Crítica: Queens Of The Stone Age "Villains"

Sorprendente que el nuevo álbum de Queens Of The Stone Age comience con un pegajoso riff más cercano a Franz Ferdinand y con alguien tan reservado como Josh Homme cantando quizá la canción más explícitamente autobiográfica de todas las escritas hasta la fecha; “I was born in the desert, May, Seventeen in seventy-three. When the needle hit the groove I commenced moving, I was chasing what's calling me. Life is hard, that's why no one survives I'm much older than I thought I'd be. Feel like a fool, yeah, like a dancing fool, yeah. Foot loose and fancy free”, en la que no sólo declara su amor por el rock sino se cuestiona el camino recorrido en ese verso en el que asegura haber llegado a un edad a la que nunca habría creído en una vida que es tan dura como para que ninguno de nosotros salgamos vivos. Paradójico también que “Villains” sea abiertamente el álbum más bailongo de Queens Of The Stone Age, con un productor que debería ser la antítesis de la banda de Homme como es Mike Ronson (responsable de trabajos de artistas como Bruno Mars o Adele pero también Paul McCartney) y al que siempre se le relacionará –para bien y para mal- con un éxito como “Uptown Funk” que no sólo ha conseguido poner a bailar a Homme sino que todos nos rasquemos la cabeza cuando escuchemos un álbum como “Villains” que debería haberse publicado mucho antes.

Pero, ¿qué le ha ocurrido a Homme en “Villains”? Nada que no se viese venir de lejos, un músico auténticamente genial, versátil y con ganas de cambio, de crecer. Homme se recuperó de una depresión (si es que uno se puede recuperar de algo así), grabó una auténtica obra maestra como “...Like Clockwork” (2013) y, a pesar de tener en la cabeza y ya compuestas muchas de las canciones de este álbum que nos ocupa, decidió romper con todo, tomarse un tiempo, dejar volar a Queens Of The Stone Age y grabar un disco notable como “Post Pop Depression” (2016) con un Iggy Pop tan enorme como siempre y Dean Fertita y Matt Helders de sus amigos Arctic Monkeys.

Reconozco que si me hubiese dejado llevar por las primeras sensaciones que “Villains” y sus adelantos me provocaron, "The Way You Used to Do" o “The Evil Has Landed”, seguramente esta crítica sería muy diferente pero si algo me ha enseñado mi amor por la música es a no juzgar a la primera ningún álbum de un músico, menos de Homme, y darle tiempo a cada una de sus obras. Sigo sin entender cómo puede haber tanto crítico especializado, sagaz y profesional sobre la tierra con la llegada de la banda ancha, capaz de sentenciar casi cualquier álbum en apenas veinticuatro horas… Así ocurrió con todos aquellos que creyeron ver en “...Like Clockwork” un disco menor o, sin tener ni idea de la obra de Iggy Pop en su inmensidad, quisieron no apreciar las bondades de “Post Pop Depression” porque Iggy estaba más cerca de Alemania y “The Idiot” (1977) que de Detroit y los Stooges.

Con todo y con ello, tras decenas de escuchas creo acertar si aseguro que “Villains” es inferior a “...Like Clockwork” (un álbum al que, cuatro años más tarde, sigue siendo una pequeña caja de sorpresas y encierra secretos y aún más satisfacciones a cada escucha) y quizá el álbum “más limpio” de Queens Of The Stone Age desde “Songs For The Deaf” (2002), también es quizá el más coherente desde aquel y es que en “Villains” lo que se apreciar tras posteriores escuchas es un esmerado trabajo en la composición (como la negroide “Villains Of Circumstance”, que ya habíamos escuchado en directo con toda su desperanza) de unas canciones que –no nos engañemos- son únicamente rock n’ roll de los cincuenta; de ese que haría las delicias de Elvis o Little Richard y podría haber sido interpretado por ellos ("The Way You Used to Do" o “Head Like A Haunted House”) bajo una producción en la que, con todos mis respetos a Ronson y el buen dinero que Homme y Matador Records decidan pagarle, muchas de sus guitarras suenan a chicharra, tanto que la abstracción en algunos momentos es total y uno siente estar escuchando un instrumento robotizado (quizá es lo buscado…), lejos de cualquier sentimiento orgánico. Ahora imaginémonos muchas de estas canciones con unas guitarras más cálidas y una música menos procesada (supongo que la presencia de Alan Moulder también tiene mucho que ver), en efecto “Villains” habría resultado menos “bailable”, quizá habría perdido su carácter, pero habría evidenciado el buen sabor de sus canciones y el trabajo de Homme, Troy Van Leeuwen, Dean Fertita, Jon Theodore y Michael Shuman. Bailable… esa palabra que a muchos les chirriará y no sin razón porque “Villains” es más que eso, es un corte de manga tan trasgresor como rancio y antiguo en su concepción porque Homme podrá parodiar al Elvis de “Jailhouse Rock”, hacer el “moonwalk” de Michael Jackson o apretarse las gónadas como él en "The Way You Used to Do" que, por desgracia, ninguna de las canciones de “Villains” sonará en la radio o en ninguna pista de baile sino en los mismos festivales de siempre y escuchada por el mismo público de siempre, ese que ya le sigue como a un auténtico gurú.

Con todo, hay lugar para cierta oscuridad como en “Fortress”, en la que nos encontraremos a los Queens Of The Stone Age de siempre (igual que en “Head Like A Haunted House” nos hará creer en la reencarnación stoner de Presley en su atropellada pero deliciosa forma de cantar), o el fallido intento de politizar en “Domesticated Animals”. Una de cal y otra de arena porque “Un-Reborn Again” puede ser fácilmente de lo mejor que haya firmado, como ese “Hideaway” que nos lleva a otra década o el mejor riff de todo “Villains” que no es otro que el que encierra “The Evil Has Landed”, en el fondo un boogie de toda la vida pero con un puntito de complejidad, golpes de trémolo de Troy y la maravillosa modulación de Homme, entre el lamento y el falsete, ese tantas veces imitado por otros artistas pero tan pocas veces logrado.

“Villains” es una genialidad con sus luces y sus sombras, demasiado breve pero exento de relleno, demasiado atrevido para resultar tan tradicional a la postre y con unas canciones a las que no le habría venido nada mal un recorte en su duración para evitar la repetición en muchos momentos. Y, a pesar de todo, sigue siendo tan entretenido, rico en influencias, sólido e intrigante como cualquier obra del ex-Kyuss. Muchos esperábamos una continuación lógica a “...Like Clockwork” y quizá sea ese el porqué de nuestra extrañeza inicial porque Homme nos ha roto la cintura con su último dribbling, no podemos culparle por ir a años luz por delante, aunque no haya estado a la altura de las circunstancias…

© 2017 Jim Tonic