Crítica: Dream Theater "A Dramatic Turn Of Events"

¿Cuántas veces hay que escuchar un disco de Dream Theater para poder hablar de él en profundidad? Seguro que toda una vida; con cada escucha crecen y crecen para sorprenderte y, meses después o incluso años, uno descubre matices y secretos en sus surcos. Mucho me temo que, lejos de la pasión y el sonido, pocos estén capacitados a hacer juicios precipitados de discos con tanto esfuerzo y detalle como los de Labrie y compañía. El grupo ha estado en boca de todos, incluso de aquellos que nunca les habían prestado atención y este nuevo disco ha generado tanta polémica que todo el mundo parecía conocerlo antes siquiera de ser editado. La desbandada de Portnoy ha sido la culpable de toda esta publicidad que, no nos engañemos, ha puesto al grupo en la palestra para que todos afilen sus cuchillos esperando el primer disco sin uno de sus fundadores. Empecemos por la portada; no es de mis favoritas pero reconozco que me gusta (como todas las del grupo) y la imagen del equilibrista que no sabe si va a caer y la aleta de tiburón que es el avión del grupo me resulta inspiradora, hay vida tras Portnoy y ellos mismos se han desmarcado del papel de equilibrista que no sabe que ocurrirá con su futuro, prefieren ser tiburones.

"On The Backs Of Angel" fue lo primero que se filtró en la red o, por lo menos, lo primero que escuché de este nuevo disco y me gusta ese comienzo y el cambio de ritmo. ¿Se echa de menos a Portnoy? No, definitivamente no y no porque no le tenga cariño o no piense que es un gran batería sino porque me parece que su salida ha sido una brisa de aire fresco para el grupo que abandona, por fin, la fuerte pegada de éste y parece que toman el control Rudess y Myung. Mangini es un buen batería que cumple con soltura (¡y de que manera!) su papel pero no es protagonista como Portnoy y eso no es algo malo, el papel de Mangini es el de base a las composiciones del Petrucci, Myung y Rudess que en esta canción introduce todo tipo de efectos y loops. Un buen adelanto con buen ritmo y con un estribillo lleno de intensidad y es que si algo no le falta a este nuevo álbum es precisamente eso; intensidad y emoción.

La sorpresa llega con "Build Me Up, Break Me Down". ¿Podría alguien imaginarse   a Portnoy dejando que una base programa comenzase una canción de su grupo? No. Y así comienza el tema en cuestión para terminar arrancando con un pesado riff de Petrucci y un estribillo magnífico, precioso, muy Labrie. El solo de guitarra es espectacular y el tema, aunque no deja de ser un medio tiempo, acaba de manera imponente con el teclado del gran Rudess.

El comienzo de "Lost Not Forgotten " es uno de mis favoritos, épico y grandioso con un piano lleno de sensibilidad y una batería genial, doble bombo y volvemos al gran Rudess. ¡Qué gran trabajo el suyo y el de Petrucci, menudo solo el de éste en el minuto 7:10! No es de las mejores canciones del disco pero podríamos hablar de ella durante horas, una composición de poco más de diez minutos da mucho de sí.

Llegamos a la primera balada del disco; "This Is The Life", una preciosidad en la que Labrie suena brillante y que la guitarra de Petrucci va tejiendo poco a poco. En algún que otro momento me llega a recordar a Pink Floyd pero es que este disco tiene de todo y la comparación con Guilmour y Waters no es gratuita. Fantástica, con un final emocionante. "Bridges In The Sky" con un comienzo desconcertante lleno de ecos mantras para terminar estallando en un tema de la vieja escuela (a todos os recordará a la época de "Awake"), buen trabajo de Mangini al doble bombo y Labrie en el estribillo.

En "Outcry" (¡más de once minutos!) vuelve Rudess a hacer de las suyas y el grupo a meter bases programas que, sinceramente, le sientan muy bien a la composición. Cambios de ritmo y partes más suaves se alternan con momentos más machacones y los teclados de Rudess como auténticos protagonistas (el minuto 6:24 es mágico), la labor Myung sobresaliente, como siempre en este disco.

"Far From Heaven" es la segunda balada, llena de sentimiento y unos arreglos verdaderamente deliciosos sobre la voz de Labrie que, aunque nunca me ha terminado de convencer como vocalista (manías que tiene uno), suena como los ángeles en este tema.

¿Y qué podemos decir de "Breaking All Illusions"? ¡Es el mejor corte del disco! Nada más que por estos doce minutos de pura magia merece la pena ir a comprarlo. La guitarra de Petrucci es una auténtica maravilla y se abre paso entre Rudess y Mangini para terminar en un riff imposible y lleno de fantasía. Rudess, por su parte, despliega toda la emoción de la que es capaz mientras Mangini acompaña sonando más a Portnoy que nunca, el estribillo es el mejor de todo el disco, tan emocional como intenso, como el solo de Petrucci que parece elevarse por encima de las nubes de la portada. ¡Qué manera de tocar! Atención al minuto 5:20 y ese desarrollo funky; tremendo. Puedes encontrar verdaderos destellos de genialidad de cada uno de ellos en una canción tan enorme como esta.

El final de disco es un broche de oro llamado "Beneath The Surface", otra balada que seguro que hará a Portnoy retorcerse allá donde se encuentre pero que encaja y cierra el disco con la misma sensibilidad que han sabido desplegar en todo el redondo. La ausencia de Portnoy ha dejado a Dream Theater bajo la única influencia metálica de Petrucci y eso se nota, Rudess y Myung se vuelven protagonistas y enriquecen el conjunto mientras que la labor de Mangini es encomiable y esperamos que, poco a poco, encuentre su hueco y desarrolle más protagonismo y una personalidad más marcada. El nuevo disco de Dream Theater es una lección de cómo reinventarse sin traicionarse, de cómo saber levantarse después de haberse caído; es todo un lujo.


© 2011 Jesús Cano