Crítica: Green Day "¡Dos!"

Sigo sin salir de mi asombro, estupefacto me hayo, con la cantidad de tonterías que he leído sobre "¡Uno!". Los que lo consideran un buen disco de punk o rock (llamémoslo como más nos plazca) deberían acudir urgentemente y sin demora a la consulta del otorrino (o pincharse en vena Punk de verdad). Pero, lo peor de todo, no es el apoyo de miles de descerebrados metidos a críticos improvisados bajo el amparo de la generosa y anónima Internet sino que Green Day están dispuestos a todo e incluso con Billie Joe fuera de circulación por sus problemas con el alcohol (ansiedad y estrés lo llaman ahora) y pasando, supuestamente, el otoño en una clínica de desintoxicación no hay nada que les impida cumplir su amenaza de sacar la trilogía más absurda de la última década; ¡Uno! ¡Dos! ¡Tré! y, por si no teníamos bastante, ahora ¡Quatro! ¿Nos hemos vuelto todos locos? A veces añoro los ochenta y su despiadada selección natural por la cual los grupos se convertían en "one hit wonders" y no había segundas o terceras oportunidades, eran artistas de una sola canción, como mucho un sólo disco, y después perecían y caían en el olvido más absoluto para sólo formar parte de nostálgicos recopilatorios y evocadoras bandas sonoras de anuncios. ¡Menuda década! En ella, Green Day habrían perecido tras "Dookie" (1994) y, francamente, se habría hecho justicia. ¿A quién coño le interesa Green Day en pleno 2012? Nos han demostrado por activa y por pasiva que son "punks de palo" y que hace tiempo que perdieron la inspiración y la chispa, que son incapaces de grabar un disco digno (por favor, que nadie comente en esta crítica mencionando ninguna de sus entregas posteriores al 94 porque la única utilidad que le veo a esos discos es la de posavasos o para colgarlos en las ventanas y espantar a las palomas). ¿Qué más necesitamos para pasarles por la quilla? ¿No estamos siendo demasiado pacientes con ellos? ¿De verdad creemos que serán recordados por "¡Uno!" o este "¡Dos!"? ¿Hay alguna canción digna de pasar a la historia? ¿Hay algún tema que alguien, con más de dieciséis años y ninguna discapacidad auditiva o intelectual, pueda hacer y sentir como suyo? ¿Algún himno generacional? ¿Alguna canción con la que tengamos que quitarnos el sombrero o que añada algo a su carrera? ¿Somos capaces de diferenciar una de otra sin tener que escuchar el disco más de cinco veces? ¿Debemos conformarnos con canciones de, en la mejor de las ocasiones, más de dos quintas? ¿Alguien se ha parado a leer las letras de estos dos discos? Y, lo peor, de todo; ¿hay alguien capaz de disfrutar con tan poco? Definitivamente, es realmente descorazonador para la música si has sido capaz de experimentar algo de placer a cualquier nivel con alguno de estos dos discos.

"¡Dos!", en un derroche de "originalidad", continúa la senda de "¡Uno!", como no podía ser de otra manera y, claro, hereda todos sus defectos y los multiplica por dos. Si en "¡Uno!" encontramos canciones ramplonas, intranscendentes y sin chicha. En "¡Dos!" encontramos tonterías como "See You Tonight" para desembocar en la simple "Fuck Time" (del proyecto paralelo The Foxboro Hot Tubs) que han rescatado del olvido porque, claro, para publicar tres discos seguidos hay que componer y sentarse a escribir y Green Day ya no están para esos trotes, así que es tiempo de aprovechar las sobras. "Stop When The Red Lights Flash" roba descaradamente a los Arctic Monkeys (incluso en el título) con una letra estúpida y simplona como pocas (con dos estrofas idénticas una a la otra) y que viene a decir; "Ojos que no ven, corazón que no siente, no soy el tipo a lastimar, haré que te rindas, haré que te rindas, haré que te rindas, haré que te rindas, haré que te rindas" y así hasta el infinito.

"Lazy Bones" es tan burda que resulta ridículo la cantidad de elogios que ha despertado en algunos medios y foros. Es directamente prescindible y plomiza, repetitiva y carente de originalidad como el medio tiempo que es "Wild One" (¿o deberíamos llamarla "Last Of The American Girls II"?) en la que uno bendice a la tecnología y su infinita sabiduría al habernos regalado el poder de adelantarla unos segundos para acabar con la tortura. Y con "Makeout Party" te lo advierto; si en algún sitio lees adjetivos como rockera, garajera, auténtica, salvaje o cualquier tontería por el estilo, es mejor que sepas que te están engañando o no se han escuchado este disco más de dos veces, porque es la clara demostración de que Green Day intenta volver a estar de actualidad sin conseguirlo. "Stray Heart" tiene un ritmo ochentero que no le sienta nada mal pero que no termina de cuajar (como su vídeo), "Ashley", por lo menos, recupera algo del antiguo pulso y nervio, no está mal, pero le ocurre lo que a "¡Uno!" y a este "¡Dos!" que nos ocupa y es que las canciones parecen estar rematadas de manera apresurada y llegado a nosotros en estado embrionario a pesar del trabajo de producción, hay poco curro en ellas, poco mimo (incluso en las que han repescado) y eso se deja sentir. Mucho.

"Baby Eyes" es, posiblemente, la mejor del disco (sin que esto sea ningún triunfo) pero la salvan sus guitarras. "Lady Cobra" es un horror desde el primer segundo como "Nightlife" (por favor, Joe Strummer que estás en los cielos, vuelve y agarra por el cuello a estos Green Day, llévatelos bien lejos), un rap horroroso, verdaderamente lastimoso. Y con "Wow! That's Loud" nos confirman que este disco, esta trilogía (y sin haber escuchado "¡Tré!"), suspende. Pero todavía queda una verdadera sorpresa y es "Amy", saliéndose por la tangente y "fuera de programa", uno de los pocos aciertos junto a "Baby Eyes".

Levemente mejor que "¡Uno!" pero igualmente falto de inspiración, como si hubiesen querido recuperar su juventud y su fuerza, echando toda la carne en el asador de los  Foxboro Hot Tubs. Green Day puede presumir de ser el único grupo que, después de muertos, han publicado a título póstumo siete discos de material totalmente nuevo. Está gente esta seca.

© 2012 Piero Bambini