Crónica: Nine Inch Иails (Madrid) 14.07.2018

SETLIST: Somewhat Damaged / The Day the World Went Away / Wish / Less Than / March of the Pigs / Piggy / The Lovers / Shit Mirror / Ahead of Ourselves / God Break Down the Door / Closer/ Copy of A / I'm Afraid of Americans/ Survivalism / Gave Up / The Hand That Feeds / Head Like a Hole / Hurt/

Quinta vez que me enfrento al directo de una de mis bandas favoritas, de uno de esos genios que parió los noventa y por el que siento un respeto absoluto, Trent Reznor. Es verdad que algo se rompió en la frágil mente del cerebro de Nine Inch Nails tras “The Fragile” (1999), nunca mejor dicho, en una carrera tan sinuosa como para haber anunciado en más de una ocasión la defunción de su propio proyecto para, poco después, haberlo retomado con la promesa de revolucionar la puesta en escena, el concepto de los espectáculos en directo, la propia experiencia del oyente en lo que muchas veces ha sido un auténtico corte de manga para la industria, las discográficas o la distribución y el streaming. Tras “The Fragile”, todos sus seguidores aguantamos con estoicismo hasta “With Teeth” (2005) y la despedida definitiva hasta “Year Zero” (2007), el capricho de “Ghosts I-IV” (2008), el cortante y crudo “The Slip” (2008) o, cinco años más tarde, el regreso con “Hesitation Marks” (2013) hasta la triada de EPs con “Not The Actual Events” (2016), “Add Violence” (2017) y “Bad Witch” (2018) o las geniales bandas sonoras con su nuevo compañero en el crimen, Atticus Ross; “The Social Network” (que le valió el Oscar), “The Girl with the Dragon Tattoo”, “Gone Girl”, “Before The Flood” o “Patriots Day”, que demuestran que Reznor no quiere seguir el clásico patrón de gira y disco, disco y gira, que se siente mucho más cómodo publicando junto a su mujer, Mariqueen Maandig, bajo el nombre de How to Destroy Angels o tras la mesa de mezclas para diferentes artistas, como aseguraba al principio de esta humilde crónica; un auténtico genio inclasificable al que da la sensación que le falten horas en el día para abarcar tanto proyecto y con los que parece conservar la cordura para alguien que, a mediados de los noventa, parecía encabezar todas las apuestas para acabar bajo tierra. Reznor es un superviviente pero no uno que le deba su latido al azar, es un auténtico trabajador que ha vencido a las adicciones y se ha sobrepuesto gracias a su talento y tremendo esfuerzo. Parece fácil, pero no lo es.

Los que leen habitualmente esta web ya sabrán que, parafraseando a Elliott Smith, el Mad Cool nos parece poco menos que el infierno en la tierra, la actuación de Reznor cerraba el festival en la madrugada del sábado, pero quiso el destino que coincidiese con el glorioso concierto de Iron Maiden en Madrid. Así que, ni cortos ni perezosos (y gracias al sabio consejo de una buena amiga nuestra), tras ser testigos del cartel de auténtico lujo encabezado por Iron Maiden, Gojira y Sabaton, nos teletransportamos a un Mad Cool agonizante con Depeche Mode en la recta final de su gira The Global Spirit Tour. Bien saben también nuestros lectores habituales de mi devoción por Gahan, Gore y Fletch pero esa noche no era la suya y tras una pegadiza pero superficial interpretación de "Just Can't Get Enough" para cerrar su actuación, el Mad Cool se oscurecía para recibir a Reznor, Ross, Cortini, Rubin y, claro, a Robin Finck. Con la zona VIP del escenario llena a media asta, la organización del festival tardó pocos segundos en dejar a todo el público que había allí invadirla y así conseguí primera fila frente a Finck, en un concierto que abrieron con “Somewhat Damage” de “The Fragile” y una realización sobria pero magnífica en la que lo que veíamos en el escenario se amplificaba en blanco y negro, con frenéticos movimientos, a escasos milímetros de Reznor. El sonido fue cristalino en todo momento, sorprendentemente nítido para un festival y una banda funcionando como un reloj de precisión. No fue casualidad, por todos es sabido de la obsesión, casi vehemencia, de Reznor por llevar al directo lo que suena en sus discos.

La emoción de “The Day the World Went Away” se vio contrarrestada por la locura de “Wish” en la que miles de personas corearon; “Wish there was something real, wish there was something true. Wish there was something real in this world full of you” en esa montaña rusa diseñada por Reznor en la que “Less Than” nos daba tregua mientras “March Of The Pigs” nos volvía a todos locos con el enfebrecido ritmo de Ilan Rubin que se dejó los brazos. Seguíamos en ese espiral descendente con “Piggy” y la cámara en primerísimo primer plano frente a Reznor hasta “The Lovers” (que sonó verdaderamente preciosa) o ese atrevimiento de incluir “Shit Mirror”, “Ahead Of Ourselves”, “God Brek Down The Door” del EP, “Bad Witch” y que, sin embargo, formaron una tanda estupenda en la que la banda disfrutó recreando lo exhibido en el EP.

“Closer” subió la temperatura del festival; curioso ver al público de un festival como es el Mad Cool, en una época de corrección como la que estamos viviendo, cantar; “I want to fuck you like an animal. I want to feel you from the inside. I want to fuck you like an animal. My whole existence is flawed. You… get me closer to God!” que sigue siendo una auténtica genialidad pase el tiempo que pase. “Copy Of A” y “Survivalism” continuaron esa suerte de éxtasis y me sorprendió que incluyeran “I'm Afraid of Americans” con Finck haciendo la parte de Bowie o un “Gave Up” que terminó de dejarnos afónicos hasta “The Hand That Feeds” y esa barbaridad titulada “Head Like A Hole” que sigue sonando más moderna que el noventa por ciento de la música actual.

Para cerrar, como no podía ser de otra manera, aunque me consta que Reznor la ha esquivado en algunos momentos, ese canto llamado “Hurt” en el que duele cada estrofa… Hace muchos años, Nine Inch Nails se ganaron la reputación de ser la banda que a más volumen tocaba en directo (se decía que sus directos podían llegar a dañar el oído interno), lo que nadie nos dijo fue que la continua exposición a su música podía tocar el corazón de todo aquel que la escuchase. Esto no fue un simple concierto, fue arte en directo, fue tan tremendo y de tal intensidad emocional que muchos lo recordaremos toda la vida. Sólo espero que lo que dijo Reznor fuese una más de las suyas y este cierre de la gira europea no sea la última vez que visitan el viejo continente, muchos no lo superaríamos. Uno de los conciertos del año en un fin de semana en el que Pearl Jam, Maiden y Nine Inch Nails nos hicieron tocar el cielo…


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