Crítica: Neurosis "Fires Within Fires"

Sumergidos en una enorme crisis mundial que ha cambiado el mundo por completo y una industria musical ya no agonizante sino en pleno proceso de descomposición mientras aquellos que todavía intentan hacer algo de dinero se avalanzan como buitres y aprovechan los restos, no deja de ser curioso que cada vez haya más sellos que apuestan por el coleccionismo en un mercado creciente que parece funcionar en una acomodada precariedad y que haya bandas cuyos discos, a estas alturas, sigan generando tanta expectación. En el caso de Neurosis, no es algo tan difícil de entender porque que la banda, además de no haber grabado un sólo disco mediocre desde aquel “Souls At Zero” (1992), pueden llegar a entenderse como una referencia seminal debido a su importancia en el desarrollo no sólo de muchos artistas sino también de otros subgéneros.

Pero Scott Kelly tampoco es alguien que lo ponga fácil, no se prodiga demasiado y mima él mismo cada lanzamiento de su retoño con el lógico celo de aquel que sabe que posee algo poderoso y que, con un legado así, debe meditar cada obra y estar seguro de lo que ve la luz. “Fires Within Fires” es un álbum notable, superior a “Honor Found In Decay” (2012) pero no a “Given To The Rising” (2003) y, por supuesto, al magnífico “The Eye Of Every Storm” (2004) pero sirva esta comparación con sus últimos trabajos para entender de qué tipo de obra estamos hablando y es que “Fires Within Fires” es, como todos los álbumes de Neurosis, una de esas colecciones de canciones que te deben acompañar cada día y de las que siempre extraerás algo nuevo porque, lejos de cualquier tópico, son pequeños universos en los que perderse.

Tan sólo cinco canciones, producidas de nuevo por el gurú undergound de lo auténtico que no es otro que Steve Albini (Big Black, Shellac o Rapeman), colaborador de largo recorrido de los de Oakland (que se hizo mundialmente famoso por su trabajo con Nirvana en 1993 y aquella agreste producción de “In Utero”) que ha grabado “Fires Within Fires” en sus propios estudios de Chicago (Illinois); los Electrical Audio en los cuales, como hemos visto ya en varios documentales, aparte de ofrecerse a cualquier banda (conocida o desconocida) que pueda pagar sus verdaderamente modestos honorarios pero sea capaz de pasar la exigente aprobación del mismísimo Albini, se caracterizan por la autenticidad de su equipo completamente analógico y la honestidad –lejos de cualquier artificio- de sus grabaciones, primando la atmósfera (con salas especialmente diseñadas para generar una reverberación natural, nada de efectos) y la verdad es que a Neurosis este traje les ha sentado maravillosamente bien desde que se iniciase su colaboración con Albini allá por 1999 con el glorioso “Times Of Grace” porque sus discos (y este “Fires Withing Fires” no lo iba a ser menos) respiran de verdad y uno siente a la banda casi en directo con ese ambiente que es un instrumento más y que Neurosis dominan a la perfección porque para ellos, a pesar de la agresividad inherente a sus composiciones, es tan importante el silencio y los momentos de aparente calma como los más ruidosos.

“Bending Light” suena enérgica y arenosa, con capas y capas de guitarras y esa sensación de pesadez propia del doom, con un constante vaivén de feedback que parece convertirse en un oscilante látido que amenaza con cambiar la tónica para, muy al contrario, llevarnos a una calma en la que toda la banda estallará con Kelly cantando y Roeder completamente enloquecido, quizá sea la más floja del álbum pero me gusta su sencillez y lo efectivo de la composición, lo inesperado y la densidad, esa misma de la que harán gala en la psicodélica pero también árida “A Shadow Memory” en la que, como en la anterior, también hay una pasaje central en el que Noah Landis llena perfectamente los huecos y sabe crear ambiente con sus sintetizadores que articularán el sucísimo desenlace de su último minuto.

“Fire Is The End Lesson” encaja a la perfección en este viaje que es “Fires Withing Fires” con Scott Kelly y Steve Von Till en las dobles voces, que precisamente será también quien abra “Broken Ground” tras esa bonita introducción de teclado con un registro tonal más cercano a Lanegan que a lo que nos tiene acostumbrado en este proyecto. La canción podría ser entendida como la cima del álbum gracias al creciente desarrollo en el que las guitarras de Von Till y Kelly son las que van construyendo la tensión pero también por esos enormes contrastes entre el desatado espíritu de Kelly y la sobriedad de de Von Till en las voces.

“Reach” cierra el álbum con casi once minutos, componiendo entre ella y “Broken Ground” casi la mitad de “Fires Within Fires”, teniendo la sensación de ser una composición de Von Till con Neurosis a su servicio y en la que, como anteriores, hay que esperar a un largo desarrollo en el que la quietud nos exasperará levemente hasta la última arremetida. Es verdad que quizá hubiese funcionado mejor como un EP de larga duración (valga el contrasentido) que como un álbum excesivamente corto con una canción como “Bending Light” que, aunque efectista, no termina de cuajar a pesar de que, al situarla en la apertura y gracias a sus guitarras, nos dejemos seducir por la emoción del regreso, el espíritu de la banda y su maestría tapizando segundos con sus guitarras. Aunque muchos de sus discípulos les marquen de cerca, cualquier trabajo de Neurosis poseerá una emoción que pocas bandas saben capturar y que muchos estábamos esperando y, francamente, no veo mejor forma de continuar “Honor Found in Decay” que con este “Fires Within Fires” que vuelve a fragmentar el futuro de la banda en varias trayectorias a cada cual más interesante y sirve para mantenernos templados a la espera del siguiente capítulo…


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