Desde su formación en 1982, Swans, liderados por Michael Gira, han forjado un legado musical que desafía cualquier etiqueta, influyendo en géneros como el noise rock, no-wave, industrial, sludge, post-punk y post-rock, y dejando su huella en bandas tan diversas como Godspeed You! Black Emperor, Neurosis, Godflesh, Nirvana y Tool (siendo habitual que Maynard los mencione en más de una ocasión). Con diecisiete álbumes de estudio, ocho EPs y diez discos en directo, la banda ha explorado un espectro sonoro que combina lo visceral con lo sublime, creando una experiencia que, según palabras de Gira, refleja la dualidad de los cisnes: “criaturas majestuosas y de apariencia hermosa, pero con temperamentos realmente feos”. Su decimoséptimo álbum, “Birthing” (2025), marca el supuesto cierre de la era de sonido expansivo que caracterizó su renacimiento en el nuevo milenio, ofreciendo una obra que, aunque no alcanza la monumentalidad de su trilogía formada por “The Seer” (2012), “To Be Kind” (2014) y “The Glowing Man” (2016), reafirma su capacidad para tejer paisajes sonoros hipnóticos y perturbadores. “Birthing” (2025), desarrollado en gran parte durante la gira de 2023 y 2024, y grabado con músicos como Phil Puleo, Kristof Hahn y Dana Schechter, captura la esencia de Swans: una mezcla de repetición obsesiva, texturas acústicas y una intensidad que oscila entre lo espiritual y lo profano, cuando no busca ser accesible, sino sumergir al oyente en un viaje de casi dos horas que alterna entre la disonancia y momentos de belleza frágil, consolidando su lugar en el catálogo de la banda como un testimonio de su inquebrantable personalidad.
“Birthing” (2025), compuesto por siete canciones, presenta una paleta de colores que combina la crudeza industrial con pasajes más orgánicos y acústicos, manteniendo su toque característico. “I Am a Tower” abre con una atmósfera densa, donde la voz de Michael Gira, con su tono de barítono salvaje, se entrelaza con líneas de bajo y riffs que evocan una jam session, mientras que en el apartado lírico aborda un tono político que algunos interpretan como una crítica a Trump. Por su parte, la canción principal, “Birthing”, destaca por la colaboración de Jennifer Gira, cuya etérea voz contrasta con guitarras repletas de distorsión y percusiones monstruosas, creando un efecto inquietante que recuerda más a un ritual que las clásicas canciones de Swan y sus coetáneos. “Guardian Spirit” mezcla disonancias con melodías de piano que, junto a la voz de Jennifer, producen un ambiente de calma inquietante, mientras que “The Merge” se sumerge en un caos de free jazz e industrial, con la batería de Timothy Wyskida y un saxofón soprano que intensifican la sensación de pesadilla, destacando como el momento más experimental del disco. “The Healers” y “(Rope) Away” exploran crescendos ambientales e instrumentales, mientras que “Red Yellow”, compuesta al completo en el estudio, ofrece una textura más minimalista, con el mellotron de Larry Mullins aportando un toque melancólico. La repetición, un pilar en la obra de Swans, se utiliza aquí para mutilar la percepción de la realidad entre pasajes hipnóticos y accesibles, aunque siempre con un trasfondo de tensión que desafía al oyente a permanecer atento.
A pesar de su intensidad y riqueza, “Birthing” (2025) no logra eclipsar la magnitud de la trilogía de los 2010, que muchos consideran el pináculo creativo de Swans. Comparado con la densidad monolítica de “The Seer” (2012) o la narrativa épica de “To Be Kind” (2014), este álbum parece una evocación de esas cumbres, como la lluvia de ceniza que sucede tras una explosión. Sin embargo, su valor radica en su capacidad para capturar la esencia de Swans y es la creación de atmósferas que tienen tanto de desafío como de invitación a la introspección. Personalmente, encuentro que “Birthing” (2025) es un recordatorio de por qué esta banda sigue siendo relevante; cuando no busca complacer, sino desafiar, obligando al oyente a enfrentarse a sus propios límites musicales. La colaboración de músicos como Norman Westberg y Christopher Pravdica añade capas de profundidad, pero es la visión de Gira la que sigue siendo el núcleo de esta experiencia. Aunque no todas las canciones justifican su duración, momentos como “The Merge” y los coros de “Birthing” permanecen en la memoria, demostrando que, incluso en su supuesta despedida de los “grandes sonidos”, Swans sigue siendo una fuerza única. Este álbum no es para todos, pero para quienes se aventuren en su abismo, ofrece una experiencia que, aunque pueda resultar agotadora, es profundamente transformadora.
© 2025 Lord James