"NEVER ENOUGH" de TURNSTILE

Un recordatorio de que el arte, como la vida, es un proceso imperfecto pero necesario

"Hymns in Dissonance" de WHITECHAPEL, un regreso a sus raíces más brutales...

Un recordatorio de que la brutalidad bien hecha sigue teniendo valor, aunque echemos de menos la valentía que exhibieron en el personal “The Valley"

"The Last Will and Testament", OPETH firman una obra maestra

Los suecos siguen avanzando, labrando su propio nombre, gracias a un disco que aúna lo mejor de su carrera.

"Servitude" de THE BLACK DAHLIA MURDER

La banda supera su luto y regresa con un gran disco como es "Servitude", que sirve como punto de inflexión

"Opera" de FLESHGOD APOCALYPSE, fusionando el death metal con la lírica

El regreso de Paoli nos trae un álbum tan excesivo como delicioso por parte de italianos

"Schizophrenia" de CAVALERA

Los hermanos siguen emulando, con éxito, a Taylor Swift con sus "Cavalera's Version"

Crítica: Ethel Cain "Willoughby Tucker, I'll Always Love You"

Soy un tipo sencillo, del último coletazo de la Generación X, por lo que voz, guitarra y una producción cruda me hacen feliz llevándome a los noventa y Hayden Silas Anhedönia, bajo el seudónimo de Ethel Cain, ha tejido con su segundo álbum de estudio, ”Willoughby Tucker, I’ll Always Love You”(2025), una narrativa que se erige como un pilar de su ambiciosa trilogía sobre tres generaciones de mujeres, funcionando como precuela de su debut, “Preacher’s Daughter” (2022) y al margen de “Perverts” (2025), este no sólo profundiza en el universo sonoro y temático de Cain, sino que también desafía las expectativas de quienes buscan accesibilidad inmediata en la música pop, recordándome también a esa calma malsana repleta de electricidad estática. Con una mezcla de slowcore, folk polvoriento y toques de ambient, el disco se sumerge en la psicología de la adolescencia rural americana, explorando el amor, el trauma y la nostalgia con una intensidad que roza lo insoportable, como una especie de gótico sureño llevado a la música. La producción, liderada por la propia Anhedönia junto a Matthew Tomasi, convierte cada canción en un lienzo sonoro que evoca paisajes desolados y emociones crudas, aunque a veces cae en la trampa de la autocomplacencia, quizá mi única crítica respecto a “Preacher’s Daughter” (2022). Pero la ironía reside en cómo Cain, consciente de su propio mito, ofrece un trabajo que no pide permiso para ser denso, extenso y, en ocasiones, agotador, desafiando a los oyentes a sumergirse en su mundo sin promesas de una redención fácil.

El álbum se compone de diez canciones que, lejos de buscar la inmediatez de un single radiable, construyen un tapiz narrativo donde cada canción es un capítulo de una historia más grande. “Janie” abre el disco con una melancolía desgarradora, donde la voz de Anhedönia, cargada de vulnerabilidad, canta sobre la pérdida de una figura paterna con versos como “No pinta bien, pero ¿alguna vez lo hizo?”. La instrumental “Willoughby’s Theme” sigue, un paisaje sonoro propio de la banda sonora de una película de David Lynch, con un piano melancólico que prepara el terreno para la intensidad emocional que vendrá con “Fuck Me Eyes” y su guiño a la estética ochentera de Kim Carnes, quizá lo más cercano a un single en todo el álbum, pero incluso aquí Cain revierte las expectativas, tejiendo una crítica a la misoginia internalizada a través de una figura femenina idealizada. Por su parte, “Nettles”, coescrita con Tomasi, es un lamento slowcore que captura la toxicidad de un amor condenado, con Anhedönia comparándose con ortigas venenosas: “Amarme es sufrir por mí”. “Dust Bowl”, con guitarras pesadas de Tomasi y Ángel Díaz, evoca una relación marcada por la fatalidad, donde el sexo y la muerte se entrelazan en un escenario de autocine. La segunda mitad del álbum se torna más introspectiva: “A Knock at the Door” sume al oyente en una ansiedad ambiental, mientras que “Radio Towers” y “Tempest” —esta última desde la perspectiva de Willoughby— exploran la desesperación y el nihilismo con una crudeza que desarma. Para cerrar, “Waco, Texas”, un épico de quince minutos, es un tour de force emocional donde Cain, con una mezcla de fatalismo y esperanza rota, canta sobre sueños imposibles en la fría Nebraska, dejándonos exhaustos pero, a la vez, conmovidos.

