Blogozarro #13 "La guitarra de Kurt"

Los más puristas se llevaban las manos a la cabeza; ¡Oh, Dios mío, estos de Fender no tienen corazón, van a sacar una guitarra en el nombre de Kurt, es un sacrilegio! ¿Qué diría Kurt si estuviese vivo? ¡No lo aprobaría! No seamos hipócritas, a estas alturas, la gente de Fender (o 7ender, como muchos prefieren escribir en internet) es de todo menos tonta pero tampoco necesitan pedirle permiso a los cuatro payasos que argumentaban semejante imbecilidad. La gran mayoría llevaba pañales cuando Kurt se colgaba su mítica guitarra y esgrimen tal argumento porque no tienen dinero para comprarla, no quieren gastárselo o Nirvana no significa nada para ellos. Motivos muy loables pero muy alejados de la crítica sobre la falta de ética de la compañía por hacer una réplica de la guitarra del ídolo grunge. Sí, podría resultar un contrasentido para la filosofía del movimiento pero tengamos en cuenta que éste sólo fue una etiqueta con denominación de origen de la cual Kurt renegó y bromeó durante sus años de fama. Y, en realidad, Fender trabajaba codo con codo con Kurt en los últimos meses de vida de éste e incluso llevó acabo el proyecto de Cobain de mezclar una Jaguar con una Mustang, dando lugar a la ya mítica "Jagstang" cuya producción ha sido discontinuada durante los últimos veinte años y actualmente sólo es posible conseguir a través del mercado de segunda mano. 

En la trasera de la pala de la "Jagstang" figuraba el mítico y ahora tan buscado "Designed by Kurt Cobain" con la aprobación y beneplácito de éste (pese a que no quedó del todo contento con los resultados finales y siguió sugiriendo cambios y modificaciones, además de descontentos, durante la gira de In Utero a los luthiers de Fender). Es por esto que Fender está en su perfecto derecho de hacer una réplica de la legendaria Jaguar del 65 que empuñaba Cobain por aquello del aniversario de "Nevermind" (1991) y todos aquellos que crecimos y fuimos adolescentes (con toda esa angustia juvenil) cuando Nirvana sonaba en la radio ansiábamos el momento de poder tocar la guitarra que se colgaba nuestro antihéroe favorito y, con algunos años de más, preferimos aferrarnos a esta pequeña ilusión que a la frustración y sin razón de criticar la actitud de Fender en nombre de Kurt que, no nos mintamos, a estas alturas no hace falta que nadie le defienda. En mi más humilde opinión, Fender es precisamente una marca cuya principal característica a la hora de realizar sus "modelos signature" es el respeto.

Antes de continuar, me gustaría aclarar que lo que viene a continuación es una pequeña "review" basada en mis escasos conocimientos sobre mi recién adquirida guitarra y la ilusión con la que he vivido cada instante; desde su llegada, la apertura del estuche y las sensaciones que me ha producido, por lo que es bastante personal y nada académica o técnica. De todas maneras, no podía ser de otra forma tratándose de la protagonista que nos ocupa. Pinchemos una vez más "Aneurysm" y dejémonos llevar por el tacto de su mástil...

Nos hemos hartado de repetirlo y reconocerlo; Kurt no era un virtuoso a la guitarra pero, a cambio, era capaz de decir con seis cuerdas más que muchos guitarristas con mejor técnica, de inventar increíbles melodías y, lo más importante, crearse un sonido tan identificable y característico como uno más de los mejores músicos de la historia. 

Es imposible no escuchar uno sólo de sus "acoples" o su magistral manejo del "chorus" y no reconocer su sonido al instante. Kurt no inventó la rueda pero nos descubrió una nueva forma de usarla y nos demostró,  una vez más, que cualquiera podía tocar la guitarra y componer.

¿Cuántas guitarras usó Kurt? Decenas. Principalmente Fender aunque también una Gibson SG, Epiphone, Mosrite (y las Univox) o Martin (como la acústica del Unplugged). 

¿Por qué Fender? Varias Stratocaster entre las que se contaban la mítica blanca (con el logo de K Records), la icónica strato negra también conocida como "Vandalism Stratocaster" (debido a la pegatina de "VANDALISM: BEAUTIFUL AS A ROCK IN A COP'S FACE") y las dos telecaster de las que se tiene constancia (la pintada en azul con el corazón arañado sobre la pintura y la sunburst japonesa que le regaló Fender y que rápidamente se convirtió en su favorita poco antes de morir) pero, sobre todo, Jaguars y Mustang debido a que éstas, fuera de moda y en claro desuso, podían ser encontradas por poco menos de cien dólares de la época. 

Así que, Kurt terminó cogiéndole el gusto a este tipo de guitarras levemente asimétricas ricas en limpios y orientadas a la música surf. ¿Ricas en limpios? Rápidamente lo solucionó cambiando las pastillas simples del puente por unas "humbuckers" que ayudaron a definir su sonido. Comenzaba la leyenda.

La Fender Jaguar de 1965, de clavijero grande estilo Strato y el logo Fender "spaghetti" presenta todas las modificaciones con las que Kurt la compró y las que él mismo le hizo, guardando la misma configuración (para bien o para mal) que la del líder de Nirvana. Pastillas Humbucker "DiMarzio DP103 PAF 36 Aniversario" en el mástil y "DiMarzio DP100 Super Distortion" en el puente,  cuerpo de aliso con acabado envejecido (incluidos los herrajes), controles cromados tipo "domo" (dos para el volumen y uno para el tono) y un switch de tres posiciones que Kurt solía cubrir con cinta aislante negra para evitar cambiarlo mientras rasgueaba. A estas alturas no vamos a ponernos exquisitos acerca de lo amoral que puede ser el acabado "relic" o el "roadworn" porque esta edición especial de la Jaguar de Cobain pedía a gritos un trabajo tan concienzudo y bien hecho, no sería lo mismo si no presentase el desgaste que sufrió en manos de Kurt.

