Crítica: Nine Inch Иails "Hesitation Marks"

Conduces por una serpenteante carretera y tan sólo las luces de tu coche son las que te muestran el camino, pinchas “Hesitation Marks”, lo nuevo de NIN, conscientemente apagas los faros y te deslizas en la oscuridad mientras comienza la disonante introducción que es “The Eater Of Dreams” para comenzar el descenso con “Copy Of A”. Puede que Reznor parezca haber alcanzado la plenitud a sus cuarenta y ocho años, una relación estable, hijos y su éxito en el mundo del séptimo arte gracias a las bandas sonoras compuestas con Atticus Ross pero no es del todo cierto, ya no tiene un “agujero en la cabeza” como gritaba en los noventa pero la espiral descendiente que retrató en su “The Downward Spiral” (1994) le tiene atrapado y sigue en ella. Quizá ya no sufre de sus adicciones pero lo que está claro en “Hesitation Marks” es que, pese a toda la estabilidad y madurez del mundo, sigue cayendo en aquella espiral y si antes era la juventud, la alienación, la frustración y la rabia lo que le hacían descender ahora es el caos, el no saber y los problemas y dilemas inherentes a crecer y morir poco a poco. Así se puede traducir la temática de su nuevo álbum y unas canciones en las que a pesar de no hablar explícitamente del suicidio, sí se puede leer entre líneas constantemente -desde su título a lo críptico de sus letras- y es que “Hesitation Marks”, traducido como “Marcas de la duda”, son aquellas que preceden al suicidio, son las marcas que todo aquel que quiere acabar con su vida sufre.

Debe ser muy jodido tener que cargar con el peso que tiene Reznor sobre sus espaldas desde que publicase en 1989 aquel “Pretty Hate Machine” y, desde ese preciso instante, fuese tildado de genio y se esperase y siguiese cada paso en su carrera como si el devenir de la música estuviese en sus manos con cada canción. Y después de, al menos, media docena de álbumes verdaderamente sensacionales no pudo más y tuvo la sensación de que no podía continuar bajo el nombre de Nine Inch Nails. Lo cierto es que, cuando anunció la retirada de NIN de los escenarios y toda actividad en el estudio, era algo poco comprensible; éste siempre ha sido un proyecto unipersonal en el cual entran y salen músicos a su antojo mientras él se queda como único director de orquesta, ¿por qué abandonar algo de lo que no puedes huir, algo que forma parte de ti? Claro que en los noventa consiguió cierta estabilidad, por supuesto que sí, y el colectivo de NIN se pareció a un grupo durante unos años pero luego Reznor hizo y deshizo lo que quiso y la verdad es que, a posteriori, el tiempo le ha dado la razón e incluso la deserción de Finck no le sentó del todo mal. Las dos últimas giras del grupo, en las cuales estuvimos presentes, Reznor y los suyos sonaban como una apisonadora e incluso en sus conciertos de despedida apabullaban con una oscuridad y densidad dignas de su mejor época.


Pero Trent necesitaba aire y así se dedicó a componer con Atticus Ross y su mujer hasta hace unos meses en los que anunció estar trabajando de nuevo bajo el nombre de NIN. Vayamos por partes, Reznor se autoproduce con la ayuda de Ross y Alan Moulder y se acompaña de un sospechoso habitual como Alessandro Cortini y músicos como Eugene Goreshte o Pino Palladino al bajo (gran, gran bajista), Adrian Belew a las guitarras y la gran sorpresa de Lindsey Buckingham de Fleetwood Mac a las guitarras y coros en algunas canciones, Russell Mills vuelve para echar una mano con el diseño de las portadas y todo el arte de los discos en sus distintas versiones junto con Rob Sheridan y nuestro idolatrado David Lynch graba el video de “Came Back Haunted” y así, con esos ingredientes, podemos hablar de “Hesitation Marks” quizá el mejor disco de NIN desde “The Fragile” (1999) y no, no me olvido de “Year Zero” (2007)


No exagero cuando digo que “Hesitation Marks” es uno de sus mejores trabajos, aquel que haya seguido la carrera de Reznor encontrará elementos de “Pretty Hate Machine” (1989), “Broken” (1992), “The Downward Spiral” (1994), “The Fragile” (1999), “With Teeth” (2005), “Year Zero” (2007) o “Ghosts I–IV” (2008), las guitarras han perdido fuerza a favor de los sintetizadores que se retuercen, crujen, chirrian y gritan como nunca. Es la evolución lógica de Reznor y sus nuevos NIN, más cerca de Kraftwerk que del rock de los noventa, a cambio la deshumanización y el malestar que su música provoca es proporcional al desuso de la guitarra, Reznor grita como nunca pero no le hará falta para transmitir toda la desidia y la intranquilidad en canciones como “Copy Of A”, sonar más bailable que Justin Timberlake en “Satellite”, punky en “Everything” y firmar una de las mejores canciones de la historia de Nine Inch Nails como es “Various Methods Of Escape” y es por eso que, aunque necesite de escuchas, “Hesitation Marks” se sitúa entre lo más inspirado del de Pennsylvania.

