Concierto: Ghost (Madrid) 25.11.2015

SETLIST: Spirit/ From the Pinnacle to the Pit/ Ritual/ Con Clavi Con Dio/ Per Aspera ad Inferi/ Body and Blood/ Devil Church/ Cirice/ Year Zero/ Spöksonat/ He Is/ Absolution/ Mummy Dust/ Ghuleh-Zombie Queen/ If You Have Ghosts/ Monstrance Clock/ 

Lo que más llama la atención de pasear por el backstage de Ghost es precisamente la ausencia de la propia banda y, sin embargo, sus máscaras cuidadosamente dispuestas sobre una enorme mesa como si, con ellas, los músicos estuviesen perfectamente representados. Los cinco Nameless Ghouls podrían ser cualquiera de nosotros y, de no ser por sus gafas de sol o capuchas, es verdaderamente difícil localizarles. Pero, si alguien brilla aún con más misterio y es por su extraña ausencia, es el propio Papa Emeritus. Me da igual de qué pontificado hablemos, desde aquel presentando su primer álbum, "Opus Eponymous" (2010), en el cual el Papa Emeritus aparecía, como por arte de magia, en pleno concierto, habiendo venido ya maquillado y vestido desde su hotel o durante "Infestissumam" (2013), aquella gira fue la primera vez que le conocí en persona y era verdaderamente chocante verle pasear por la zona vip de un festival como el Hellfest y contemplar cómo la gente le abría paso con más respeto que otra cosa mientras él se dedicaba a bromear con todo el mundo y ponerle ojitos a las chicas. ¿Quién es el Papa Emeritus? Mucho me temo que, a pesar de todos los rumores y habladurías, nadie se atreve a desvelar su verdadera identidad y es que, pese a que muchos colegas suyos lo sepan, es infinitamente mejor y más divertido, dejar que la magia y el misterio continúen, no hay necesidad de estropear algo así. El tercer Papa Emeritus es, paradójicamente, el que posee menos empaque cuando se despoja de la mitra y la casulla y decide vestirse con un traje del siglo XIX pero, al igual, que sus antecesores es igual de misterioso e inaccesible, apareciendo súbitamente minutos antes de la actuación, dejándose ver entre los roadies y técnicos locales y, entonces sí, vacilando a a diestro y siniestro a todo el personal con un extraño acento europeo que denota que su lengua materna, obviamente y como era de esperar, no es el inglés. Se podría decir que Ghost están atravesando su mejor momento pero, si son suficientemente inteligentes, pueden llegar a mucho más gracias a una cuidada estética y unas canciones que nos llevan al mejor shock rock de los setenta. Pero lo más curioso de poder verles tan de cerca es que es una banda que, dentro de su papel, se muestran encantadores y dispuestos a estrechar una mano, responder un par de preguntas y firmar a todo aquel que le pida un autógrafo; el ambiente reinante tras las cortinas en un concierto de Ghost es el de una fiesta entre amigos que se sienten afortunados del momento que están viviendo y disfrutan con ilusión el estar de gira, que sea así por mucho tiempo...

Pero aún más chocante es entrar a un concierto de rock en una sala como es La Riviera madrileña y ver a casi todos los asistentes con camisetas de la banda. Los suecos generan un extraño culto, una cálida sensación de pertenecer a algo que la gente hace suyo; y es que el que no llevaba una chapa, una insignia, un pendiente, un colgante e incluso una funda del iPhone con el logo del grupo era precisamente el que estaba fuera de lugar. Ghost saben vender su imagen y han creado una marca con una señas de identidad tan atractivas y marcadas que hacen que aquel más desapasionado sea capaz de llevar una camiseta de "Opus Eponymous". Pero es que, si a eso le sumamos que la otra facción del público, vestía de Bathory, Celtic Frost, Mayhem, Immortal o King Diamond, la mezcla es aún más extraña. Para colmo, por los altavoces sonaba "Miserere mei" mientras se ultimaban los últimos detalles antes de saltar al escenario. ¿Qué grupo actual puede convertir una discoteca con una palmera en su pista en una ceremonia con un cañón de humo inundando la sala y cientos de fans de metal extremo escuchando una pieza de Gregorio Allegri del siglo XVII?

Cuando atruena "Masked Ball" y se apagan las luces es cuando comienzan a tomar el escenario los Nameless Ghouls y suena "Spirit" inundando de más misterio la noche. El sonido será todo lo perfecto que la sala permite, las dos guitarras suenan potentes y los músicos están más, mucho más sueltos que en pasadas giras pero no es hasta que no aparece Emeritus, con una voz mucho más nasal que en anteriores encarnaciones, quien acaparará las miradas de todos con su indumentaria papal. Han crecido como banda y "From the Pinnacle to the Pit" se confirma como una de las grandes canciones de "Meliora" cuando muchos dudaban de éstas en estudio, en directo uno es testigo de cómo crecen. Pero es que, si bien faltó "Elizabeth" o "Majesty", uno se percata de ese crecimiento cuando los suecos despachan su éxito "Ritual" o la ya icónica "Con Clavi Con Dio" en los primeros veinte minutos, logrando una entrada potente y efectista, haciendo que nos olvidemos de otros temas igual de emblemáticos y sin que ellos necesiten reservarlos para el final de fiesta. "Ritual" nos llevó a los ochenta y su estribillo fue coreado por todo el público pero aún más impactante fue escuchar a toda la sala gritar; "Sathanas, we are one, out of three…. Trinity!" mientras Emeritus balanceaba su incensario.

La coral "Per Aspera ad Inferi" da paso a la explícita "Body and Blood" con la presencia de dos chicas vestidas de monja y Emeritus bromeando con ellos, llamándolas "Sister Sin" y enseñándonos cómo se debe tocar a un mujer. El órgano de "Devil Church" nos mete en situación pero es de nuevo con un riff como el de "Cirice" con el que el público se vuelve loco; el fortísimo bajo de "From the Pinnacle to the Pit" aquí suena más redondo y el teclado añade aún más textura al ambiente que la canción consigue transmitir en directo. Pero si ya era raro escuchar a la gente berrear un puente como el de "Con Clavi Con Dio" y en "Year Zero" seremos testigos de algo que ni el propio Nergal de Behemoth es capaz de lograr en sus conciertos y es que todo el público cante; "Belial, Behemoth, Beelzebub, Asmodeus, Satanas, Lucifer!"

Tras la introducción que es "Spöksonat", llega el momento de la mágica "He Is" y la comunión absoluta con "Absolution" para afrontar el final del concierto con la broma de Emeritus sobre un género como es el metal en "Mummy Dust" y todos -incluso aquellos vestidos de Bathory y Darkthrone- levantando sus cervezas divertidos, la densa "Ghuleh" transformada en surf rock con "Zombie Queen" sacada de una serie de los cincuenta y la versión de Roky Erickson que daba nombre a su EP, "If You Have Ghosts" para despedirse, como ya es costumbre, con "Monstrance Clock" y la presentación de Emeritus explicándonos su significado y relación con el orgasmo femenino.

Cuando el público abandona la sala con  "The Host of Seraphim" de Dead Can Dance suena de fondo y uno se da cuenta de lo inteligentes que son Ghost. Se ríen del rock, del metal, del pop, de la religión y de ellos mismos pero, lo que para otros significaría el fracaso, en ellos es bien visto por todo tipo de seguidores y, lo mejor de todo, saben crear su propio culto al mejor gusto de las bandas de los setenta pero, claro, es que esto no fue un concierto sino un reunión, una liturgia.

© 2015 Jack Ermeister