En última instancia, ”Willoughby Tucker, I’ll Always Love You”(2025) no es un disco para los más impacientes (esos que creen escuchar discografías enteras mientras hacen otras cosas) ni para quienes buscan melodías digeribles. Hayden Anhedönia, con su visión intransigente, entrega un trabajo que exige dedicación, paciencia y una disposición a enfrentar la oscuridad sin garantías de alivio. A diferencia de “Perverts” (2025), que abrazaba una brutalidad ambiental, o “Preacher’s Daughter “(2022), con su narrativa más estructurada, este álbum flota en un lugar intermedio, a veces sacrificando dinamismo por atmósfera. No es perfecto: algunos pasajes se sienten redundantes, como si Cain se deleitara demasiado en su propia melancolía, de ahí esa automplacencia que antes mencionaba. Sin embargo, su habilidad para transformar experiencias personales en sentimientos universales, envueltas en una producción que equilibra lo etéreo con lo visceral, es innegable. La paradoja es que, mientras algunos críticos podrían acusarla de excesiva indulgencia, es precisamente esa audacia la que hace de este disco una obra singular, un testimonio de una artista que no teme perderse en su propio relato. Para los dispuestos a acompañarla en este viaje, “Willoughby Tucker, I’ll Always Love You” (2025) es una experiencia que hiere, consuela y, sobre todo, perdura.

© 2025 Jota Jiménez

Crítica: Halestorm "Everest"

Es cierto que siempre, en menor o mayor medida, la banda de Lzzy Hale nunca me ha llamado la atención, pero también es verdad que he escuchado sus discos y visto en directo en varias ocasiones y, aunque su sexto trabajo de estudio, "Everest" (2025), no llegue a la altura de “The Strange Case Of...” (2012) e incluso “Vicious” (2018), hay que saber reconocerle su audacia y versatilidad, mostrando una banda que no teme explorar más allá de los límites de su característico sonido. Con la producción de Dave Cobb, conocido por su trabajo con artistas de country, Halestorm logra un equilibrio entre su intensidad habitual y nuevas influencias que enriquecen su propuesta musical. Lzzy Hale, junto a su hermano Arejay Hale en la batería, el guitarrista Joe Hottinger y Josh Smith al bajo, entrega un álbum que refleja tanto la madurez personal como la evolución artística de la banda. A diferencia de sus trabajos anteriores, como "Back from the Dead" (2022), este álbum se escribió desde cero en el estudio y quizá sea eso lo que no permita esa frescura y espontaneidad que se percibe en cada pista. Es verdad que las letras abordan temas más introspectivos como la sobriedad de Lzzy, sus experiencias como mujer en el rock y su identidad bisexual, y añade una capa emocional que puede conectar con sus seguidores, pero a otros nos deja fríos por lo manido de algunos tópicos y la sensación de estar tirando las cartas a destiempo.

"Fallen Star" retoma la energía pesada de su predecesor "Back from the Dead" (2022), con un riff metálico que da paso a una interpretación vocal poderosa de Lzzy, mostrando su rango vocal característico. "Everest" se presenta como una pieza compleja, con una introducción serpenteante que evoluciona hacia un estribillo grandilocuente, destacando el trabajo de guitarra de Hottinger, marcando una diferencia notable con discos anteiores de la banda por su estructura cambiante; "Watch Out!"sorprende con un ritmo acelerado al estilo de Motörhead, donde Lzzy alterna entre un tono reminiscente de Alice in Chains y gritos viscerales, acompañada por la batería frenética de Arejay. Otra canción destacada es "K-I-L-L-I-N-G", con un coro que evoca la intensidad de las presentaciones en vivo de Halestorm. Mientras que "Darkness Always Wins", uno de los sencillos principales, comienza como una balada introspectiva que resalta la versatilidad vocal de Lzzy, antes de transformarse en un himno rock con un estribillo diseñado para unir a cientos de gargantas. Canciones como "Gather the Lambs", con su toque gótico, y "Rain Your Blood on Me", con un enfoque blues, aportan matices diversos, mientras que "How Will You Remember Me?" cierra el disco con un toque baladístico clásico de Halestorm, cargado de versos inspiradores que invitan a la reflexión.

