Crítica: Fiona Apple "The Idler Wheel Is Wiser Than the Driver of the Screw and Whipping Cords Will Serve You More Than Ropes Will Ever Do"

Yo tenía dieciséis años cuando me vi seducido por los enormes ojos azules de Fiona Apple. ¿Y qué le iba a hacer? Ella publicó "Tidal" en 1996 y demostró que de una chica frágil podía salir un buen torrente de voz, que aquellos iris alumbraban un mundo verdaderamente perturbador a la vez que adictivo, que se podía ser guapa y competir con las damas del grunge y, ni siquiera Tori Amos parecía tan inalcanzable para una cría. ¿Qué decir si hasta el Marilyn Manson más salvaje quería casarse con ella y la reconocía como el paradigma de la belleza femenina? Fiona Apple estaba en lo más alto, su disco de debut se había vendido bien, versionaría "Across The Universe" de los Beatles con poca gracia pero de manera efectista y publicaría el tremendo "Whent The Pawn" en 1999, cuyo título completo es "When the Pawn Hits the Conflicts He Thinks like a King What He Knows Throws the Blows When He Goes to the Fight and He'll Win the Whole Thing Fore He Enters the Ring There's No Body to Batter When Your Mind Is Your Might So When You Go Solo, You Hold Your Own Hand and Remember That Depth Is the Greatest of Heights and If You Know Where You Stand, Then You'll Know Where to Land and If You Fall It Won't Matter, Cuz You Know That You're Right." y sí, has acertado, le gustan los títulos largos.

Casada con el director Paul Thomas Anderson y exhibiendo un peculiar talento de apagar cerillas con la lengua, no había artista más original y atípica que ella y, aunque me repita, debo decirlo una vez más; encima, guapa. Pero el tiempo pasa igual para todos y después de "When The Pawn", Fiona desapareció; problemas con el nuevo disco, con las discográfica y, por qué no decirlo, con ella misma. "Extraordinary Machine" salió en el 2005, habían pasado demasiados años y el gran público apenas recordaba a Fiona Apple, sus incondicionales sí y corrimos raudos a comprarlo. Fue una odisea conseguirlo, hace ocho años era francamente complicado conseguir una copia de "Extraordinary Machine". ¿Mereció la pena la espera? Siempre pero, aunque me gustó y lo considero un buen disco, nunca me llegó a calar como "When The Pawn". Es un gusto personal.

Y siete años después aparece con este "The Idler Wheel..." que no es sino la constatación de que Fiona Apple es una de las grandes artistas de la música norteamericana. ¿Para qué negarlo? Su música es difícil a la primera escucha para todos aquellos no iniciados pero entra bien y se paladea con gusto según van calando las canciones. La voz rasposa y a veces esquizoide de Apple (en ese tono tantas veces copiado por Jack White) se alterna con la belleza y el fraseo cabaratero/soul alternativo al que Fiona nos tiene acostumbrados. Fiona ha atravesado cambios, lo ha dejado con Paul Thomas y hasta su físico ha cambiado y es que sorprende y mucho ver su cara en el single de "Every Single Night", ya no es aquella niña de infinitos ojos azules de "Tidal", ahora es una mujer y, por su aspecto y sus facciones, llena de demonios internos con los que seguramente lo pasará francamente mal.

"Every Single Night" es arrebatador desde su comienzo hasta su estribillo lleno de fuerza y el videoclip es cien por cien puro Fiona Apple; surrealista, ensoñador, oscuro, mágico y a veces siniestro. "Daredevil" con su ritmo de máquina de escribir, acústico y con voces dobladas es uno de los mejores momentos del álbum mientras que "Valentine" suena a "When The Pawn" por los cuatro costados, el pulso y un piano con notas abiertas que deja a Apple hilvanar la melodía con su voz. 

"Jonathan" es más experimental en su percusión y cercana al Jazz en el fraseo del piano con una voz que deja claro cómo ha madurado, suena más adulta, más grave o recia si puede ser pero dentro de la dulzura habitual. Por esos parámetros discurre "Left Alone" y ese comienzo jazz en el que un riff de piano y las escobillas de la batería acompañan a un galopante bajo. "Werewolf" vuelve al sendero marcado por "Valentine" y es que recuerda alarmosamente a "When The Pawn", no es malo (al revés) pero deja claro el que, para muchos, fue la cima creativa de Fiona Apple.  Un estribillo pegadizo y fuerte espolea la canción. 

Y volvemos a los sonidos más experimentales con "Periphery" y lo que parece una constante en este disco; un piano atonal por momentos, ritmos peculiares y/o bizarros y un bajo sonando como un contrabajo. "Regret", más calmada y menos peculiar, sin embargo, te adentra en un extraño estado lisérgico del que cuesta salir en "Anything We Want" o, la complicada vocalmente, "Hot Knife" en la que Fiona parece poseída por todo el jazz y el soul de Ray Charles mezclado con las Sugarcubes y los fortísimos acordes marca de la casa.

Hace trece años convertí a algunas personas de mi entorno en fanáticos de Apple, recuerdo a una de ellas que se obsesionó verdaderamente con un disco como "When The Pawn", seguramente que ya no se acuerde de Fiona y hayan pasado muchos años desde que escuchó ese disco por última vez pero estoy seguro de que le fascinaría igual o más este "The Idler Wheel" pero Apple ya no está tan de moda y sólo la seguimos escuchando los de siempre. El tiempo no pasa en balde para todos e incluso a nuestra protagonista se le notan las arrugas y los disgustos, suerte que en su música esto no haga sino enriquecerla. Cuatro discos en dieciocho años pero qué discos...

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