La música de Jade, un cuarteto procedente de Barcelona, se sumerge en los recovecos más profundos de la psique humana, explorando los límites entre lo consciente y lo inconsciente a través de su segundo álbum, "Mysteries of a Flowery Dream" (2025). Un trabajo publicado en el sello Pulverised Records que consolida su propuesta de death metal atmosférico, un subgénero que, aunque no tan popular como, por ejemplo, el black metal más etéreo, encuentra en Jade a uno de sus más brillantes exponentes, sumado al orgullo patrio. Desde su EP debut "Smoking Mirror" (2018), la banda ha forjado un sonido que fusiona la crudeza del death metal primigenio, la melancolía del doom y la atmósfera envolvente del black metal, inspirándose en bandas como The Ruins of Beverast o Bølzer. Su primer álbum, "The Pacification of Death" (2022), ya había marcado un hito con su intensidad hipnótica, y su split EP con Sanctuarium, "The Sempiternal Wound" (2024), añadió un toque ocultista a su propuesta. En este nuevo disco, J. (bajo y voz), A. (guitarra), C. (guitarra y sintetizadores) y B. (batería) llevan su arte a un nuevo nivel, guiando al oyente por un viaje que requiere plena atención para desentrañar sus complejidades. La producción, a cargo de Javi Félez en Moontower Studios y masterizada por Jaime G. Arellano en Orgone Studios, resalta cada detalle; desde los magníficos riffs de guitarra hasta los matices de los sintetizadores, mientras que la portada, creada por Adam Burke, representa a la diosa maya Ixchel como una araña que teje el destino humano, un símbolo perfecto para el diálogo entre lo terrenal y lo etéreo que propone el álbum, una cubierta excepcional y llenar de sabor.
"Mysteries of a Flowery Dream" (2025) se compone de siete canciones que, en conjunto, forman una narrativa coherente y envolvente, estructurada para sumergir al oyente en un estado de ensoñación febril; desde su apertura con "The Stars’ Shelter", una pieza que combina susurros con erupciones instrumentales que generan tensión más que brutalidad, se establece el tono del álbum. "Light’s Blood", donde J. y A. destacan con riffs dinámicos y solos melódicos que evocan una atmósfera mística, acelerando el tempo para sumergir al oyente en un torbellino de emociones, hasta "Shores of Otherness", uno de los puntos álgidos, incorporando cánticos de aire ocultista y percusiones atronadoras lideradas por B., mientras las guitarras de C. crean oleadas armónicas que transportan a mundos inspirados en la cosmovisión maya, buscando guía y sanación. La pieza instrumental "The Stars’ Shelter (II)" actúa como un interludio que retoma la melodía inicial con un solo de guitarra heredero de Pink Floyd, repleto de reverberación y arpegios oscuros que aportan un respiro melancólico. "9th Episode" profundiza en la densidad del álbum con capas de sintetizadores y ritmos doom, mientras que "Darkness in Movement" acelera el ritmo con un enfoque más pesado, donde los contrastes entre los gruñidos de J. y los trémolos de las guitarras crean una sensación de urgencia. Finalmente, "A Flowery Dream", la composición que da título al álbum, cierra el viaje con un tempo más pausado y un enfoque melódico que explora el lado más oscuro de las flores, dotando a la canción de un carácter atemporal. Un álbum en el que cada tema está cuidadosamente creado para mantener la cohesión, con temas recurrentes y solos de guitarra que, como los propios hilos de Ixchel, tejen una experiencia unificada de casi cuarenta y cinco minutos.
Escuchar "Mysteries of a Flowery Dream" (2025) es una experiencia que exige compromiso, pero que recompensa generosamente a quienes se sumergen en su universo. Al principio, la densidad de las composiciones puede parecer abrumadora, con pistas como "Darkness in Movement" y "A Flowery Dream" fundiéndose en un torbellino que requiere varias escuchas para apreciarlo plenamente. Sin embargo, la paciencia revela la genialidad de Jade, cuya habilidad para equilibrar agresión y atmósfera, liderada por la visión creativa de J. y la ejecución técnica de A., C. y B., convierten este álbum en una obra maestra del death metal atmosférico. Una producción impecable y una estructura narrativa del disco logran que el álbum sea un viaje inmersivo, ideal para ser disfrutado con auriculares en un entorno tranquilo. Aunque no es un álbum para oyentes casuales, su complejidad y profundidad lo hacen imprescindible para los amantes del metal extremo que buscan algo más que simple brutalidad. Jade no solo rinde homenaje a la tradición del death y doom, sino que expanden sus fronteras, consolidándose como una banda con un potencial inmenso para dejar una huella duradera en la escena; donde la oscuridad y la belleza se entrelazan.
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