"Everest" (2025) reafirma la capacidad de Halestorm para mantenerse fieles a su esencia y muestra a una banda dispuesta a tomar riesgos creativos. La influencia de Dave Cobb aporta una sensibilidad única, integrando elementos de soul, country y paisajes sonoros cinematográficos que enriquecen el disco sin desvirtuar su núcleo; hard rock. La pasión y entrega de Lzzy Hale, Arejay Hale, Joe Hottinger y Josh Smith se sienten en cada nota, aunque algunas canciones pueden parecer muy diferentes de lo que suelen grabar habitualmente y esa experimentación pueda no conectar con su público habitual. "Everest" (2025) es un testimonio del crecimiento de Halestorm, es verdad, una banda que no teme enfrentarse a nuevos desafíos mientras honra su legado, pero también puede sentirse como el intento de ampliar su visión y, a veces, se sienta que algunos disparos no dan en la diana y cuando sí lo hacen es porque recuerdan a lo grabado previamente. Es cierto que no soy un fan a muerte de Halestorm y muchos creerán entender en ello el desapasionamiento que causa “Everest” (2025) en mí, pero también me libro de la sospecha de hablar desde el fanatismo y el puro hype; cada uno arrimará la ascua a su sardina, pero nada terminará por arreglar “Everest” (2025), buenos momentos y otro reguleros.

© 2025 Lord Of Metal

Crítica: Harvested "Dysthymia"

Siempre resulta excitante cuando surge una nueva banda y lo hace con fuerza y es el ejemplo de este cuarteto canadiense, Harvested, originario de Ottawa, que irrumpe con ganas de dejar su impronta en la escena del death metal con su álbum debut “Dysthymia” (2025), una obra que no solo consolida su presencia, sino que redefine el género con una propuesta fresca y visceral. Publicado de manera independiente, marca una evolución significativa desde su EP homónimo de 2022, mostrando un enfoque más maduro y temáticamente profundo. Inspirados en gigantes como Cannibal Corpse, Suffocation y Deicide, Mitchi Dimitriadis (guitarra principal), Vitto Oh (guitarra), Eric Forget (bajo) y Jacob Collins (batería) combinan la brutalidad del death metal de los noventa con elementos modernos de slam y technical death metal. Mientras sus letras, centradas en la salud mental y la lucha interna, aborda temas como la depresión crónica (según Johns Hopkins, la distimia es una forma leve pero persistente de esta condición) y la relación destructiva de la humanidad con el entorno, como se refleja en “Unanchored”. La cubierra, creada por CJ Bertram, captura esta intensidad emocional, representando, según Dimitriadis, “un individuo en gran tormento mental” y recordando a otras bandas como, por ejemplo, Archspire. La producción de Joe Lyko en Darkmoon Productions intensifica aún más la experiencia, ofreciendo una mezcla clara y potente que permite brillar a cada instrumento con precisión quirúrgica, haciendo de “Dysthymia” (2025) un debut que no solo homenajea a los clásicos, sino que también pretende establecer un nuevo estándar en el género.

