Crítica: Black Sabbath "Black Sabbath"

Era de noche, me puse los cascos y lo primero que escuché fue el ruido de la lluvia empapando el bosque; me sorprendí y miré por la ventana hasta que sonaron algunas campanadas y entendí que era el disco que me acababa de comprar.  Nunca he vuelto a experimentar tal sensación de sobrecogimiento como cuando escuché por primera vez "Black Sabbath" (1970) y la culpa fue de cuatro chavales ingleses de clase trabajadora que, gracias al famoso tritono (esa quinta disminuida que tanto trajo de cabeza a la iglesia durante la Edad Media y su "Diábolus in música"), y ese sonido tan pesado a la vez que austero y crudo procedente del fangoso bajo de Geezer, la primitiva batería de Ward y las maltrechas yemas de Iommi, los que asentaron las bases de un estilo que ha durado hasta nuestros días y ha influido a millones de personas. Lester Bangs (uno de mis ídolos y, supuestamente, el inventor del término "Heavy Metal") les comparó con unos Cream sin talento ("just like Cream! But worse"), destrozó el disco con toda la artillería de su palabra escrita y, sin embargo, el tiempo y el favor de millones de personas le han quitado la razón.


En sus propias palabras y sintiendo mucho que no exista una traducción decente: "Over across the tracks in the industrial side of Cream country lie unskilled laborers like Black Sabbath, which was hyped as a rockin' ritual celebration of the Satanic mass or some such claptrap, something like England's answer to Coven. Well, they're not that bad, but that's about all the credit you can give them. The whole album is a shuck—despite the murky songtitles and some inane lyrics that sound like Vanilla Fudge paying doggerel tribute to Aleister Crowley, the album has nothing to do with spiritualism, the occult, or anything much except stiff recitations of Cream cliches that sound like the musicians learned them out of a book, grinding on and on with dogged persistence. Vocals are sparse, most of the album being filled with plodding bass lines over which the lead guitar dribbles wooden Claptonisms from the master's tiredest Cream days. They even have discordant jams with bass and guitar reeling like velocitized speedfreaks all over each other's musical perimeters yet never quite finding synch—just like Cream! But worse"


En realidad, Ozzy (apodo generado del diminutivo de su apellido, Osbourne) conocía a Iommi desde sus tiempos de colegio en los que, según el cantante; Iommi ya tocaba la guitarra y tenía ese porte que, en aquella época, atraía a todas las chicas mientras él era simplemente el chico disléxico más loco de su pueblo. Tomando el nombre de la película franco-italiana de 1963; "Black Sabbath" ("I Tre Volti Della Paura", "Les Trois Visages De La Peur", "Las Tres Caras Del Miedo" o "Sábado Negro") de Mario Bava con Boris Karloff  narrando tres historia de terror ("El Teléfono" en la que una mujer es acosada por misteriosas llamadas telefónicas. "Los Wurdalak", un extranjero en la estepa rusa busca refugio en una casa aislada en la nieve  donde los lugareños temen el ataque de los "wurdalaks" y, la tercera y última; "La Gota del Agua"en la cual una enfermera roba el anillo a una moribunda que está cuidando y ésta vuelve del más allá para vengarse) y que estaba en exhibición justo enfrente del local del grupo cuando estos buscaban un nuevo nombre para evitar las confusiones con el del otro grupo "Earth", adoptaron el título de la cinta para sí mismos. Cuenta la leyenda que esa misma tarde Geezer escribió la letra de la mítica canción "Black Sabbath" pero el cambio de nombre no sólo fue una necesidad sino que, con éste, el grupo empezó a explorar temas oculistas y oscuros pero, tal y como siempre han indicado, desde una postura prudente (todo lo contrario que Jimmy Page) advirtiendo de su peligro y las inconvenientes de su mal uso. Black Sabbath llevaban colgadas cruces en sus cuellos (obra del padre de Ozzy, matricista en una fábrica, que le hizo una a su hijo y pronto el resto de los miembros del grupo quisieron una), toda una declaración de principios.


La carrera de Earth (después Black Sabbath) estuvo a punto de sufrir un importante revés cuando Tony Iommi perdió las yemas de sus dedos en un accidente en la fábrica con unas planchas de metal pero, animado por sus conocidos que le mencionaron el caso del guitarrista  Django Reinhardt, Iommi sacó fuerzas y con tesón volvió a tocar; "Las primeras semanas pensé que nunca llegaría a tocar bien la guitarra, pero en el hospital pudieron acoplarme durante un tiempo unas prótesis de plástico, de forma que pude seguir tocando. Fue muy duro, tuve que trabajar muchísimo y practicar seguramente más de lo que cualquier otro guitarrista ha practicado, pero afortunadamente conseguí recuperar la fe en mi" E incluso desestimó ser parte de los enormes Jethro Tull cuando el grupo de Ian Anderson le propuso ser su guitarrista, Iommi actuaría únicamente una vez con ellos (quedando registrado, por suerte para los más curiosos) en el "Rolling Stones' Rock and Roll Circus" del 68.


