Crítica: Sixx:A.M. "Prayers for the Damned, Volume 1"

Gustándome Mötley Crüe desde que tengo uso de razón, sin embargo, nunca me ha llamado la atención Sixx:A.M. Quizá porque siempre lo he entendido como lo que es; el juguete de Nikki Sixx y que eufemísticamente podríamos tildarlo de “vehículo para canalizar toda su creatividad” cuando la auténtica verdad es que en nueve años tan sólo han publicado cuatro discos de los cuales uno servía como contrapunto al imprescindible y crudísimo libro de Sixx, “The Heroin Diaries” a modo de banda sonora. No menosprecio en absoluto a dos músicos como James Michael y DJ Ashba (no siendo éste último santo de mi devoción, precisamente, ni aquí ni en Guns N’ Roses) pero es que en Sixx:A.M. no encuentro nada de originalidad y tampoco de las señas de identidad de Mötley Crüe que tanto me gustan. En Sixx:A.M. no hay nada sleazy, no hay suciedad, no hay sexo y tampoco rastro de ese macarra detestable que es Nikki Sixx, aquí tan sólo hay pintauñas a mansalva y canciones grabadas en un moderno estudio digital en el que, para colmo, tampoco hay sabor alguno o lo han eliminado a golpe de ratón. Al hilo de la actitud de Sixx y el calificativo; hace muchos años conocí a un periodista al cual siempre he admirado y me bromeaba; “si tengo que elegir entre cruzarme con unos skins en un callejón en mitad de la noche y Sixx, elegiría siempre a los skins” y es que el bajista de Crüe, además de un carácter arrogante, posee una de las personalidades más impredecibles y salvajes de las últimas dos décadas. Recuerdo un concierto de Crüe en el que entre toda la chusma que había esperándoles en los alrededores del recinto, salió Sixx de su furgoneta y no hubo un alma que se dignase a acercársele. Con todo esto tan sólo quiero poner al lector en antecedentes para la gran pregunta; ¿cómo es posible que una personalidad tan marcada y controvertida, dentro y fuera de los escenarios, quede diluída en la nada más absoluta? Es sorprendente escuchar "Prayers for the Damned, Volume 1", producido y mezclado por el propio James Michael (quizá uno de los muchos errores a sumar a esta aventura de Sixx), y no encontrar ni rastro de esa visceralidad de Sixx.

DJ Ashba es un guitarrista correcto en su pirotecnica (no de mi agrado por muchísimos motivos; desde su estética, a su técnica, su estilo o -mejor dicho- carencia de él) pero, aunque ‘aparentón’ para subirse a un escenario, tiene la personalidad de un percebe y James Michael, aparte de un mal productor (no volveré a mentar la dichosa compresión de los discos actuales porque en esta web ya hemos escrito auténtico ríos de tinta digital y achacado a este mal muchos de los grandes fiascos discográficos de los últimos años cuando el verdadero problema no es su uso sino la incontención, la poca mesura, que de ella hacen todos esos músicos que creen que sentarse tras la consola es subir y bajar potenciómetros como hacen en sus amplificadores cuando ensayan) es un cantante tan empachoso que es capaz de convertir en algodón de azúcar todo lo que canta pero, volviendo a Sixx, lo que más me intriga es que les haya escogido como compañeros de viaje. Está claro que otros músicos con más carácter no podrían aguantar a Sixx en la pequeña dictadura de la que estoy seguro que es Sixx:A.M. en la que todo debe girar en torno a su figura pero también que había mejores opciones porque ni Ashba ni Michael favorecen al bajista tiñendo su propuesta con sus mediocres e inofensivas melodías.

Habiendo finiquitado definitivamente a Mötley Crüe (o eso parece al menos) y mientras Vince Neil persiguiendo el mar dentro de un vaso de ginebra en Las Vegas junto a su amigo Nicolas Cage y aceptando DJ Ashba que Axl quisiese una reunión con Slash y el escenario fuese demasiado pequeño para dos chisteras, era el momento perfecto para resucitar a Sixx:A.M. y más teniendo en cuenta que mientras Sixx asistía a los últimos coletazos de Crüe, Ashba y James trabajaban en estas canciones, siendo éste el verdadero motivo de por qué ninguna de ellas suena a nada que tenga que ver con él.