Pero la fuerza de “Dysthymia” (2025) radica en su capacidad para equilibrar la ferocidad old-school con la sofisticación técnica, creando canciones que suenan tan devastadoras como memorables. Por ejemplo, “Harvested”, da la bienvenida con riffs aplastantes y un ritmo implacable, donde la batería de Jacob Collins golpea con una precisión que recuerda a los mejores momentos de Suffocation. “Repressed Neurosis” canaliza una intensidad cruda, con las voces de Adam Semler alternando entre guturales profundos, recordando George Fisher, y alaridos agudos que evocan a Travis Ryan de Cattle Decapitation. “Gathered and Deluded”, uno de los puntos álgidos del álbum, destaca por su fusión de progresiones armónicas punzantes y un bajo de Eric Forget que marcha en perfecta sincronía con los fills de batería, creando un torbellino sónico que se queda grabado en la mente. “Designed Dilemma” destila la influencia de bandas como Soreption y The Zenith Passage y se hace aún más evidente en los últimos noventa segundos, donde los Mitchi Dimitriadis y Vitto Oh desatan un torbellino de riffs técnicos que parecen desafiar la gravedad. “Unending Madness” combina riffs galopantes con un bajo percusivo que invita al headbanging, mientras que “The Infestation” cierra “Dysthymia” (2025) con una explosión de energía, consolidando la cohesión de la banda, demostrando entre esos tres y cuatro minutos de cada canción un dominio del formato que mantiene la atención sin agotar al oyente, logrando un equilibrio perfecto entre agresividad y accesibilidad.

“Dysthymia” (2025) no es solo un álbum, es una declaración de intenciones de una banda joven que ya suena como una veterana, gracias a la química entre Dimitriadis, Oh, Forget, Collins y Semler. Con una duración de poco más de media hora, el disco es un ejemplo de cómo decir mucho con poco, entregando una experiencia que suena brutal. Por último, mencionar de nuevo la producción de Joe Lyko ya que merece un reconocimiento especial, logrando un sonido que es a la vez brillante y devastador, permitiendo que cada elemento, desde los solos vertiginosos de Dimitriadis hasta los redobles atronadores de Collins, ocupe su propio espacio con claridad, siendo este debut una carta de amor al death metal y una invitación a explorar temas profundos a través de su intensidad. Harvested no solo han plantado su bandera en la escena, sino que la hacen ondear con orgullo, prometiendo un futuro brillante. Para los amantes del metal extremo, “Dysthymia” (2025) es una joya, un trabajo que combina la furia del pasado con la innovación del presente, dejándonos ansiosos por lo que esta banda canadiense tiene preparado para su próximo álbum.

© 2025 Lord Of Metal

Crítica: Atomic Witch "Death Etiquette"

Atomic Witch, originarios de Ohio, han sabido buscarse su propio lugar en el death thrash desde su formación en 2012 como Bulk & Skull, adoptando su nombre definitivo en 2016. Tras varios sencillos y EPs, su primer álbum, “Crypt of Sleepless Malice” (2022), marcó la escena con su brutalidad y letras inspiradas en el horror. Mientras que este, su segundo trabajo, “Death Etiquette” (2025), publicado con Redefining Darkness Records y producido por Noah Buchanan en Mercinary Studios, refuerza su estilo con una mezcla de thrash, death metal y matices industriales. Compuesta por Greg Martinis (voz), Jesse Shattuck (guitarra y voz), Jonah Meister (guitarra), David McJunkins (bajo) y Nick Amato (batería), Atomic Witch no pretenden revolucionar el género, pero su energía cruda y su habilidad para combinar caos con precisión los hace destacar. Con poco menos de media hora de duración, este álbum es un asalto sonoro que refina su propuesta inicial, manteniendo una atmósfera de pesadilla alucinógena que atrapa desde el primer acorde.

Abren con “Morgue Rat”, un tema explosivo de poco más de dos minutos donde Nick Amato brilla con una batería frenética, acompañada por riffs veloces de Shattuck y Meister que alternan entre intensidad y ritmos pesados. La voz de Martinis, con su sarcástica entrega en “Let the bodies hit the morgue”, añade un humor macabro reminiscente de Drowning Pool, pero con un toque más crudo. “Worms & Dirt” sobresale por su coro pegadizo, con Martinis y Shattuck alternando vocales que recuerdan a David Sanchez de Havok. “Of Flesh & Chrome” incorpora una atmósfera compleja con influencias de death metal al estilo de Sentient Horror, donde Martinis, bajo el apropiado alias Gorg The Impaler, desata gritos demoníacos junto a riffs progresivos. “Dream Rot” aporta un matiz de black metal, creando un ambiente sombrío, mientras que “Skelecidal” y “Vicious Mistress” combinan la brutalidad del death metal con thrash, mostrando transiciones precisas. El clímax, “Death Edging”, es un torbellino de riffs que oscilan entre simplicidad letal y complejidad, respaldados por el bajo potente de McJunkins y la batería incansable de Amato. Cada canción, aunque breve, está estructurada con precisión, destacando la capacidad de Shattuck y Meister para crear temas concisos pero memorables.

