Concierto: Scorpions (Madrid) 08.03.2014

SETLIST: Sting in the Tail/ Make It Real/ Is There Anybody There?/ The Zoo/ Coast to Coast/ Loving You Sunday Morning/ The Best Is Yet to Come/ Send Me an Angel/ Holiday/ Raised on Rock/ Tease Me Please Me/ Hit Between the Eyes/ Kottak Attack/ Blackout/ Six String Sting/ Big City Nights/ Still Loving You/ Wind of Change/ Rock You Like a Hurricane/ When the Smoke Is Going Down/

Me resulta muy complicado escribir esta crítica cuando la mayoría de opiniones han sido favorables y entusiastas. Complicado porque la organización fue estupenda y, aunque el palacio de Vistalegre suena horrorosamente mal, los principales culpables de la desilusión fueron los propios músicos. A estas alturas, la relevancia del grupo alemán en la historia de la música es indiscutible, hubo una época en la que fueron referente y, aunque ahora hayan pasado los años (y pasan para todos), resulta doloroso verles actuando en un cliché constante, forzando la postura y dando un espectáculo de segunda, impropio de su leyenda. ¿Debería mentir y decir lo contrario? ¿Debería deshacerme en elogios y comulgar con la mayoría de opiniones? Dejadme que os diga que lo que vimos en Vistalegre fue indigno y todo aquel que presuma o haya presumido de amar el Rock no pudo menos que sentir un pequeño rechazo ante lo que fue un teatrillo. No faltó la pasarela, ni la pantalla, la batería elevada, torres de amplificadores y, por supuesto, los propios Klaus, Matthias, James, Pawet y Rudolf luciendo sus mejores galas, posando con sus guitarras, haciendo "headbanging" en plena sincronización, sacando a escena una guitarra Flying V con un tubo de escape, arrojando baquetas desde la tercera canción e intentando saltar como en sus mejores tiempos, el resultado era dantesco y todos esos tópicos sazonados con un sonido pésimo (porque no me vale que desde la primera fila o la vigésimo quinta fila del segundo palco se escuchase de muerte, según el gusto. Un concierto de estas características se debe escuchar bien desde cualquier lugar del recinto) lo convirtieron en un concierto pobre, fácil, adecuado para el consumo masivo o el paladar poco refinado de alguien que, desde el primer acorde, cree morir en la pista sin valorar con espíritu crítico por lo que ha pagado casi sesenta euros o, mucho peor, cegado por el fanatismo. Antes de seguir, alegaré en mi defensa que ya les había disfrutado en concierto y habría asistido al concierto igualmente si no fuese la supuesta última gira (algo que ahora parecen también cuestionarse en vista del éxito y me alegro por ellos), que tengo sus discos y meses antes había estado disfrutando de Michael Schenker (hermanísimo de Rudolf), les tengo tanto cariño como el que más y les deseo lo mejor pero esta gira no era para mí, no estaba preparado para ver a Scorpions en esta forma.

Desde la elección de un "hype" como Steel Panther para abrir sus conciertos (un extraño cruce entre la pantomima de los divertidos The Darkness, mezclado con Poison y muy poco de Fight) una parodia absoluta de lo que significa el Rock, con un par de temas aceptables y mucho humor casposo hasta el comienzo del concierto de Scorpions con un video del U.S. Festival y una salida a escena con una canción tan poco apropiada tras las imágenes de la pantalla como “Sting in the Tail” (¿cómo es posible que después de ver esa introducción con el U.S. Festival toquen una canción tan “blandita”, tan poco idónea para abrir un concierto, lo más parecido a descorchar una botella de champán en una celebración para encontrar agua en su interior), “Make It Real” continúa la estela, el sonido es paupérrimo, la batería satura, las guitarras de Rudolf y Matthias suenan sin fuerza y cuando suben el volumen se forma un barullo impresionante gracias a la cúpula de Vistalegre, Klaus es el mejor parado aunque hayan bajado alarmantemente las canciones varios tonos para que su garganta llegue a las notas más altas. ¿Y el bajo de Pawel? Inaudible. No dudo que haya gente que hiciese un acto de fe y creyese haber escuchado su bajo en la primeras filas, estoy seguro de que así fue pero ocurre como con las panderetas de Klaus, deben oírse y si los instrumentos no se oyen y sólo se escucha una pelota de sonido tenemos un problema. ..

“Is There Anybody There?” o “The Zoo” caen sin gracia y me molesta porque me encanta la última pero en “Coast To Coast” ya habré tirado la toalla y me siento incapaz de ver nada bueno sobre las tablas. Klaus se ha enfrascado en regalar baquetas a diestro y siniestro entre las primeras filas, Pawl corre asfixiado de un lado a otro mientras Matthias lleva el peso de las canciones y Rudolf…. ¡Rudolf se limita a posar frente a los fotógrafos, dar saltitos y correr por la pasarela! Con “The Best Is Yet to Come” llega el primer momento sensible de una noche que se prometía grande, al no atronar la batería es la que mejor se escucha hasta el momento pero nadie podrá discutirme que algo ocurre en un concierto cuando a la séptima canción de tu gira de despedida empiezas a ponerte la bandera del país como capa, a hacer karaoke con el público y a provocar al público con el consabido “oé, oé, oéoé, oé” pero, claro, de esta guisa y en este momento enlazan con “Send Me An Angel” y “Holiday” en la pasarela y parecen salvar el tipo.

“Raised on Rock” de Rock tiene poco a estas alturas y “Between The Eyes” o “Kottak Attack” pasan sin pena ni gloria (que nadie me diga lo contrario porque el público estaba literalmente inerte, ni sentía ni padecía). Pero el clímax absoluto de este dislate fue en el solo de James Kottak cuando en pleno orgasmo y “viva Españas” saca una bandera de Portugal y el respetable le pita como si no hubiese mañana. ¿NO había ningún asistente que le orientase un poquito, por favor?

Las fotos del genial Gottfried Helnwein nos hacen saber que llega el gran momento de “Blackout” pero el riff de apertura suena débil, no suena a “Blackout”, no suena como debería sonar y pierdo todo el interés en un concierto que, a mi gusto, ha acabado mucho antes de los bises. “Six String Sting” o la estupenda “Big City Nights” no terminan de convencer por mucho que pongan el nombre de la ciudad de cada concierto y, eso sí, cuando suena “Still Loving You” (obviamente más grave que la original) llega “el momento móvil” en el cual todos aprovechan para llamar a sus novias, musas, madres y abuelas, grabar en video para subirlo a Facebook o declarar amor por Twitter en una canción que, tras haber sido radiada una y mil millones de veces, inevitablemente ha perdido parte de la magia. La emotiva “Wind Of Change” cierra el concierto junto con “Rock You Like a Hurricane” (qué diferencia con la versión en directo de Michael…) y se despiden dándose un baño de masas con “When the Smoke Is Going Down” que conforme fue avanzando se llenó de ecos y murmullos gracias a la mala acústica del recinto.

Seguramente ya no se retiren, hayan reconsiderado la rentabilidad de la gira y la respuesta del público y Scorpions se queden entre nosotros algunos años más, me alegra que así sea y les deseo lo mejor pero éste que escribe se baja del tren, si quiero escucharles pincharé "Blackout" y me olvidaré de este grupo de versiones.


© 2014 Jim Tonic