Crítica: Vader "The Empire"

Las dos últimas veces de las que he sido testigo del poderío de Vader sobre un escenario siempre he acabado con la misma sensación; ¿por qué hay otra banda tras ellos, por qué están abriendo? Algo que parecía encontrar su eco en el estudio con obras como “Welcome To The Morbid Reich” (2011) o “Tibi Et Igni” (2014) en las que Piotr y los suyos dejaban bien claro que había mucha vida en su fierísimo death metal polaco tras otros títulos no menos inolvidables como “Impressions In Blood” (2006) o “XXV” (2008) pero la primera sorpresa que me he encontrado en “The Empire” es que, siendo superior al irregular “Necropolis” (2009), no está a la altura de sus inmediatos predecesores y quizá sea en parte por ese revistimiento thrashero que ha acelerado las composiciones hasta pasar de revoluciones su death (buen ejemplo de ello es “No Gravity”) pero también por una producción que, da igual en qué formato escuches su disco (vinilo, compacto o archivo de buena calidad), carece de cuerpo, ‘metalizando’ las guitarras para situarlas en primerísimo primer plano hasta hacer desaparecer el bajo de Tomasz Halicki en algunos momentos y disparar los agudos a la estratosfera, verbigracia; en muchas ocasiones suena mas el hi-hat (charles) de la batería de James Stewart que el propio bombo cuando se lanza al ataque (en “The Army-Geddon” escucharemos el bombo sí pero muy por encima de él todos los platos del mundo, habidos y por haber, sonando como una cacharrería sin notas o matices).

Por otra parte, aunque la ejecución de Vader está a la altura y la mayor queja de “The Empire” es el acabado, tampoco podemos olvidarnos de la composición y es que muchas de sus canciones acusan una repetición tan exagerada que llega a aburrir la falta de originalidad cuando no de inspiración en un álbum que podría haber funcionado mucho mejor si toda la energía y rabia de Vader hubiese encontrado lugar en las canciones. Seguramente a los fans de Vader (haberlos, haylos aunque luego no vea casi a ninguno cuando asisto a un concierto de los polacos y me encuentro sus actuaciones completamente desangeladas con apenas unas pocas decenas de seguidores viendo su concierto con bastante desapasionamiento) les gustará lo que se han encontrado en “The Empire”; canciones repletas de agresividad y velocidad, contundencia y afiladísimos riffs con Piotr dejándose la garganta y una banda que rara vez nos va a defraudar en terminos de fiereza pero a la que le falta la grandeza de, por poner un ejemplo reciente (sin tener que irnos a “De Profundis” de 1995 o “Litany” del 2000) de los anteriormente mencionados “Welcome To The Morbid Reich” (2011) o “Tibi Et Igni” (2014) y que seguramente les resultará en directo pero que escuchando “The Empire” en la comodidad que nos proporciona el disco, sentimos que podrían haber dado mucho más de sí.

La trepidante “Angels Of Steel” abre con toda la mala baba que podríamos esperar de cualquier disco de Vader y en ella, paradójicamente, la batería de Stewart sí que tiene la pegada necesaria y nos castiga sin piedad como oyentes pero con “Tempest” ya sentimos el primer gran defecto de “The Empire”, hemos cambiado de canción y no lo hemos notado, la plástica es exactamente igual; misma velocidad, mismo tratamiento, idéntico sonido. ¿La solución? Vader nos propone el traqueteo de riffs que es “Prayer To The God Of War” pero nos encontramos con lo mismo que “Angels Of Steel” y “Tempest”; una copia exacta de las tres canciones con el mismo envoltorio. El solo de Marek es afilado (quizá demasiado) y velocísimo pero el riff principal en el que desemboca es más de lo mismo.

Gracias a Piotr que “Iron Reign” rompe esa tónica por unos segundos pero es que ni siquiera una canción con más pegada, más groove y más mñusculo soluciona el problema de “The Empire”; es como si hubiesen grabado el disco de un tirón y hubiesen masterizado todas las canciones exactamente igual. “Genocidius” y su toque imperial es simpática, quizá una de las más pegadizas junto a “Parabellum” (un auténtico horror el sonido de la batería en su introducción, seguramente Fenriz piense lo mismo que nosotros) en las que los coros le dan un poco más de dinamismo a la composición.

“The Army-Geddon” funciona mejor que el resto de la colección, puede que por esa pequeña innovación y ese riff más pesado (además de que es una de las pocas en las que sentiremos el bajo) o el acierto de “Feel My Pain” en la que, a pesar de la repetición, el doble bombo nos sacará el corazón del pecho. Toda un lástima que despidan el disco con una efectista y aburridísima “Send Me Back To Hell” que, sin que sirva de piropo sino todo lo contrario, sintetiza en tan sólo tres minutos lo mejor de “The Empire” pero también lo peor, que es mucho.

Vader son geniales y “The Empire” (magnífica portada de Petagno, como no podía ser de otra forma) nos decepcionará tanto como mucho esperemos de ellos y nos conformemos con su inbatible e incontestable actitud en directo pero con ello tan sólo nos negaremos ante la evidencia de que quizá deberían haber descansado y haberse sentado a concretar un digno sucesor de “Tibi Et Igni” porque “The Empire”, tras su primer puñetazo, nos deja a una versión desnortada de los polacos, faltos de ideas, con una producción que no le hace ningún favor a su potencia a pesar de que muchos la defiendan (lo que demuestra la división de opiniones en sus filas sobre un aspecto que en una banda del peso de Vader debería estar fuera de toda duda) y consigue lo imposible; que queramos olvidarnos de su nuevo lanzamiento, algo impensable si nos lo llegan a advertir hace unos meses. Diez canciones que se hacen verdaderamente indigestas y para las que necesitarás un buen digestivo o justificar con la cerrazón del fanatismo…

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