Crítica: Lamb Of God "VII: Sturm und Drang"

Después de haberles visto en directo hace poco más de un mes en el Hellfest, ya teníamos ganas de analizar en profundidad el nuevo trabajo en  estudio de una de las bandas con más tirón mediático de los últimos años. Sorprende ver cómo han crecido los de Richmond en cuestión de tres o cuatro años. Con "Resolution" (2012) abrieron una brecha que para nada se podían ellos mismos ni imaginar tras la edición de "Wrath" (2009), de hecho este disco duramente criticado por una amplia parte de sus fans (algo que nunca entendí) y, menos aún, tras la edición de "Sacrament" (2006), donde no dejaban de ser unos desconocidos para la mayoría del público que hoy día les alaba y adora. Sin duda alguna, Lamb Of God han sabido conducir su carrera y estar en el sitio y el momento exactos.  Poco debate tiene la afirmación de que la línea actual que lleva Randy Blythe y compañía es totalmente ascendente, llegando en ciertos momentos a parecer vertiginosa; estamos ante uno de los grupos actuales más sólidos y estables, y más viendo la pasión que son capaces de desatar ante la edición de un nuevo disco o la puesta en escena de una de sus actuaciones.

"VII: Strum und Drang" es el octavo álbum de la banda si tenemos en cuenta "Burn The Priest", su primer trabajo, el cual editaron bajo el mismo nombre en el año 1999. Esto da que pensar que los de Virginia si no quieren cortar de raíz y meter en el baúl de los recuerdos sus primeros días de andadura en la escena musical como Burn The Priest, al menos sí quieren trazar una línea divisoria y marcar un antes y un después de la llegada de Lamb Of God y su primer álbum propiamente dicho, "New American Gospel" (2000). Para ellos "Strum und Drang" es su séptimo álbum, o al menos eso han querido dejar claro con el título del mismo, haciendo referencia al movimiento literario alemán del siglo XVIII. Una de las principales características que tiene este trabajo es la gran versatilidad y diferenciación  de las canciones entre sí; obviamente hay guturales, líneas más melódicas pero también sonidos más rápidos y agresivos que juegan y se dejan querer entre otros más tranquilos y pausados. Tenemos que partir de la premisa que el groove metal en términos generales adolece de cambios y connotaciones musicales amplias, sus músicos tienden a seguir unos patrones y unos esquemas básicos con unas líneas muy marcadas, de las cuales resulta muy difícil salirse. Pero es que Lamb Of God han reconducido mucho su sonido con "Resolution" y sobre todo con "Sturm und Drang", llegando a niveles muy superiores a los que estrictamente se pueden bajo groove. Si hay un grupo actualmente que pueda considerarse heredero del sonido de Pantera, a la vez que es capaz de llegar a las cotas establecidas por Anselmo y los hermanos Abbott, ése es sin duda Lamb Of God.

La todopoderosa Nuclear Blast (quien se hiciera el pasado mes de mayo con las labores y los derechos para editar el nuevo álbum) ya nos lo dejaron muy claro desde el principio, cuando al mismo tiempo que lanzaban la noticia de su fichaje ponían a nuestra disposición el audio de la fantástica "Still Echoes". Desde la primera vez que la escuché sabía que Lamb Of God no iban a defraudarnos, sabía que eran un valor seguro y en alza, y sabía toda la rabia y la impotencia que Randy había acumulado durante los últimos años (motivadas ambas por la acusación de homicidio  involuntario a la que fue sometido por los juzgados de la República Checa) iban a ponerse de su lado cuando decidiera volver a tomar las riendas de la composición. Y es que "Still Echoes" marca el regreso del Randy más salvaje y rotundo, donde su voz se vuelve -si acaso- más agresiva y bronca a la que de por sí ya tiene en los pasajes más guturales de "Resolution". Fantásticos Morton y el pequeño de los Adler, sacando varios de los riffs más poderosos y envolventes de su séptimo hijo, al igual que Campbell y Chris Adler creando la base rítmica de un tema que resulta idóneo para abrir sus conciertos. Nosotros tuvimos la suerte de escucharlo en directo en la pasada edición del festival galo por excelencia y, aunque en aquella ocasión no sirvió de apertura (decidieron empezar con "Desolation"), sí podemos asegurar que fue uno de los más aclamados y coreados junto a clásicos de la talla de "Walk With Me In Hell" o "Black Label"…