“Death Etiquette” (2025) no intenta redefinir el death thrash, pero su ejecución impecable y su energía desbordante lo convierten en un trabajo notable. La producción de Buchanan, más cruda que la de Dan Swanö en “Crypt of Sleepless Malice” (2022), otorga al álbum un sonido visceral que realza la intensidad de las composiciones. Su brevedad, aunque podría dejar con ganas de más, es una fortaleza al evitar cualquier relleno y la combinación de las voces de Martinis y Shattuck, la solidez rítmica de McJunkins y Amato, y los riffs afilados de Shattuck y Meister crean una experiencia que equilibra lo familiar con lo único. Atomic Witch se posiciona entre Slayer, Forbidden y Xoth, con un humor negro y una actitud desenfadada que los hace irresistibles. Este álbum demuestra que la banda ha evolucionado desde su debut, consolidando su lugar en el metal extremo, siendo “Death Etiquette” (2025) es una escucha necesaria para los amantes del thrash. Un disco que, como dice su propia sello, te arrastra a un “viaje alucinante” imposible de ignorar.

© 2025 Conde Draco

Crítica: Grayceon "Then The Darkness"

Grayceon , la banda de San Francisco liderada por la Jackie Perez Gratz, ha forjado un camino único en el universo del metal progresivo durante casi dos décadas, fusionando la intensidad del metal con la expresividad de un chelo eléctrico. Su sexto álbum, “Then the Darkness” (2025), publicado con Translation Loss Records, es una obra ambiciosa que consolida su característico estilo, integrando riffs potentes, estructuras progresivas y una atmósfera cargada de emociones. En casi ochenta minutos, no sólo refleja la maestría técnica de la banda, formada por Gratz al chelo y voz, Max Doyle con la guitarra y Zack Farwell a la batería, sino también su capacidad para abordar temas profundos como el duelo, la injusticia y la lucha por la supervivencia. La producción de Jack Shirley en The Atomic Garden Recording Studios realza cada matiz, desde los crescendos explosivos hasta los pasajes más introspectivos, ofreciendo una experiencia que trasciende las convenciones del género. Pero la singularidad de Grayceon radica en su habilidad para entrelazar la delicadeza de un instrumento clásico con la ferocidad del metal, creando un sonido que es tan evocador como poderoso y “Then the Darkness” (2025) es una prueba rotunda de su evolución artística.

El álbum se despliega a través de once canciones que muestran la versatilidad y la profundidad emocional de la banda. “Thousand Year Storm” abre con un grito visceral, donde el chelo de Jackie Perez Gratz y la guitarra de Max Doyle se entrelazan en un torbellino de riffs urgentes y melodías cargadas de tensión, marcando el tono de un viaje emocional intenso. “One Third” continúa con una energía implacable, combinando ritmos dinámicos de Zack Farwell con armonías que resaltan la interacción entre los instrumentos. En “Velvet ’79”, la banda explora un terreno más melódico, con la voz de Gratz evocando una nostalgia conmovedora que contrasta con la furia inicial. “3 Points of Light” sorprende con un giro hacia un rock más accesible, casi jovial, que alivia la densidad emocional previa, mientras que “Mahsa”, un homenaje de veinte minutos a Mahsa Amini, es el corazón del álbum, con pasajes que evolucionan lentamente, tejiendo capas de chelo y guitarra que reflejan tanto la rabia como el luto. La pieza instrumental “Then the Darkness” actúa como un puente sereno hacia “Forever Teeth”, una composición extensa que profundiza en la introspección con acordes serpenteantes y ritmos complejos, mientras que “Song of the Snake” desata una energía caótica, con Farwell desatando blast beats y Gratz aportando líneas de chelo que cortan como cuchillas y “Holding Lines” cierra con un groove robusto y melodías que invitan a repetir la escucha. Finalmente, “(Untitled)” y “Come to the End” ofrecen un cierre contemplativo, con la voz de Gratz navegando entre tonos suaves y gritos desgarradores, dejando la sensación de haber vivido una auténtica catarsis.