Su primer álbum se publica el viernes 13 de Febrero de 1970 a través de Vertigo Records (un nuevo sello de Philips Records que, inicialmente, estaría orientado al rock progresivo).  Black Sabbath firmó con Philips Records en Diciembre del 69, publicando su primer sencillo en Enero del 70, "Evil Woman", en Fontana Records (una subsidiaria de Philips Records), canción que, posteriormente, sería incluida en las ediciones de "Black Sabbath" como la que tengo entre las manos y sonando en mi equipo mientras escribo este artículo.


Luego está el asunto de la portada, para un crío, una imagen auténticamente perturbadora, misteriosa y tan atrayente como terrorífica. En realidad, una vez se llega al fondo del asunto, no es para tanto...  La foto pertenece a  Marcus Keef, artista contratado por la compañía, y está tomada en Berkshire (Inglaterra) con el molino de Mapledurham de fondo (no es, por lo tanto, ninguna casa abandonada o siniestra mansión, escenario de mil y un crímenes, asesinatos y/o extraños y rebuscados ritos paganos o satánicos, nada de eso). Es más, el molino de Mapledurham sigue recibiendo cientos de visitantes anualmente y se puede visitar con el atractivo de ver el único molino en activo de todo el Támesis y, por qué no decirlo, el morbo de muchos fans por conocer la emblemática construcción (puedes visitar su página web aquí) ¿Y la mujer de la portada? ¡Un misterio! 


Se dice que fue una modelo (de nombre Louise) también contratada por la compañía pero nadie parece recordar nada y, ni siquiera el grupo, sabe con seguridad quién es. Aún corre la leyenda de que Keef hizo la foto al caserón y, posteriormente, cuando reveló las tomas apareció esta misteriosa mujer, vestida de negro y sujetando el gato negro entre sus manos. De cualquier manera, nadie, absolutamente nadie, es capaz de contar la historia con Keef desaparecido y Louise, al parecer, fallecida y, por lo tanto, incapaz de reclamar su momento de gloria. Francamente, prefiero la historia oficial; es una bruja que no estaba en aquella orilla durante la sesión de fotos y apareció después, como por arte de magia (negra, por supuesto) cuando el fotógrafo sumergió el material fotosensible en los químicos aquella misma noche.


Ocho canciones, seis originales y dos versiones; una lluvia desde un cielo gris plomizo en mitad de una atardecer sobre el bosque inglés, unas campanadas y las siniestras notas de Iommi para dar paso a "Black Sabbath", una de las canciones más oscuras y emblemáticas de la historia del rock. Seis minutos que pusieron todo patas arriba; "¿Qué es esto que se levanta delante mío? Una figura de negro que me señala con el dedo. Me doy la vuelta rápido y empiezo a correr. ¡Me entero de que soy el elegido, no!" y nada volvió a ser lo mismo en la música. El cambio de ritmo, con todos los instrumentos al galope es magistral y logra que la canción cambie radicalmente sin perder su esencia misteriosa.


"The Wizard" (inspirada en Gandalf) destaca por su armónica (poseída de principio a fin), una de mis preferidas junto a "N.I.B" con una guitarra metálica, llena de riffs y una batería (a cargo de Ward) verdaderamente sobresaliente. Iommi vuelve a hacer de las suyas con los punteos de "Behind The Wall of Sleep" y el juguetón riff que da paso a la voz de Ozzy. Pero es en "N.I.B." en donde, personalmente, tocan el cielo (o el infierno, según muchos) con esta canción. Perfecta desde el primer segundo, con un sonido innovador y fresco pero aguerrido (como si la guitarra fuese agredida con metal) y antecesor de la inmortal "Iron Man" con una letra también genial: "Tu amor por mí debe ser verdadero antes de que sepas la manera en que voy a sentirlo, voy a sentirlo, voy a sentir..."


"Evil Woman" grabada antes como sencillo,  sin embargo, encaja a la perfección en la unidad que es este "Black Sabbath". La tranquilidad se apodera de nosotros en "Sleeping Village" con contínuos sobresaltos de los dedos de Iommi y los poderosos baquetazos de Ward (¡cómo suena su batería junto con el bajo de Butler, que sección rítmica!). "The Warning" de The Aynsley Dunbar es la segunda versión del disco junto con "Evil Woman" y son diez minutos de dislate musical, geniales e impetuosos. Cierran con "Wicked World" al ritmo de los punteos de Iommi y la urgencia de un tema con Ozzy luciendo una voz, quizá no perfecta (desde un punto de vista técnico), pero ideal para Black Sabbath.


Grabado en dos días, con un presupuesto de seiscientas libras, por cuatro chavales de clase media/baja bajo las órdenes de Rodger Bain. Nunca el rock volvería a ser  lo mismo, ellos mismos, ni siquiera nosotros...


© 2012 Fukk Fairlane