"Erase This" es otra de mis canciones favoritas de "VII", con un inicio un tanto despistado, donde sólo escuchamos la guitarra de Willie, pero que no tarda en romper y cambiar bruscamente de ritmo gracias a un Chris pletórico que brilla en este álbum con luz propia y que con su esfuerzo y trabajo diario hace claras oposiciones a convertirse en uno de los mejores baterías del momento. Se le nota feliz, se le ve contento y pletórico; quizá tocar al lado de Mustaine le ha ayudado a crecer y a convertirse en mejor músico o, por lo menos, cumplir uno de sus sueños como seguidor de Megadeth, Chris creció y se hizo músico escuchando la música del controvertido Mustaine, por lo que a pesar de ser duramente criticado por tomar tal decisión, no podía dejar pasar la oportunidad de poner su firma y sobre todo su música en el que será el décimo quinto álbum de la banda californiana. Vale que Megadeth no pasa por su  mejor momento y que Lamb Of God sí, pero hay que entender y respetar la postura del bueno de Chris; Megadeth es uno de los grupos más grandes de la historia del metal y eso no se puede olvidar, no lo podemos olvidar.

"512" supuso el primer videoclip de "Sturm und Drang". Estamos ante un tema que lleva un ritmo muy similar al manido "Walk With Me In Hell", donde las ritmos melódicos chocan de bruces con la robustez y brusquedad de los rasgos vocales de un Blythe en estado de gracia. Se agradece que bajen un par de velocidades su groove metal para, de ese modo, virar su música y hacerla más veloz y ligera. Algo parecido sucede en "Embers"; es cierto que Randy canta muy agresivo en las estrofas, pero también lo es que en los estribillos se controla y se modula mucho más. Como él mismo dice; ya no tiene 20 años, ya ha crecido y madurado, por lo que no tiene la necesidad de cantar con tantos guturales ni a un nivel tan agresivo como lo hacía entonces. Resaltar la actuación de Chino Moreno de Deftones, que aparece como invitado en la parte final de un tema y, sin ser un gran clásico, a nadie le defraudará ya que no conduce a engaño, lo veas cómo lo veas y lo escuches como lo escuches, sigue sonando cien por cien a Lamb Of God.

Con "Footprints" y sobre todo con "Anthropoid" la cosa se pone sería; estamos, sin duda, ante dos de los temas de choque más abruptos de "VII", donde Randy parece acercarse más con su rango vocal al thrash metal que al groove, sobre todo en el segundo, donde hay ciertos pasajes de las estrofas que tu mente dirige irremediablemente a Steve Souza de Exodus, dado el enorme parecido que lleva la grabación del registro de Blythe en varias de sus pistas. Para muchos "Overlord" será la canción más extraña ya que, aunque estemos ante un gran tema (lo es), cuesta entenderlo en un grupo como Lamb Of God. Su ritmo sureño y pesado -más típico de bandas como Black Label Society- y la línea vocal melódica (en su mayor parte) de Randy, pueden resultar chocantes para los fans más veteranos del grupo. Tampoco ayudará mucho a dichos seguidores escuchar el sonido de las guitarras de Willie y Mark en los tres primeros minutos del tema, ya que muestran una gran carencia del sonido malévolo y robusto al que estamos acostumbrado a escuchar en la mayoría de las canciones del quinteto americano, aunque es cierto que en los dos últimos minutos de su metraje la canción saca el verdadero empuje y sonido de unos Lamb Of God que con "Overlord" han querido dejar un pequeño margen para la innovación.

"Engage The Fear Machine" podría perfectamente haber salido de las sesiones de grabación de "Wrath", dado la enorme cantidad de riffs pesados que tiene, lo mismo que "Delusion Pandemic", uno de los temas más rápidos del nuevo álbum, con el que vuelve a demostrar que lo del mayor de los Adler es de otra galaxia. El disco en su edición normal finaliza con la fantástica "Torches". Podemos decir que, de la misma forma junto a "Embers" y  "Overload", forman un tridente atípico en la música de Lamb Of God y es que si en su cuarto tema Chino Moreno -un vocalista básicamente melódico- suavizaba las estrofas finales, algo parecido sucede con Greg Puciato (The Dillinger Escape Plan, Killer Be Killed) en "Torches", creando con su voz tenue y metalizada (que a más de uno le recordará incluso a la de Ozzy Osbourne) uno de los mejores temas del que, a buen seguro, será uno de los mejores trabajos de este 2015. Te podrá gustar más o menos pero no hay duda que siguen siendo Lamb Of God en estado puro. ¡Brutales!

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