Crítica: Satan “Cruel Magic”

Acostumbrado, como estarás, a escuchar discos con un sonido tan procesado y con tantísima compresión que el recorte de agudos y graves, además de la subida de la señal, hace que sea imposible disfrutar de sus canciones. En los que la señal de la guitarra ha sido tan coloreada que la distorsión o cualquiera de los efectos de modulación logran que parezca venida de otra dimensión y la batería, como un barril metálico de cerveza, haciendo las delicias de Bob Rock, seguramente (¡oh, lector, amado lector!) “Cruel Magic” te parecerá un disco crudo, venido de otra época y con un acabado indigno de la época que nos ha tocado vivir pero nada más lejos de la verdad porque esto, que horrorizará a algunos, encantará a muchos cuando Satan ponen todo su esfuerzo en la composición, esa misma que echamos en falta en muchísimos discos actuales y en los que suele haber una grandísima división de opiniones por parte de esos que no entienden que un álbum con semejante sonido sea defenestrado o, por el contrario, ensalzado. Y es que la composición suele ser la gran asignatura pendiente de muchas de esas bandas que invierten todo su tiempo y esfuerzo en el ‘artwork’, en el sonido o en la estética, en definitiva; el envoltorio. Sin embargo, que “Cruel Magic” pudiese haber sido publicado hace veinte o treinta años y, pese llevar unos pocos días en circulación, tenga ese fuerte aroma a clásico y sus canciones posean magia, es gracias al trabajo de Ross, Ramsey, Tippins, Taylor y English . Además de su pluma y trabajo sobre el papel, de la colaboración con sus habituales musas; la guitarra suena como una guitarra auténtica, el bajo las secunda y la batería de Taylor es tan natural que uno parece sentir el retumbar del parche bajo la baqueta, la producción es tan sencilla pero tan efectiva y agradecida, tan orgánica, que no se echan de menos remiendos digitales. ¡Puro sonido NWOBHM!

Las canciones respiran y necesitan una duración media de cinco minutos, las composiciones lo requieren, no hay absurdas exhibiciones o demostraciones, "Into the Mouth of Eternity" no suena forzada y en ella encontramos elementos NWOBHM pero también arranques de energía al más puro protothrash, coros completamente naturales y una composición que, en los momentos más melódicos, recuerda al rock más clásico de los setenta. “Cruel Magic” o "The Doomsday Clock" (grandioso estribillo de adictivo y traqueteante ritmo) son evocadoras de otra época y, aunque Satan puedan ser contextualizados en la escena inglesa de los ochenta, hay mucho de Blue Oyster Cult pero también Atomkraft, Avenger, Pariah, Blind, Kashmir, Cronos o Battleaxe de los que, curiosamente, los componentes de Satan también han sido miembros.

Tanto "Legions Hellbound" (mucha atención al solo y, en general el sonido de las guitarras de Ramsey y Tippins), como “Ophidian”, podrían haber formado de “Life Sentence” (2013) en un álbum que, sin llegar a “Court in the Act” (1983) o “Suspended Sentence” (1987), quizá más por nostalgia que por otra cosa, puede mirar de frente a su discografía y estar en dura pugna con “Atom By Atom” (2015) pero, seré sincero, disfruto de todos sus discos por igual y me cuesta muchísimo decantarme por uno u otro título, es un ejercicio innecesario.

Taylor da paso a "My Prophetic Soul" y Ramsey y Tippins parecen jugar con sus guitarras, por no mencionar el excelente estado de Brian Ross, parece que los años no pasen por su voz y no sólo conserva su fuerza sino también su capacidad para transmitir en una producción como es la de “Cruel Magic” en la que, como indicaba, la ausencia de procesado es el vehículo perfecto para aquellos que no necesitan de ningún aderezo o engaño. El riff inicial de "Death Knell for a King" recuerda a Maiden hasta que entra toda la banda, siendo el bajo de English el que precisamente marque la diferencia con muchas otras bandas también clásicas.

La sorpresa que es "Who Among Us", más cercana a una canción propia de una ópera rock, es verdaderamente refrescante en una recta final formada por la directa "Ghosts of Monongah" y el majestuoso final con "Mortality”; grandiosa introducción, transición y utilización de otras sonoridades en un medio tiempo lleno de profundidad. Me gustaría concluir esta crítica asegurando que los seguidores del NWOBHM y Satan, en particular, se sentirán satisfechos con “Cruel Magic” pero sería una verdad a medias porque cualquier amante del rock entenderá la grandeza del último trabajo de una banda que, de verdad, parece incapaz de firmar una mala canción. Absolutamente sobresaliente, a un grandísimo nivel.

© 2018 Jack Ermeister