¿Un doble álbum de Sixx:A.M. a estas alturas? ¿De verdad que era necesario? Siguiendo el ejemplo de aquellos “Use Your Illusion I & II” que Guns N’ Roses publicaron de manera independiente pero el mismo día (17 de septiembre de1991), ”Prayers For The Damned (Vol.1)” se publica de manera independiente a su segundo volumen por el hecho de que el resto de canciones todavía no están terminadas y Nikki Sixx no podía dejar de evitar la tentación de pasear a Sixx:A.M. por los veraniegos festivales europeos ahora que Mötley Crüe ya están criando malvas. Para colmo, DJ Ashba ha sido el encargado de diseñar la portada del álbum que, aunque poco o nada tiene que ver con la de aquellos discos de los Guns, sí que tiene reminiscencia de ellos y así se ha hecho sentir en las redes.

Espera, ¿esto que escucho es Queen? No, el espejismo dura unos segundos, es “Rise”; el single elegido por Sixx:A.M. en el que, según Michael, nos hablan de los convulsos tiempos de cambio y cómo levantarse en ellos (originalidad a espuertas, como vemos). Una canción efectista, sin más, con la simplicidad de un botijo y una estructura igualmente sencilla que me ha servido para reír a carcajas leyendo las impresiones de todos esos chavales que, pulgares arriba, aseguraban que era la nueva versión de “Shout At The Devil”. Obviamente, en cuestión de gustos poco más hay que añadir pero no puedo creerme que alguien, en pleno uso de sus facultades y habiendo mamado a Crüe, pueda decir semejante majadería.

Algo parecido ocurre con “You Have Come To The Right Place”, como “Rise”, el comienzo es prometedor; las guitarras no suenan mal pero termina convirtiéndose en rock de FM, por no hablar del asombroso parecido con “Diamond Eyes” de Shinedown; “I'm on the front line, don't worry I'll be fine , the story is just beginning. I say goodbye to my weakness, so long to the regret and now I see the world through diamond eyes”.

Mala suerte es lo de “I’m Sick” y, de nuevo, el homenaje a Stone Temple Pilots o la sobreproducidísima “Prayers For The Damned” que da nombre al álbum y esa tendendia de Michael por “emotizar” todos sus estribillos pero cuando llega el turno de “Better Man” nos damos cuenta de que todo en este álbum suena igual o, mucho peor, a algo ya conocido. El riff de “Can't Stop” podría haber entrado en “Chinese Democracy” (2008) pero las bases y los arreglos, a pesar de estar todo revestido de hard rock, logran que parezca que estamos escuchando a Awolnation, sí aquellos que rompieron las listas con “Sail”.

Pero mi paciencia llega al límite cuando escucho “When We Were Gods” y siento que, en vez de a Nikki Sixx, estoy escuchando a Muse con James Michael imitando a Matthew Bellamy. Vamos a ver, ¿no hay ningún chaval de esos que afirman sentir orgasmos en sus oídos que se haya dado cuenta y tengo yo que venir a escribirlo? Si alguien me hubiese dicho hace muchos años que Nikki Sixx facturaría una canción sonando como Muse no me lo habría podido creer... A partir de aquí, poco o más que añadir a las bases añadidas y arreglos electrónicos en “Belly Of The Beast” con Ashba gustándose más que de costumbre, James de falsete y llevando la canción allá donde a Korn les dio vergüenza en “The Path of Totality” (2011) y el dislate más escandaloso de todos tras la parodia de Muse y es que en “Everything Went To Hell” probarán a sonar como Rammstein y ese sonido de guitarra en el riff robado a mano armada a Kruspe. Por favor, ¿puede alguien sentarse a escucharlas?

Más mediocre aún es “The Last Time (My Heart Will Hit The Ground)” en la que no hay referencia más evidente que la de su propia fragilidad y originalidad como compositores y, para rematarnos ya en el suelo; “Rise Of The Melancholy Empire” con ese exageradísimo y sobreproducido final tras seis minutos de puro y absoluto tedio en el que llegarás a odiar la voz de Michael y ese tono tan melodramático e impostado, robado una vez más a Bellamy.

Si en vez de dos volúmenes o un incomprensible álbum doble, hubiesen escogido las canciones más redondas el resultado habría sido sensiblemente mejor pero daría también igual porque Sixx:A.M. es una banda que se le queda pequeña a Nikki y su pasado y tan sólo sirve de relleno hasta que a él y Neil se les ocurra obligar al bueno de Mars a subirse a un escenario y a Lee a sentarse tras los parches en la próxima gira de reunión. De no ser así, buena es la que nos espera con proyectos intrascendentes en solitario de Sixx y Neil que lo único que hacen es engrandecer la leyenda de unos Crüe que incluso en sus horas más bajas eran capaces de comerse vivos a James Michael, DJ Ashba y todos los músicos mediocres de su generación. Así no…


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