Crítica: Björk "Vulnicura"

La principal virtud de "Vulnicura" es la de habernos demostrado que Björk es humana. Principalmente por dos motivos; ha sufrido una ruptura sentimental y, como cualquier persona, ha sufrido, se ha lamido las heridas y ha afrontado su duelo encerrándose y volcándose en su música y en segundo lugar porque, por primera vez en toda su discografía, su nuevo disco no ha supuesto un paso más o una vuelta de tuerca al anterior sino que con él ha vuelto al punto de partida en el que comenzó toda esta locura de vanguardia, ha vuelto a 1997 y "Homogenic". Podría buscar cualquier excusa para defender o suavizar mi opinión sobre su anterior álbum, "Biophilia" (2011), pero soy incapaz porque con él me sentí estafado y, por primera vez, entendí que todo el mundo se sentía igual cuando hablaba con la gente y nadie, absolutamente nadie, lo había entendido, volvía a él o soportaba más de pocas escuchas. Por mucho que queramos verle más fondo a lo que hace la islandesa, no es más que pop, puto pop. Y podemos enmascararlo llamándolo pop de vanguardia, electrónico, dance, avant-garde o pop alternativo experimental que, al final, el gran público la recordará por "Hunter", "Human Beaviour", "Venus As A Boy", "Violently Happy", "Jöga", "Bachelorette" o, mucho peor, "It's Oh So Quiet" del 95 y de eso hace la friolera de veinte años. Al pop se le denomina así porque deviene del término "popular" y cuando uno tiene que hacer una ingeniería o estudiar biofísica del CBC para creerse capaz de entender un disco de pop sin manual de instrucciones pero pop al fin y al cabo… Es que algo está haciendo mal el artista. Tampoco vayamos a pensar que la brusca caída de Björk a la tierra hará que este "Vulnicura" suene a todo trapo en los Starbucks y discotecas de nuestros bonitos pueblos de España. Sigue sonando tan peculiar y personal como el resto de su producción pero se agradece el retorno a un terreno común como es "Homogenic" y sus fastuosas cuerdas sustentados por beats, en él sigue muy presente la electrónica pero no como en el anterior; las bases y los arreglos no son tan abstractos o sintéticos que desestructuren las canciones, lo que en "Biophilia" se caía por forzado, en "Vulnicura" suena natural con los magníficos arreglos llevándonos de la mano e incluso en una canción con un claro latido rave como es "Black Lake" en su segunda partes, las cuerdas suben de volumen hasta casi comerse la mezcla y le arrebata el pulso al oyente y, por suerte, al ordenador.

Pero resulta que Björk era humana;  la bilis negra, inherente a los artistas, la afecta como al que más y la separación de su pareja, Matthew Barney, nos la ha devuelto a la tierra. Un disco emocional e intenso en el que se despacha a gusto; "Who is open chested and who has coagulated? Who can share and who has shut down the chances? Show me emocional respect. I have emocional needs" de una manera sorprendente en ella. Pero podríamos ser aún más venenosos y decir que Björk por primera vez ha sangrado cuando se ha dado cuenta de que sus amados tiempos modernos le han arrebatado a su retoño, "Vulnicura", antes de tiempo como a cualquier artista terráqueo porque la filtración del disco que inicialmente estaba previsto para marzo junto con el libro "Björk: Archives" y la exposición en el MoMA de Nueva York forzó una maniobra a la desesperada. Ella quería publicar el disco lo antes posible dado su carácter emocional, intenso y personal (como la que quiere desprenderse de lastre tras la creación, quizá una forma exorcizar el dolor de su ruptura) y su representante quería orquestarlo todo sincronizando la exposición y el libro con la del nuevo disco; "no te preocupes, borraremos cada filtración que detectemos en la web". Lo que  Derek Birkett no se esperaba era levantarse de la cama y encontrar el disco en todos los rincones del mundo cibernético. Lógicamente, entró en pánico y se colapsó, no pensemos que por su promesa a Björk sino porque -como él mismo declaró- vio como perdían una enorme cantidad de dinero que se les escapaba entre los dedos. Así que no se le ocurrió otra cosa que llamar a su colega Scott Rodger (representante de Arcade Fire y Paul McCartney) que, ni corto ni perezoso, le aconsejó hacer una preventa de varias canciones a través de iTunes . Björk se negó a ello; ofrecerían el disco entero. El consejo de Rodger fue el más inteligente pero ahora Birkett tenía que lidiar con las distribuidoras del disco físico que veían como sus posibilidades de hacer caja se reducían drásticamente. El caso de U2 y su "Songs Of Innocence" no parecía consolarles, los irlandeses -al margen de toda polémica- habían conseguido aumentar sus ventas en soporte físico respecto al anterior a pesar de haberlo regalado a millones y millones de usuarios pero Björk no es U2 y las ventas de la islandesa se verían mermadas por lo que Birkett tuvo que renegociar con nuevos distribuidores no sin antes lamentarse de las "implicaciones políticas" de haberle pedido ayuda a la todopoderosa Apple y darles la exclusiva a cambio de mostrar el álbum en el mayor escaparate del mundo.

