Crítica: Black Sabbath "Master Of Reality"

En pleno verano de 1971; Ozzy, Tony, Bill y Geezer ya no eran cuatro humildes chicos ingleses, eran Black Sabbath. Los jodidos Black Sabbath. En tan sólo tres años habían publicado "Black Sabbath" (1969), "Paranoid" (1970) y ahora llegaba el turno del disco que confirmase que los dos anteriores no eran tan sólo un espejismo. "Masters Of Reality" es uno de mis favoritos junto con el oscuro "Vol.4" (1972) y es que muestra una gran evolución en la música del grupo (último con Rodger Bain). Atrás queda la misteriosa Louise abrazando al gato y la horrorosa foto de "Paranoid" porque "Masters Of Reality" nos saluda desde la inmensa negrura de una portada en la que tan sólo basta el nombre del grupo y el del disco, ondeando como si de una bandera pirata se tratase, para entender que algo había cambiado. Olvidando el encanto blues y setentero de los dos primeros álbumes, "Masters Of Reality" abraza sin complejos el género que estos cuatro veinteañeros habían creado y, en tan sólo ocho cortes, nos dan una clase de coherencia y solidez. Las canciones son más pesadas y densas, más lentas, más contundentes y robustas, "Masters Of Reality" es la confirmación de que Sabbath iban a pasar a la historia. En tres años, tres obras maestras.

Acusado de fomentar el ocultismo y las creencias más morbosas y demoníacas, Black Sabbath no sólo se sienten cómodos en su estilo haciéndolo evolucionar sino que dan un giro radical en sus letras y terminan por moralizar y advertir sobre los peligros de jugar con el maligno de una manera más explícita. ¿Eran estos temas recurrentes simplemente una manera de expresar toda su rabia y alienación? Lo que está claro es que, aún jugando con cierta ambigüedad, el grupo no podía estar más lejos de sentir simpatía por cualquier cosa que remotamente oliese a azufre. Es, por lo tanto, un disco rupturista en su imaginario personal y el que, en mi humilde opinión, cierra una etapa antes de que publiquen "Vol.4" que hace las veces de visagra en la etapa del grupo con Ozzy.

La tos de Iommi abre un disco que se desata desde el primer segundo con el crujiente riff de "Sweet Leaf". ¿Cómo puede llegar a sonar con tanto cuerpo? Debido al accidente que sufrió Iommi, éste comenzó a afinar su guitarra varios tonos por debajo, suavizando la tensión de las cuerdas para así evitar la dureza de las cuerdas y resultarle más cómodo tocar sin sufrir definiendo de manera inconsciente no sólo el sonido de su grupo sino el de miles y miles de artistas durante las próximas cinco décadas. Pero no sólo la guitarra suena así sino que Geezer afina su bajo de tal manera que la simbiosis entre la Gibson de Iommi y las cuatro cuerdas del bajista es perfecta, sonando como uno.

"Sweet Leaf" es toda una oda a la Marihuana en la que ya podemos apreciar también otro cambio, esta vez en Ozzy; su manera de cantar es muy diferente, largas frases encadenadas que flotan sobre los pesadísimos riffs de Iommi, en este disco no hay fraseos en la voz sino largas cadencias vocales.¿Qué decir de la sección rítmica? Butler y Ward más inspirados que nunca, acelerados y adrenalínicos hasta que vuelve a irrumpir el riff principal y Ozzy sigue cantando cuánto ama la "hoja dulce".

Pero es en "After Forever" donde podemos apreciar esa influencia cristiana que antes mencionaba. Impagable y sorprendente escuchar a Ozzy cantar (a modo de recitado) versos como; "¿Podría ser que tienes miedo de lo que tus amigos puedan decir si llegaran a saber que crees en Dios por encima de todo? Deben darse cuenta, antes de criticar, que Dios es la única manera de amar " Las convulsiones del final entre la guitarra y el bajo son sobresalientes así como el sonido y el tratamiento de una de las mejores canciones de "Masters Of Reality".

La isntrumental "Embryo" sirve de interludio medieval entre "After Forever" y la genial "Children Of The Grave" en la cual Ozzy arenga a la juventud a tomar las riendas de sus vidas, levantarse y revelarse como lo estaba haciendo los hippies a los que antes detestaba. A mitad del tema (con un sonido más cercano al tono del álbum "Paranoid") el riff de Tony se ralentiza para volver a arrancar con los latidos del bajo. Una de las canciones más conocidas de su repertorio y de la historia del rock, otro clásico más a sumar a un repertorio impresionante. En "Orchid" volvemos a otro tema instrumental, ligeramente más largo que "Embryo" y con un carácter más renacentista o romántico que medieval como ocurría con el anterior. La calma nos inunda con una guitarra acústica que nos hace flotar  y relajarnos para volver a sobresaltarnos con el comienzo lúgubre de "Lord Of This World" y de nuevo Ozzy advirtiendo lo que le ocurre a todos aquellos que pacten con el diablo, la miseria nos rodea, de ti depende el que camino que tomes: "Tu mundo está hecho especialmente para ti por alguien superior pero eligiste el  mal camino en vez del amor. Tú me hiciste el amo del mundo donde vives." Solo magistral de Iommi, líneas envolventes de Geezer y uso del cencerro por Ward, musicalmente es otra maravilla.

"Solitude" es la rareza del disco, quizá parezca que no encaja en un disco como "Masters Of Reality" pero, si nos percatamos, posee la misma ensoñadora magia de "Embryo" u "Orchid", la novedad es escuchar la voz de Ward (digan lo que digan todas las leyendas y rumores que por internet circulan, no es Ozzy) y el innovador uso de la flauta. Tan desoladora como melancólica.

Pero un disco como "Masters Of Reality" no podía acabar así y es "Into The Void" la que pone las cosas en su sitio y en la que Ozzy vuelve a cargar contra la perversión del mundo bajo el perverso riff de Iommi y otro cambio de ritmo con un Ward de nuevo adelantado a su tiempo.  "Masters Of Reality" fue un disco adelantado a su tiempo en el que Black Sabbath encontraban su sitio y terminaban por solidificar las bases del Metal. Obra maestra absoluta.

© 2012 Fukk Fairlane