Palosanto para el diapasón, trastes jumbo médium, puente Adjust-O-Matic (el tremolo de tipo Jaguar clásico con opción de bloqueo) y la placa del mástil (neck plate) grabada con el dibujo que Cobain hizo con sus propias manos sobre la original, como colofón el acabado "relicado"  (que hace pocas líneas comentaba) para hacer una réplica exacta a la que llevaba Cobain en la que se supone que hasta el peso es el mismo. Y aquí es donde se unen la leyenda con el misterio más absoluto ya que, según se cuenta, Courtney prestó la guitarra a su compañero de grupo en Hole, el guitarrista Eric Erlandson quien la usó durante un tiempo y el resto de los mortales le perdimos la pista, se dice que se la devolvió a una de las viudas más famosas del Rock N' Roll y está la conserva como oro en paño para regalársela a su hija, Frances Bean Cobain pero en realidad no se sabe nada a ciencia cierta ya que nadie, absolutamente nadie, ha llegado a verla, ni siquiera Earnie Bailey. ¿Entonces, cómo llegó la guitarra a los luthiers de Fender? Hasta la prestigiosa marca guarda celosamente el secreto de la guitarra que, según unos pocos afortunados afirman, llegó en un misterioso estuche, examinaron, midieron, pesaron, escanearon y hasta radiografiaron para, posteriormente, reproducirla a modo de homenaje. ¿Cuál es el resultado? Jodidamente espectacular.

Hablamos de una guitarra que, aunque fue la favorita de Kurt durante mucho tiempo, no recibió especial mimo o cuidado, nunca la limpió (permitiendo que cayese sudor o restos de cualquier bebida y comida) y, pese a que nunca la destrozó como ocurrió con la "Vandalism Stratocaster", ha llegado a nuestros días no sólo con el típico desgaste de la hebilla del cinturón sino que toda la superficie de ésta (independientemente de los típicos piquetazos que sufrió tanto en el cuerpo como en el mástil) está pulida, craquelada, arañada, desgastada y con la apariencia de haber sido usada durante décadas cuando lo que realmente le ocurrió es que fue su guitarra principal durante cientos y cientos de frenéticas noches. Pues bien, Fender se ha esmerado tanto que esta Jaguar luce exactamente igual a la original (según dicen los que han tenido ambas entre manos y podemos comprobar en foto, claro) e incluso los herrajes tienen restos de óxido y se muestran envejecidos con tal realismo que cuesta pensar que lo que tenemos entre manos es un instrumento nuevo.

Lo primero que me sorprendió fue cuando cogí el estuche entre mis manos; ¡pesaba una barbaridad! Lo abrí (mientras sonaba Nirvana, por supuesto, hay que ser muy detallista cuando hablamos de este tipo de fetiches) y allí estaba... Cuando era adolescente nunca pensé que tendría delante mío la guitarra de Kurt (bueno, una réplica) así que, después de observarla durante un buen rato y tocar su cuerpo con cierto respeto, la agarré por el mástil y la examiné con cuidado. Lo que estaba claro es que lo que pesaba no era sólo el estuche, es una guitarra realmente sólida y pesa como ninguna otra de mi colección, al tacto se siente robusta. La enchufé y jugueteé un rato con ella. La acción de las cuerdas es baja y el mástil se deja tocar con suavidad, los acabados son perfectos y la mano se desliza con rapidez. No soy un gran guitarrista pero suena bien cuando uno se lanza con algún que otro solo o lick bluesero pero, sobre todo, es una guitarra hecha para rasguear con fuerza, para hacer quintas salvajes o "power chords", para "golpear" y disfrutar porque cuando uno la toca siente sus pastillas y un sustain fuera de lo común. Sorprende la fuerza que desprende y la magia que Fender ha sido capaz de captar con su excelente trabajo. Todo hay que decirlo, esta Jaguar (después de las modificaciones que Kurt le hizo, y perfectamente reproducidas en este modelo) es complicada de usar al principio; uno tiene la sensación de manejar dos circuitos y poder tocar con una pastilla en un limpio con un poco de "crunch" para saltar a la distorsión más contundente con un simple cambio en el conmutador más cercano al mástil. Vamos, una auténtica gozada con la que uno disfruta de la versatilidad de esta Jaguar en cuanto se acostumbra a ella.

Capturando plenamente el espíritu de Nirvana, resulta increíble tocar sus canciones y sentir su sonido, notar el típico timbre de la guitarra de Cobain (monta cuerdas del 10, ligeramente más gruesas, de las que me aprovisioné varios juegos) y acoplarla contra tu ampli, hacer sonar "Breed" o "Aneurysm", hacerla chirriar y gritar con "Serve The Servants" o cambiar el juego de las pastillas y en limpio sacar el sonido de "Lithium" o "Polly", lo único que se puede llegar a echar en falta es un ampli Fender o Mesa Boogie para acariciar aún más el sonido más puro de los de Seattle. Para colmo, dentro del estupendo estuche de Fender viene un libro, una auténtica golosina, escrito por Earnie Bailey, técnico de guitarras de Nirvana en el que no sólo nos cuenta cómo conoció a Kris y Kurt, cómo ajustaba sus guitarras y cómo sufría cuando las recogía hechas pedazos sino que nos narra la misteriosa historia de esta Jaguar y las manías y gustos de su dueño con algún que otro dibujo de éste y fotos de la época. Kurt nos dejaba en Abril de 1994 y no se me ocurría mejor forma de recordarle que con su Fender del 65 entre mis manos. Te seguimos echando de menos...

© 2012 J.Cano