En "Vulnicura", Björk se hace acompañar de Arca y Bobby Krlic (conocido como The Haxan Cloak) pero, aunque muchos crean que en la conjunción de los tres músicos reside el secreto del nuevo álbum, según Björk, a ella le gusta trabajar a solas y cuando Arca llegó ya estaban todas las canciones acabadas con sus cuerdas y estructuras, su llegada fue vista como una celebración, un encuentro porque, según la islandesa; "Arca es magia, es muy divertido estar a su lado". Una canción larga como un río pero contenida en casi siete minutos es lo que es "Stonemilker" que parece anticiparse al final de su relación de pareja. La letra fue escrita mucho antes que la música y en ella parece recriminarle a su compañero la falta de compromiso, sus necesidades y el esfuerzo que requiere superar los problemas. Una canción calmada pero enorme, épica en su presentación (que no en su desarrollo o estructura) y con unos arreglos que se mezclan con su voz y ensalzan, por ejemplo, cuando pide respeto a su compañero, dejando sobrecogido al oyente.

"Lionsong" comienza a solas con su voz en la cual podemos apreciar un cambio; ya no es el piolet que era en el 97 -como decía Bono- cuando recordaba en el 97 cómo teloneaba a U2 a princicios de los noventa. Ahora es ligeramente más grave pero, aunque ya no se clave como antaño, encuentra otros recursos. Es una maravilla de canción en la cual Björk enfatiza cada frase, cada palabra y hace que se claven dentro de uno por lo que supone escuchar la exposición de sus propios sentimientos, lo que remueve sus tripas; "Maybe he will come out of this living me. Maybe he won't I'm not taming no animal. Maybe he will come out of this", pero ninguna tan jodidamente  íntima o comprometida como "History Of Touches" en la que relata hasta sus momentos de cama y cómo era cuando follaban; "I wake you upIn night feeling , this is our last time together. Therefore sensing all the moments. We've been together being here at the same time. Every single touch we ever touch each other. Every single fuck we had together is in a wondrous time lapse with us here at this moment" y, aunque la canción en sí misma no sea de lo mejor de "Vulnicura" nada más que por el desarrollo obsesivo de los sintetizadores dando cobijo a una letra de su calado, con Björk desahogándose y susurrándola, ya hace que todo el disco merezca la pena porque lo que estamos escuchando en esos pocos segundos es a una artista sangrando en su propia obra con la esperanza de hallar la cura en la catarsis. Pero si íntima resulta "History Of Touches", en "Black Lake" nos desgarramos con ella, una auténtica oda dolorosa, diez minutos de herida abierta; "Our love was my womb but our bond has broken. My shield is gone, my protection is taken I am one wound. My pulsating body, Suffering being, my heart is enormous lake. Black with potion I am blind. Drowning in this ocean. My soul torn apart. My spirit is broken into the fabric of all, he is woven" y pasamos de pomposos arreglos de cuerda a secas bases electrónicas que suben su ritmo, como un pulso desbocado, hasta convertir la canción en una pequeña rave y volver, de manera más templada, a un medio tiempo para acabar, sin aliento y con su voz  convertida en un alarido contenido que se desvanece entre los arreglos que acaban la canción.

En "Family" no sólo nos corta con la letra sino con la electrónica, quizá es la menos agraciada del conjunto, aunque aquí lo que importe de nuevo es la letra, a pecho abierto; "Is there a place where I can pay respects for the death of my family. Show some respect" y no deja de sorprender que Björk pida, una vez más pero no la última aunque de manera velada, respeto para sí misma. En "Notget" encontramos cierta calma tras la tormenta emocional que ha supuesto la primera mitad del disco, quizá incluso ella misma se sintiese así a tenor de los resultados en todos los sentidos, el acompañamiento es soberbio logrando un medio tiempo que se encabrita cuando sube la voz y al que logra poner al galope cuando la canción despega entre cuerdas de tinte oriental. "Atom Dance" cuenta con la participación de Antony y vaya si se nota la ayuda del inglés; sobre todo en la segunda parte de la canción, cuando ésta se desestructura por completo y se convierte en una pequeña locura que nos recuerda que estamos en un disco de Björk y que, por mucho que suponga un regreso a patrones anteriores, no deja de tener su puntito de vanguardia; ésa que a veces le sienta tan mal y logra empachar. Aún con esas, cuando Björk vuelve a entrar y se entremezcla con Antony, la canción gana enteros. "Mouth Mantra" es la más valiente de todo "Vulnicura" y ya encontramos a una Björk cantando de manera menos íntima, ¿supone el registro de la superación del duelo? Mientras que "Quicksand" supone el broche final en el que todo parece florecer; la sangre vuelve a correr de manera cálida y no agriada, los arreglos son menos grandilocuentes, el ritmo se acelera, las voces se doblan y los coros la envuelven a buen ritmo, olvidándose de los grises medios tiempos o la densidad que supone revisar el dolor con cuerdas, aunque sean enlatadas.

Un disco que, sin duda, gustará a todos aquellos que la disfrutaron en los noventa y servirá, por supuesto, de punto de partida para la propia artista. De concepto pero lleno de rabia, pasión y corazón. A veces es necesario echar a patadas a alguien con quien has compartido lecho, ¿qué mejor que librarse del dolor a través de tu arte? Estamos de enhorabuena y algo me dice que ella también.
© 2015 Hal Incandenza