Estamos ante el típico álbum que cuanto más lo escuchas más te gusta. Ese disco que en un principio te deja un poco descolocado pero que con el paso del tiempo según le vas dándole diferentes oportunidades te va enganchando y poco a poco te va llevando a su terreno y dominio, hasta que llega un momento en el que sientes verdadera admiración y devoción por él. La expectativa no podía ser mayor al fin y al cabo no se dejaba de hablar de la vuelta al metal de una de las voces más prodigiosas que existen dentro del Rock. Mikel Kiske (ex-Helloween) se había asociado en un nuevo proyecto con Kai Hansen, otra de las piezas claves de la etapa más fructífera de la calabaza más famosa del heavy metal. No era la primera vez que estos dos artistas coincidían en algún proyecto, después de su andadura ochentera en Helloween; Tobias Sammet ya había tenido la suerte de juntarles, para deleite de los más puristas del género, en sus primeras "Avantasias". En aquellos casos los dos junto con Sammet cantaban diferentes estrofas de algunos temas del complejo conglomerado de canciones que siempre con buen gusto y criterio componía el cantante de Edguy para su proyecto paralelo (de hecho yo, y me consta que no soy el único, me decanto más por Avantasia que por Edguy).
Aquellas actuaciones en Avantasia fueron un hecho aislado que nos alegraron la tarde a más de uno, pero que ahí se quedaron y no fueron a más. Ahora estamos hablando de un tema diferente, ahora estos dos astros se han juntado para hacer un disco conjunto y para ello se han rodeado de miembros de Pink Cream 69 y de Asia, vamos todo un lujazo que llevarse a los oídos. He de confesar que yo me relamía sólo de pensar en los "Keeper" de últimos de los 80 y posiblemente ése fuera mi gran error; pretender que volvieran por sus fueros e hicieran un tercer Keeper (no cuento aquel "Legacy" del 2005, que era un tostón más que otra cosa). Es por ello que en un primer momento me irritó y me fastidió que Unisonic no tuviera algún ingrediente parecido a los que había en aquel par de discos de finales de los 80. Ya estáis advertidos de antemano, no os esperéis un "Keeper" porque no lo vais a tener ni de lejos. El Power Metal pasa totalmente desapercibido y sólo en ciertos momentos puntuales puedes ver algún resquicio del mismo; eso sí no podemos desmerecerlo porque estamos ante un gran disco de Hard Rock, hecho que al fin y al cabo tampoco tiene que extrañarle a nadie si analizamos las bandas de procedencia de sus otros tres integrantes.
El disco comienza con el adelanto que ya nos regalaron hace unos meses en su Ep "Ignition". "Unisonic" es el tema elegido para abrir esta caja de pandora. Es lo más rápido y heavy que vamos a encontrar por aquí; un gran corte en el que apreciamos lo bien que todavía conserva la voz el mítico cantante alemán. "Souls Alive" te vuelve al pasado cuando te dejas llevar por el registro de Kiske; da gusto escuchar esos agudos a día de hoy, como si el tiempo no hubiera transcurrido, como si tuviera todavía 20 años. Evidentemente el tic tac del reloj nunca se detiene y puede llegar a hacer verdaderos estragos, aunque éste no es el caso, ya que su voz sigue intacta como el primer día.
La mano de Hansen, como no puede ser de otro modo, se deja ver en los mejores temas del disco. "Never Too Late" y "Never Change Me" son un claro ejemplo; temas sencillos, directos y sin florituras; marcados por riffs potentes, estrofas con puentes interminables y estribillos que te desgarran el alma. El pequeño pelirrojo tiene un don especial para gestar canciones atractivas y pegadizas, es único en su especie, toda la vida lo ha hecho y aunque ahora no esté en su mejor momento compositivo, sigue demostrando que es uno de los grandes y sigue firmando grandes composiciones. Como olvidar su "I Want Out" o su "Future World" de la época "Keeper"; o aquel "Ride The Sky" de la ópera prima de "la calabaza", donde él mismo era el encargado de poner la voz y el sentimiento a una de las canciones más prodigiosas que jamás haya compuesto. El solo hecho de nombrarlas y recordarlas en este artículo un cuarto de siglo más tarde, me sigue emocionando tanto como el primer día que las escuché.
Dennis Ward (PC 69) se convierte por derecho propio también en protagonista con lucideces como "Renegade" o "I´ve Tried", canciones ambas hechas para el lucimiento y disfrute vocal de Michael. Por su parte "My Sanctuary" y "Star Rider" me parecen las más flojas, las menos atractivas y las que menos me llaman la atención, llegando incluso en determinados momentos a aburrir a las piedras. Menos mal que Hansen nos rescata de ese hastío momentáneo con la magnífica "King For A Day"; nos os perdáis el sentimiento y las ganas que le pone Kiske en su parte final, os dejará con la boca abierta...para quitarse el sombrero ante tan magnánima demostración de fuerza y poderío.
El disco finaliza con dos grandes canciones. Por un lado Kiske pone su granito de arena al nuevo proyecto contribuyendo con la lenta y cándida "No One Ever Sees Me", mientras que Ward se desata la melena con la que posiblemente es la mejor de todas. "We Rise" es adrenalina pura, muy divertida y entretenida; tiene la suerte de contar con uno de esos estribillos más pegadizos, capaces de quitarte el sentido y la sinrazón, máxime todo ello si coincide que la prodigiosa voz que lo desgrana es la de Michael Kiske.
No es un "Keeper", eso está claro; pero tampoco eso nos debe obsesionar y conducir a que hagamos un juicio erróneo del disco. Aquellos fueron trabajos hechos en su momento y la verdad creo que tampoco sería acertado intentar hacer una "tercera parte" de los mismos casi 30 años después (sería como hacer un "Master Of Puppets" otra vez). Eso es imposible. Unisonic se merece una oportunidad. Dársela, ya veréis como no os defrauda.
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