Crítica: Bunbury "Licenciado Cantinas"

Lo mejor que se puede decir del nuevo disco de Enrique Bunbury es que está por encima de toda crítica: suena bien, muy bien. Así que, la única manera de juzgarlo, es desde el gusto de uno mismo. ¿Me gusta el nuevo disco del maño? No, definitivamente no. Antes de nada debo aclarar que no soy un irredento seguidor de Héroes del Silencio, que he disfrutado con algúno que otro de sus álbumes en solitario y mi problema no es de apertura de miras musicales ya que consumo todo tipo de géneros y estilos, estando abierto a cualquier canción, dándome igual de dónde proceda... Pero mientras lo escuchaba una y otra vez, en mis oídos resonaban las palabras que Morrissey cantase en la smithsoniana canción "Panic"; "Burn down the disco, hang the blessed DJ, because the music that they constantly play it says nothing to me about my life...." Porque eso es lo que actualmente me ocurre con la carrera de "el aragonés errante" y sus constantes homenajes al cancionero sudamericano, su música no me dice nada, no me cuenta nada con lo que pueda sentirme mínimamente identificado y, ni siquiera, temas tan recurrentes o universales como el amor o el desengaño llegan a calar hondo en mí. Curiosa crítica esta que incluye a Morrissey, Al Jourgensen y sus Ministry, Leonard Cohen, Tom Waits y Los Tigres Del Norte.

Puede que mi ignorancia sea atrevida y mi completo desconocimiento del género me haga prejuzgar el disco y los últimos pasos de un Enrique cada vez más cercano a la caricatura, puede que las últimas entrevistas en las que le he leído tan jodido y soberanamente distante, tan extrañamente esnob con su recién adquirida paz espiritual en Los Angeles visitando "Amoeba" y hablando de republicanos, demócratas e indignados con tanta familiaridad y desde la comodidad de su posición me haya hecho precisamente eso, indignarme con él y su obra, sentirle como un completo desconocido. No lo sé, pero "Licenciado Cantinas" se me atraganta a la cuarta canción y, ni con todo el buqué sonoro que es capaz de desplegar, consigue engancharme. Empacha.


Puede que haberlo grabado allá donde Al Jourgensen "desbarrase" con sus Ministry más cafres me hiciese tener otro tipo de ilusiones. No me entiendan mal, ya sé que Enrique no iba a embarcarse en un proyecto de música industrial pero imaginaba otra actitud, suena estúpido pero así era como también me llegó a ilusionar la presencia de Dave Hidalgo de Los Lobos y Eliades Ochoa del Buenavista así que, cuando el disco cayó en mis manos gracias a una compañera, tan sólo sentí algo remotamente parecido a interés cuando descubrí su sonido con "El Mar, El Cielo y Tu" de Lara y "Chacarera de un triste" por lo pegadizo de ésta.


¿Qué me estaba ocurriendo? No sé explicarlo pero la ahuecada y raphaeliana voz de Enrique se me atravesaba. En "Llévame" la instrumentación me recuerda demasiado a mi amado Tom Waits, tanto que se me hace imposible disfrutarla. No puedo con ella porque me imagino al de Pomona queriendo entrar en cualquier momento para arreglarla. "Mi Sueño Prohibido" suena fronteriza pero Morrissey vuelve a hacer acto de presencia en mi cabeza, esta música no dice nada de mí ni de mi vida y, mucho me temo, que poco o nada a sus fans más acérrimos por mucho que estos se empeñen en seguir a su ídolo con devoción ciega y casi religiosa, no seamos hipócritas; este disco lo soporta la fama del artista, si llega a sacarlo cualquier otro artista menos conocido habría pasado desapercibido. Todos hemos tenido desengaños amorosos pero es muy cultural esa forma de regodearse en la miseria, de vivirla entre rondas de tequilas y llanteras por las cantinas. "Pa' llegar a tu lado" se me hace eterna. ¿Por qué tenemos que decir que nos gusta para no parecer que carecemos de gusto o base sobre la que juzgar un disco así? Otra canción que no me gusta, si quiero escuchar algo ligeramente parecido a Leonard Cohen me voy al original.


"Ódiame" echa más carne en el asador pero ¿quiero escuchar a Bunbury cantar una ranchera? ¿quiero ver a Bunbury con el traje rosa de Jagger moverse como si cantase "Avalancha"? ¿Alguien ha visto el video de manera objetiva? ¡Es ridículo! Tanto como la película de "Licenciado Cantinas". ¿Por qué hay artistas con los que uno debe congraciarse pese a lo que pese?


"El Mulato" tiene unos arreglos estupendos igual que "El Solitario". El problema de este disco no es el sonido, ni los músicos, ni el cancionero; hay calidad a raudales. ¿Entonces qué es lo que falla?  "Ánimas, Que No Amanezca" se acerca peligrosamente al mestizaje entre Johnny Cash y Los Tigres del Norte. "Que Me Lleve La Tristeza" ronda la emoción peligrosamente (magnífica armónica) pero tras diez canciones hay que ser todo un valiente para haber superado el empacho de amores perdidos, influencias, plagios y  lamentos de la garganta del aragonés. "El Día De Mi Tristeza" tiene toda la fuerza que le ha faltado a la mitad del disco pero no puedo con lo pusilánime de la letra. "Cosas Olvidadas" y "La Tumba Será El Final" te preparan para el apagado final de "El Cielo Está Dentro De Mí" sonando a "Infinito" pero con más languidez.


¡Claro que Enrique puede hacer lo que quiera, faltaría más! Pero también estamos nosotros, el público, en nuestro derecho a que nos guste o no y a decirlo. Enrique puede hacer algo infinitamente mejor, a veces se merece un buen chapuzón para olvidar su autocomplaciencia y su desmedida egolatríaVuelvo a preguntármelo. ¿Me gusta su último disco? No. Juzguen ustedes.


© 2012 Jim Tonic