“Then the Darkness” (2025) captura la esencia de Grayceon como una banda que desafía fronteras. Comparado con trabajos anteriores como “All We Destroy” (2011) o “Mothers Weavers Vultures” (2020), este álbumse siente más crudo y visceral, abrazando el peso de las emociones sin buscar resolución. La destreza de Jackie Perez Gratz para alternar entre voces melódicas y gritos que evocan su pasado en Ludicra es hipnótica, mientras que Max Doyle y Zack Farwell construyen un telón de fondo sonoro que es tan dinámico como cohesivo. Aunque su duración puede parecer intimidante, cada canción justifica su lugar, creando una narrativa que fluye como una obra teatral en la que la habilidad de la banda para equilibrar momentos de intensidad con pasajes más suaves, junto con la producción impecable de Shirley, invite a los oyentes a sumergirse en sus complejidades, ofreciendo una experiencia que es tan desafiante como gratificante.

© 2025 Lord Of Metal

Crítica: Alice Cooper "The Revenge Of Alice Cooper"

A sus setenta y siete años, Alice Cooper, junto a los supervivientes de la banda original; Michael Bruce en la guitarra, Dennis Dunaway en el bajo y Neal Smith en la batería, ha logrado un hito impresionante con el lanzamiento de su nuevo álbum, "The Revenge of Alice Cooper" (2025), el primero desde "Muscle of Love" (1973) que reúne a esta formación legendaria, haciéndome sentir afortunado y, muy seguramente, a todos los amantes de su primera época. Producido por el icónico Bob Ezrin, no solo marca el regreso de un sonido que definió el shock rock en los años setenta, sino que también rinde homenaje al difunto guitarrista Glen Buxton, cuya presencia se siente en la canción "What Happened to You" a través de grabaciones inéditas. Y es que la reunión de aquellos que forjaron clásicos como "School’s Out" (1972) y "Billion Dollar Babies" (1973) no es un simple ejercicio de nostalgia, cuando el álbum destila una energía fresca y una pasión que desafía el paso del tiempo. Con la incorporación de los guitarristas Gyasi Heus y Rick Tedesco, además de la aparición sorpresa de Robby Krieger de The Doors, "The Revenge of Alice Cooper" (2025) captura la esencia cruda y teatral que hizo de Alice Cooper una fuerza imparable en el rock, sintiéndose como celebración de la camaradería y el legado de una banda que, tras más de cinco décadas, sigue siendo relevante y poderosa, demostrando que el espíritu del rock and roll no envejece.

"Black Mamba" establece el tono del álbum con un riff serpenteante y la voz inconfundible de Alice Cooper, quien, con un guiño macabro, susurra versos que evocan los días de gloria de la banda en los setenta. Krieger aporta un solo de guitarra que destila el aroma de Detroit, mientras Dunaway y Smith sostienen una base rítmica que resuena con la intensidad de antaño. "Wild Ones", inspirada en la película de 1953 protagonizada por Marlon Brando, es un himno rebelde con guitarras afiladas y un ritmo que invita a la euforia, mostrando la habilidad de Michael Bruce para componer ganchos infecciosos. Por su parte, "Up All Night" combina un doble sentido lírico con una energía punk que recuerda a los momentos más desenfadados de la banda, mientras que "Kill the Flies" despliega una teatralidad excéntrica, con un torbellino de guitarras incendiarias que capturan la esencia del shock rock. "Crap That Gets in the Way of Your Dreams" es un punto destacado, con su humor mordaz y un groove punk que refleja la actitud irreverente de la banda, como da en la diana con "Inter Galactic Vagabond Blues" y su armónica y letras extravagantes, rindiendo homenaje a The Yardbirds, mientras que "What Happened to You" incorpora los riffs póstumos de Glen Buxton, creando un puente emocional entre el pasado y el presente. Finalmente, "See You on the Other Side" cierra el álbum con una nota melancólica y sincera, donde Cooper reflexiona sobre la mortalidad y la hermandad, dejando una impresión duradera de unión y legado.

