Nergal y su grupo no terminaba por ver con buenos ojos el trabajo de Richardson no pudiendo llegar a ningún punto de entendimiento. Para todos aquellos que conocemos el trabajo del productor, es inevitable plantearse que está ocurriendo para que haya protagonizado dos desbandadas en tan poco tiempo, con Carcass y Behemoth pero, a pesar del trasiego de ingenieros, mezcladores, productores, masterizaciones y plantilla técnica en el estudio, “The Satanist” parece no resentirse en absoluto y la sensación que uno percibe al escucharlo es de unidad en todo momento pero tampoco estoy de acuerdo con que sea la cima de la producción en la discografía de los polacos. Por mucho que nos duela y “The Satanist” suene bien, jodidamente bien, “Evangelion” tenía algo que le hace seguir estando a años luz en cuanto a sonido, “Evangelión” sonaba orgánico, potente y salvaje, “The Satanist” suena oscuro, muy oscuro, siniestro y contundente pero no tan crudo como el anterior. Quizá esa obsesión por los detalles y por recargar el sonido (en el mejor de los sentidos, claro) hace que pueda considerarse un disco de Metal vanguardista e innovador, diferente a los anteriores, pero no más robusto que los anteriores. Podríamos llegar a la conclusión de que en el Metal, respetando melodías y convencionalismos, ya hemos llegado (y no con Behemoth, obviamente) a un límite en cuanto a contundencia y que Nergal y los suyos, poco más van a hacer en ese sentido, por lo que ahora lo que les queda es explorar, encontrar nuevos caminos e intentar innovar pero nunca más profundizar en esa agresividad en la que parece que hemos tocado techo en el género. 

Behemoth se han estabilizado y Nergal puede presumir de una formación sólida y solvente con Orion al bajo, Inferno en las percusiones y Seth con las guitarras pero en “The Satanist” se dejan acompañar por Michał Łapaj de Riverside a los mandos del Hammond, Vesania con los “samples” y programaciones y Arur Jurek en la orquestación con cellos, trombones, trompetas y hasta un saxofón. ¡”The Satanist” es un disco complejo, olvídate del formato básico de guitarra, bajo y batería! Y todo bajo una portada (que nos recuerda a veces al estilo de Bacon) de Denis Forkas (que en el dvd de regalo en la edición limitada aparece pintando el lienzo). 

Y “The Satanist” comienza con el adelanto que supuso “Blow Your Trumpets Gabriel” con esa guitarra marcial, los timbales de Inferno y la imagen, grabada en nuestra retina, del lobo del videoclip corriendo en pleno bosque. La imagen junto con las guitarras transmite tanta fuerza como la propia voz de Nergal y uno entiende que decía que “The Satanist” es la historia de ese hombre, con fuerza y valor suficiente, como para ser capaz de volver a construirlo todo de cero. Un medio tiempo sólido como una roca apuntalado por el bajo de Orion (con cada vez menos presencia en las voces de apoyo) y el doble bombo de Inferno. La canción tiene cuatro partes diferenciadas; la introducción con Nergal como principal protagonista, la parte principal en la que narra, una tercera parte o nudo en la cual los cuatro músicos se desbocan y convierten la canción en una tormenta Black/Death y un desenlace con el propio Gabriel haciendo sonar su trompeta, logrando una mezcla inusual que consigue transmitir y hacernos sentir que, en efecto, ha llegado el apocalipsis. ¿Qué decir del video de presentación? A la altura de Behemoth, cuidado y exquisito en cuanto a imágenes, creando un universo propio. 

Sin embargo, "Furor Divinus" nos sumerge en un torbellino "blacker" de tres minutos que pasan en un santiamén, excelentes guitarras y el trabajo de Inferno es una maravilla, pero es "Messe Noire" (mi favorita del disco) la que nos machaca las meninges y sacude con la virulencia de la voz de Nergal, cambios de ritmo, agresividad, oscuridad y un final épico con una auténtica sorpresa: un solo lleno de "feeling" al más puro estilo del Hard Rock, una auténtica pasada. "Ora Pro Nobis Lucifer" es una ametralladora, el bajo de Orion galopa sobre el bombo de Inferno y Nergal vomita la letra, de nuevo un cambio de ritmo magistral y Seth y Nergal turnándose con las guitarras. "Amen" acaba con todo a su paso (¡qué trabajo el de Inferno, qué jodida maravilla!) y sus constantes vaivenes y cambios de ritmo pero, un minuto antes, llega un riff de percusión que hace descargar toda la ira de Nergal mientras Seth se despacha a gusto.

Los arreglos son de vital importancia en este disco y en "The Satanist" toman especial interés, creando una tensión y un ambiente épico muy poco común en un disco de estas características, medio tiempo y pronto recuperamos algo de músculo con un ritmo y un bajo muy marcados. De nuevo un solo impropio de un disco así que no hace otra cosa sino darle sabor a la canción principal para cerrarla como solo Behemoth saben hacerlo. "Ben Sahar" nos noquea de nuevo gracias a su doble bombo y acaba creando una textura misteriosa gracias a los arreglos y el teclado mientras que en la melódica "In the Absence ov Light" es Nergal el que parece que nos va a absorber cuando toma aire, una canción llena de contrastes y efectos, guitarras acústicas en la parte central y una parte recitada pero que termina de manera brutal, como comienza.

Pero todavía queda la tensa "O Father O Satan O Sun!" de Nergal y Azarewicz con un final digno y majestuoso en lo que parece una arenga o una invocación. Cuando uno llega al final de “The Satanist” tiene dos opciones: rendirse o volver a escucharlo un día tras otro, a gusto del consumidor. Oscuro, violento, enigmático, sombrío y magnético. Si Nergal ha volcado cuatro años de su vida en él, seamos generosos y dediquémosle tiempo, hagamos nuestro a “The Satanist”, merece la pena.

© 2014 Conde Draco