Crítica: Foo Fighters "Back And Forth"

Un buen amigo mío y redactor de esta página siempre me ha dicho que para tener éxito hay que ser un cabrón y así podría ser resumido (o haber sido subtitulado) el documental de Foo Fighters, llamado "Back And Forth", dirigido por James Moll ("The Last Days") y producido por Nigel Sinclair (a quien podemos recordar por "No Direction Home: Bob Dylan"), ahonda en la historia personal de Dave Grohl y sus vicisitudes para triunfar, algo así como un "Behind The Music" de la insoportable MTV. ¡Quién le ha visto y quién le ve!

Los diez primeros minutos son tan necesarios como imprescindibles por tratar sobre los últimos días de Cobain (aunque siga produciendo cierto reparo y, más aún, ver la exagerada consternación de algunos de los entrevistados). La siguiente media hora es de lo mejorcito por narrar el proceso de grabación de su primer disco (1995) el reclutamiento de Mendel y Goldsmith de Sunny Day Real State y aquellas interminables giras por salas de pequeño aforo presentando canciones como "I'll Stick Around", "Alone + Easy Target" y la sudorosa "Wattershed" (una de las imprescindibles en sus conciertos de aquella época por la península) en compañía del simpatiquísimo Pat Smear. Aquellos Foo Fighters sonaban frescos e inmediatos, tenían ganas de comerse los escenarios y no paraban quietos sobre ellos, sus apariciones en televisión eran directas y llenas de fuerza.

Pero, tal y como escribía antes, el documental bien podría haberse llamado de otra forma muy diferente ya que en él descubrimos que la simpatía de Dave Grohl no es tal cuando tiene que arremangarse y despedir a Goldsmith después de hacerle la cama (de manera imperdonable y rastrera) durante las sesiones de grabación de "The Color And The Shape", darle la patada al entrañable Franz Stahl (echándole del grupo por teléfono, todo un detalle de clase y estilo) o pasar de sus compañeros de grupo cuando al señorito le apetece coquetear fuera de su propio grupo.

El dramatismo con el que se nos relata la sobredosis de Taylor Hawkins es tan ridículo que llega a ser hilarante, como la estupidez de beber chupitos antes de salir al escenario y el supuesto decadente estilo de vida que nos pretenden hacer creer que llevaron durante una época. ¡Por Dios, que estamos hablando de Foo Fighters, no de Mötley Crüe! ¿A quién pretenden engañar? iPero si en este grupo podría llegar a tocar Espinete!

El fichaje del sosísimo Chris Shiflett (al que tenemos que aguantar en los conciertos del grupo haciendo interminables solos de guitarra como si de Ace Frehley se tratase), el proceso de grabación de un disco tan mediocre como "One By One" (2002) y la fingida y espontánea llegada al clímax en el estadio de Wembley.

Todo ello con cierto tufillo a autocomplacencia y promoción del nuevo "Wasting Light" del que hablan de canciones como "These Days" o "Dear Rosemary" como si hubiesen descubierto la rueda cuando son directamente malas (no hay más que ver cómo Grohl compone sus letras o, un detalle que me ha sorprendido, cómo graba las partes vocales de las mismas; ¡sentado, qué profesional!).

El último disco fue grabado de manera analógica, sin ordenadores ni "moderneces" por el estilo; "una retorno a la autenticidad" que se ve truncado cuando uno contempla la cantidad de equipo que han utilizado y los medios de los que han dispuesto. ¡Grabado en un garaje pero qué garaje! Todo en la historia más reciente del grupo parece de cartón piedra...

El momento mágico llega cuando entra por la puerta el gigantón de Chris Novoselic, con gorro de lana y aspecto cansado. Le vemos tocar el bajo y la acordeón, echarle paciencia a Butch Vig cuando le hace repetir una y otra vez la misma nota y poner cara de resignación cuando mira a Dave. Impagable. 

Este "Back And Forth" es una buena golosina para todos los miles de fans del grupo que disfrutan con sus últimos cuatro discos y no saben quién es Bob Mould. Por mi parte, volveré a pinchar "Floaty", cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, no lo dudes.

© 2011 Jesús Cano