"The Revenge of Alice Cooper" (2025) es más que un simple regreso; es una declaración de que la chispa creativa de Alice Cooper, Michael Bruce, Dennis Dunaway y Neal Smith sigue ardiendo con fuerza. La producción de Ezrin captura la esencia cruda de los setenta, pero con una claridad moderna que realza cada riff y cada matiz vocal. Aunque el álbum incluye dieciséis canciones, con dos regalos como "Return of the Spiders 2025" y "Titanic Overunderture", su cohesión y vitalidad lo convierten en un trabajo que no se siente excesivo, sino generoso. Este disco no solo honra el legado de la banda, sino que también demuestra que, incluso en sus setenta, estos músicos tienen la capacidad de sorprender y emocionar. Es un recordatorio de por qué Alice Cooper y su banda original se convirtieron en iconos: su habilidad para combinar humor, teatralidad y un rock visceral que sigue siendo inigualable. 

© 2025 Jota Jiménez

Crítica: Malevolence "Where Only The Truth Is Spoken"

Malevolence, la banda de metalcore procedente de Sheffield, Inglaterra, ha dado un salto monumental con su cuarto trabajo de estudio, "Where Only The Truth Is Spoken" (2025). Grabado en el icónico Studio 606 de Dave Grohl en California, representa un hito en la trayectoria de la banda, liderada por el carismático vocalista Alex Taylor y el guitarrista Josh Baines. La producción, que utiliza la legendaria consola Neve 8078, utilizada en la grabación de clásicos como "Nevermind" (1991) de Nirvana o "Rumours" (1977) de Fleetwood Mac, entre otros, es la constatación de la perseverancia de la banda en su propio proyecto: una mezcla de riffs pesados, dinámicas precisas y una actitud que destila confianza y autenticidad, reflejando no sólo la evolución musical del grupo, sino también su compromiso con valores como la honestidad, la lealtad y la integridad, que impregnan tanto las letras como la energía de cada tema. 

El álbum abre con "Blood To The Leech”, una canción que golpea con la fuerza de un martillo, donde los riffs afilados de Konan Hall y la batería implacable de Charlie Thorpe crean una atmósfera electrizante, mientras la voz de Alex Taylor, cargada de furia y precisión, establece un tono que no decae. "If It's All The Same To You" sorprende con su mezcla de agresividad y estribillos melódicos, acompañada de un videoclip que, con la actuación de Alan Ford (conocido por su papel en "Snatch") añade un toque narrativo que enriquece la experiencia; mostrando la habilidad de la banda para equilibrar intensidad y accesibilidad. "Trenches", por su parte, es un himno de pura actitud, con una letra desafiante y una instrumentación que captura la esencia de Malevolence en el escenario, con el bajo de Wilkie Robinson aportando una base rítmica sólida en una canción que explota con una energía visceral, destacando la arrogancia positiva del grupo, con Taylor gritando “¿Quién demonios eres? ¡Nunca había oído hablar de ti!”. La canción es un torbellino de riffs cortantes y dinámicas que reflejan la experiencia de MALEVOLENCE en innumerables presentaciones en vivo, con el guitarrista Konan Hall aportando un equilibrio perfecto entre técnica y emoción en un álbum en el que cada canción brilla por su autenticidad, abordando temas de resistencia y camaradería con una sinceridad que conecta directamente con el oyente, haciendo que el álbum sea tanto un desafío sonoro como una experiencia emocional.

"Where Only The Truth Is Spoken" (2025) no es solo un álbum, sino la cuarta declaración de intenciones de Malevolence, una banda que no pide permiso y que, con este trabajo, alcanza un nuevo nivel de excelencia. La producción, a cargo de ingenieros de primer nivel en Studio 606, captura la esencia de una banda que sabe exactamente lo que quiere: ser más grande, más pesada y más auténtica. La combinación de una instrumentación impecable, con el bajista Wilkie Robinson y el guitarrista Josh Baines tejiendo texturas sonoras robustas, y la pasión desbordante de Alex Taylor, hacen de este disco un puñetazo de metalcore, un testimonio del arduo trabajo de una banda que ha crecido desde los circuitos underground hasta convertirse en un nombre reconocido en la escena global, sin perder su esencia. Cumplen con las expectativas generadas por sus trabajos anteriores, como "Malicious Intent" (2022), y las superan, ofreciendo un sonido que es a la vez brutal y refinado, con una narrativa lírica que conecta con los oyentes en un nivel profundamente personal. Malevolence han creado una obra que no solo resonará en los escenarios, sino que se quedará grabada en la memoria de quienes buscan música que hable con verdad y fuerza. Un recordatorio de que no solo crean música, sino que construye un legado basado en la pasión, la verdad y un compromiso innegociable con su arte. Una invitación a sumergirse en un sonido que no pide permiso, sino que exige atención. 