La misma portada ya deja entrever por dónde van los tiros, la textura y el color, la forma y lo que nos transmite, es extraña pero tiene reminiscencias de su mejor trabajo, según Mills las composiciones exploran la idea de una catarsis, de la disolución de algo tanto a nivel personal como social, ideas a medio camino entre el caos y orden... "The Eater of Dreams" nos introduce poco a poco en esta experiencia, de nuevo en el mundo de Reznor, mientras que el sintetizador de "Copy of A" hace repetir incesantemente frases como "So I'm not the only one A copy of a copy of " o "I am just a copy of a copy of a copy Everything I say has come before", está cansado, hastiado y ahora no hace falta convertirse en Mr.Selfdestruct para demostrarlo, susurra y esta vez son los ritmos programados los que enloquecen y te hacen llegar al clímax. Como los samplers de "Came Back Haunted", un buen tema que entra poco a poco, hasta que uno escucha la letra y entiende la desesperación que irradia, "I don't believe it, I had to see it I came back haunted, I came back haunted!" y de nuevo son los sintetizadores quienes deshumanizan al propio Reznor en una tormenta eléctrica en la que, por mucho que se desgañite, siempre le ganarán la partida. No cuesta reconocer a aquel que hace casi dos décadas se hacía daño a sí mismo para ver si seguía sintiendo...

"Find My Way" es aún más abstracta y se convierte en un salmo gracias al piano de Trent, esa forma tan reconocible de tocar, capaz de producir en el oyente la misma calma que inquietud (aún así es mucho mejor en su versión "Oneohtrix Point Never Remix" como "All Time Low" en el "Todd Rundgren Remix"). "All Time Low" es Funky, es Electrónica, es jodidamente rompedora aunque el estribillo siga siendo reconocible. "Disappointed" es minimalista y una transición a la segunda mitad del disco pero igualmente genial sobretodo en el cambio de ritmo después del tercer minuto mientras que "Everything" es puramente "Cyber-punk" (y mira que me disgusta este término) pero es que hace la imposible pirueta de sonar Pop, Industrial y con la suficiente melodía y ligereza como para ser un buen tema de Punk, sorprende escuchar a Reznor cantar algo tan accesible con esos coros tan melodiosos, un diez. "Satellite" es también Pop mezclado sabiamente con elementos R&B e Industriales a partes iguales, hasta llegar a la cima de este "Hesitation Marks" con "Various Methods of Escape" (en la que Reznor parece usar el infame "auto-tune" como si a él le hiciese falta en forma o estilo), una canción sencillamente genial, evocadora con ese cambio de ritmo y coros en el estribillo, una de las joyas que demuestran que Reznor puede hacer lo que le de la gana y salir victorioso. Una de las canciones de este año.

"Running" vuelve a la electrónica más fría en la que, sin embargo, hay tiempo para resucitar el estribillo a ritmo de beats y experimentos con las voces, la más extraña del conjunto y más aún después del nirvana alcanzado con "Various Methods of Escape" y, aún así, sobrecoge escuchar a Trent repetir como un mantra; "I'm running out, I'm running out, I'm running out, I'm running out..." hasta la extenuación. "I Would for You" despega como un cohete con los arreglos en el estribillo y logra una buena dosis de emoción gracias a las voces dobladas. "In Two" lleva a NIN a terrenos desconocidos para el grupo, "While I'm Still Here" ahonda en la vertiente desarrollada en experimentos como “Ghosts I–IV” o las bandas sonoras compuestas con Ross y despide el disco antes de "Black Noise", una "outro" que cumple la función contraria de "The Eater of Dreams"; sacarnos de la mente de Reznor tras el exorcismo de éste en catorce canciones que son las que componen "Hesitation Marks".

No es “The Downward Spiral” o “The Fragile” pero todos los que vivimos aquella época hemos crecido a la par que Trent Reznor y estamos más interesados en saber cómo acabará el libro que en volver a leer los mismos capítulos una y otra vez. Nunca el sufrimiento de vivir fue tan bien entendido y plasmado por un músico. "Hesitation Marks" cuesta pero después de varios años de trabajo se merece, por lo menos, una centena de escuchas por nuestra parte para extraerle todo el jugo. Enorme.


© 2013 Sir Gottfried