Crítica: Anthrax "For All Kings"

Por supuesto que Anthrax fueron una gran banda que aunaba fuerza, rapidez y diversión. Y, además, a estas alturas hay que estar muy ciego o muy sordo para saber que son una apuesta segura en directo; en poco más de media hora son capaces de poner patas arriba una sala o todo un festival. Es más, romperé una lanza más a favor suyo porque incluso cuando Belladona salió por la puerta de atrás, fueron capaces de grabar álbumes muy interesantes con Bush a las voces, actualizando su sonido a pesar de no estar en su momento de mayor popularidad. Anthrax son unos supervivientes que han podido disfrutar de uno de sus momentos más dulces en los últimos años y "Worship Music" (2011) era lo más sólido que firmaban desde "Sound of White Noise" (1993), precisamente con Bush, dándonos esperanzas de que había vida más allá del famosísimo Big Four pero, con todo el dolor de mi corazón; he de reconocer que "For All Kings" es mediocre, esperaba mucho más. Con John Donais a la guitarra principal tras la espantada de Rob Caggiano  (que les dejó en el 2013 para irse con un grupo tan agotador y empachoso como Volbeat y su rockabilly sueco de mentirijilla mezclado con metal para niños) y Jay Ruston en la producción, está claro que es imposible que una banda con Charlie Benante tras los platos, Frank Bello en el bajo y Scott Ian en las rítmicas suene mal. "For All Kings" es un álbum potente, con un sonido brillante y actual en el que las guitarras atruenan contundentes pero con matices, la base rítmica de Bello/ Benante es fortísima e incluso la, a veces voz de chicle, de Belladona en directo, en el álbum suena endulzada y pulidos/ modulados esos picos tan característicos suyos. Pero lo que falla en "For All Kings" es mucho más grave y es la composición porque tras "Suzerain" (o, como mucho, "Evil Twin") el álbum entra en caída libre. Por supuesto que los más fans -aquellos que son capaces de perdonar cualquier pecado en los neoyorquinos- serán tan pacientes como para encontrar algún momento; solo, puente o estribillo con el que justificar la segunda mitad y así convencernos al resto pero, si intentasen ser más críticos u objetivos y más tras un álbum como "Worship Music", llegarían a admitir que "For All Kings" es un disco hecho a toda prisa, en pocos meses (a pesar de que aseguren que llevan trabajando en él desde finales del 2014 y tuviesen casi una veintena de canciones porque, de ser así, es mucho peor ya que nos mostraría a unos Anthrax indulgentes y sin criterio con aquellos temas con menos gancho que conforman más de la mitad de "For All Kings"), y en el que se entrevén buenas ideas que, por desgracia, no acaban de cuajar del todo. No es sólo la composición sino también el poco inteligente orden de las canciones; ofreciéndonos los platos más potentes en la primera cara y dejando que la desilusión nos invada según van sonando una tras otra todas las canciones y nos percatamos de que ninguna nos hará sentir que estamos ante un gran álbum de Anthrax.

Tras la introducción que abre "You Gotta Believe", nos encontramos una canción acelerada y cuyos staccatos son puro Anthrax, el estribillo es pegadizo y el sonido resulta más maduro que en "Worship Music", punto a su favor. No es una gran canción pero sirve como contundente apertura de este "For All Kings", sólo tiene un pequeño fallo y es su excesiva duración, esa que a los cuatro minutos la hace entroncar innecesariamente en el puente con "Enter Sandman" de Metallica por culpa de Bello y la verdad es que no es una locura hablar del "Black Album" (1991) de los de San Francisco porque, en algún que otro momento, encontraremos en "For All Kings" ese tipo de sonido tan buscado por Bob Rock. "Monster at the End" suena aún más épica gracias a sus guitarras y el estribillo a tres voces posee emoción pero le falta algo ese gancho que antes mencionaba a pesar del magnífico juego de Donais e Ian en la recta final.

Volvemos al sonido de Bob Rock en "For All Kings", canción homónima del álbum, con un trabajo espectacular de Benante a lo largo de sus cinco minutos, acelera levemente el tempo y nos encontramos ante una canción correcta pero efectista, en la que Donais vuelve a lucirse mientras Ian añade velocidad a la rítmica. Que "Breathing Lightning" sea quizá la mejor del álbum dice mucho del último trabajo de Anthrax, no es ninguna maravilla pero mantiene el nivel y en el estribillo sube la emoción en la voz de Belladona (hasta el momento bastante plana). "Suzerain" nos sitúa de nuevo en el contexto de un disco de thrash que no es thrash pero en el que, por lo menos, se agradece la subida de revoluciones. "Evil Twin" fue el primer adelanto que escuchamos del álbum y pudimos disfrutarla en directo; es sólida y los riffs, además del ritmo de Benante, son inequívocamente de Anthrax pero la melodía del estribillo falla o, por lo menos, no me convence como debería. En mi opinión, lo mejor de "Evil Twin" llega tras el tercer minuto, cuando parecen encabronarse ligeramente y Belladona se siente más suelto.

A partir de aquí, "For All Kings" hace agua, "Blood Eagle Wings" es insufriblemente larga (casi ocho minutos) y no tiene chispa a pesar de que en ella pueda gustarme las melodías y, más en concreto, el groove pesado de las estrofas. "Defend Avenge" no aporta nada al conjunto y es una nadería (aunque las labores de Donais y Benante sean dignas de elogio), De "All of Them Thieves" me quedo con ese minuto espídico justo antes de que decidan sofocarla convirtiéndola en un medio tiempo inofensivo y "This Battle Chose Us" vuelve a la épica y ese momentito tan power que logra encenderme con su velocidad pero como "Zero Tolerance" (que me entretiene por sus cambios de ritmo, guitarras y por cómo se acelera para frenarse y ser retomada con toda su fuerza) es una canción menor y despide el álbum sin mucha gracia. 

La buena noticia es que Anthrax han vuelto para quedarse, siguen siendo efectivos en directo y tienen ganas de escribir nuevas canciones. La mala es que ninguno de los que acudan a verles en directo querrán escuchar ninguna de éstas y seguirán pidiendo "Madhouse", "Anti-Social" o "Caught In A Mosh". Podemos conformarnos con un nuevo álbum que suene actual y potente, dejándonos engañar por el espejismo, o esperar un poquito más de eso que nos dieron en el digno "Worship Music", tampoco les estamos pidiendo el cielo. Slayer les han ganado la partida, y es que sigue siendo muy jodido pinchar cualquiera de los últimos álbumes del Big Four después de uno como "Repentless" en el que King y Araya no inventan la rueda pero siguen sonando como una apisonadora y logran que cantes su single, algo que aquí no ocurre.


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