Crítica: Obscura "A Valediction"

A rey muerto, rey puesto; o eso creyó pensar Steffen Kummerer con la desbandada en Obscura y lo cierto es que tuve miedo por el futuro de la banda, no porque dudase de Steffen sino porque la banda destilaba magia, tanto en estudio como en directo. Pero si hay algo que he aprendido es que Kummerer bien podría ser un moderno Chuck Schuldiner y este su proyecto. Obscura han dado la bienvenida de nuevo a Jeroen Paul Thesseling y a Christian Münzner, además de David Diepold y el resultado es otra obra sobresaliente, más clara y contundente que "Diluvium" (2018) porque Kummerer, en lugar de encerrarse en el callejón sin salida del death progresivo técnico, ha equilibrado perfectamente la balanza y, sin abandonar el death y sin ignorar tampoco su propia habilidad y la de sus compañeros en la banda, Obscura se pueden vanagloriar de haber grabado su disco más directo y pegadizo; los riffs evocan al death metal, claro que sí, porque esa es la naturaleza de la banda y el propio Kummerer, pero el recuerdo nos lleva a la fría Gotemburgo y, examinando los créditos del vinilo, me doy cuenta de que no ando muy desencaminado cuando, tras el trabajo de Eliran Kantor, está Fredrik Nordström (quizá un desconocido para muchos, pero si es así, dejará de serlo cuando mencione a Dark Tranquility, In Flames, Arch Enemy, Hammerfall, Opeth o Spiritual Beggars, entre muchos otros de su impresionante currículo y no siempre como productor, precisamente), además de la colaboración de Björn "Speed" Strid en “When Stars Collide”. Por lo tanto, “A Valediction” posee lo mejor de ambos mundos, el death metal progresivo y técnico se reviste de la melodía sueca, ¿qué podría salir mal? Por supuesto que sí, amigo mío, nada.

El comienzo acústico de “Forsaken” augura lo mejor, el bajo de Jeroen se une con maestría y la banda firma una pieza de apertura que resuena tan mágica como épica, Kummerer es un maestro a las seis cuerdas y cuando eructa ese “ugh!” a uno le vienen a la cabeza miles de canciones míticas y artistas como Tom Warrior cuyo grito es tan sólo la señal para que Kummerer se desboque y la nueva formación de Obscura aprieten como nunca, es death metal pero es increíblemente pegadizo y técnico. Honestamente, suenan de maravilla. “Solaris” es un torbellino repleto de arpegios entre los que Jeroen dibuja sus sinuosas líneas con el ya clásico sonido “fretless” de Obscura, mientras que la pieza principal que da nombre al álbum, “A Valediction”, y ese “Let’s Go” nos coge fuerte por los huevos y nos lleva bien lejos, con Kummerer a medio cocer entre Schuldiner y Laiho. La mezcla entre lo que hacía Obscura y lo que han grabado es tan magnífica y bien equilibrada que uno no sabe si deleitarse con el nivel instrumental o tararear unas canciones que se clavan en el cerebro.

“When Stars Collide” logra que des latigazos con el cuello gracias a uno de los riffs más sencillos pero efectistas de todo el disco, además del apoyo de Björn, y ese sonido sueco de “In Unity”, mientras una canción como “Devoured Usurper”, aunque le deba más al death de Florida (o la final “Heritage”), entra refrescante gracias a su groove, igual que “The Beyond” y su influjo neoclásico. “A Valediction” es un disco variado y repleto de detalles de buen gusto que agradarán a cualquier seguidor del metal por la pasión que derrocha la banda. “Orbital Elements II” es un viaje a la primera parte, publicada en “Cosmogenesis” (2009), pero la banda ya es otra y su sonido ha cambiado, enriqueciéndose aún más. Como “The Neuromancer” es un directo a tu mandíbula y lo que At The Gates deberían estar grabando actualmente, siendo buen ejemplo de ello “In Adversity” y como Obscura son capaces de hacernos sentir que estamos viajando con ellos a través de un vórtice; repletos de cambios de tempo, diversos pasajes y Jeroen y David demostrando que la base rítmica de Obscura goza de mejor salud que nunca. 

Tengo claro que Obscura son una de las mejores bandas de la actualidad y han firmado grandísimas obras, pero “A Valediction” se ha colado entre lo mejor del año y una obra que estoy seguro se convertirá en un álbum clásico atemporal para entender el death metal de nuevo. Schuldiner estaría orgulloso de Kummerer, eso seguro…

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