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Crítica: Born Of Osiris "Through Shadows"

El séptimo álbum de Born of Osiris, titulado "Through Shadows" (2025), marca un nuevo capítulo para esta banda de Illinois que ha sabido navegar entre las aguas del tech-metal, el djent y el metalcore moderno, con una trayectoria que abarca más de una década, el grupo liderado por el vocalista Ronnie Canizaro y el baterista Cameron Losch ha enfrentado altibajos, desde el impacto de "Soul Sphere" (2015) hasta el sólido pero menos innovador "Angel or Alien" (2021). Ahora, como cuarteto completado por los guitarristas Lee McKinney y Nick Rossi, Born of Osiris entrega un trabajo que busca equilibrar su legado técnico con un enfoque más directo y melódico, aunque no siempre logren destacar en un género saturado de propuestas similares. La banda parece decidida a revitalizar su sonido, pero el resultado, aunque correcto, no alcanza la grandeza de sus mejores momentos, quedándose en un terreno seguro que satisfará a lo más fundamentalistas, sin atraer nuevos oídos. 

"Through Shadows" (2025) arranca con "Seppuku", una canción que, tras un breve preludio electrónico, estalla con riffs afilados y una energía que recuerda los días más feroces de Born of Osiris, con Canizaro liderando con su característico rugido y un tono urgente, aunque su estructura resulta algo predecible. "Elevate” es más accesible gracias a sus elementos electrónicos que se entrelazan con un estribillo robusto, destacando la habilidad de McKinney para integrar texturas melódicas sin sacrificar la intensidad. Mientras que la pista homónima, "Through Shadows", apuesta por un enfoque más estándar, queriendo llegar a ser un himno pero sin serlo, con riffs técnicos que evocan un sonido pretendidamente futurista y un solo de guitarra que aporta un destello de emotividad. Por su parte, "The War That You Are" aumenta la agresión con un torbellino de riffs deathcore y una simplicidad melódica que, aunque efectiva, no innova. "Inverno", con su fusión de un metal y thrash con sabor a ciencia y ficción sorprende por su arriesgado cierre psicodélico, mientras que "A Mind Short Circuiting" explora disonancias y cambios de ritmo que desafían al oyente, con un trasfondo gótico que rinde homenaje a influencias como Gary Numan. La segunda mitad del álbum mantiene esta dinámica, con temas como "Burning Light" y "Torchbearer" que, aunque sólidos, no logran igualar la frescura de las primeras pistas y "Activated" (con la colaboración de Spencer Chamberlain) que aporta un toque moderno pero no memorable. En general, las canciones muestran un esfuerzo por parte de Born of Osiris por diversificar su sonido, pero algunas ideas se sienten reiterativas, como si la banda, liderada por Losch y Rossi, dudara entre innovar o aferrarse a su fórmula establecida.

"Through Shadows" (2025) es un álbum que cumple sin deslumbrar, un reflejo de una banda que conoce sus puntos fuertes pero no siempre logra cumplir con sus propias expectativas, demostrando que aún pueden ofrecer momentos de intensidad y creatividad, como en los destellos melódicos de Lee McKinney o la versatilidad vocal de Ronnie Canizaro, pero el disco carece de la chispa que hizo de trabajos como "The Simulation" (2019) un pequeño repunte, un paso al margen en lugar de un avance. En un panorama donde el metalcore y el djent luchan por mantenerse relevantes, Born of Osiris entregan un trabajo correcto, pero queda la sensación de que podrían haber arriesgado más para reclamar su lugar como líderes del subgénero, una pena.

© 2025 Conde Draco