Crítica: Oceans "The Sun And The Cold"

Cuando una banda debuta en un gran sello, como es Nuclear Blast Records, sólo hay dos posibilidades; la primera, que se trate de un orquestado hype, la segunda (y la que nos ocupa), que hayan sorprendido a propios y extraños con una calidad inusual y vean potencial en ellos. Ocean confirman lo exhibido en sus EPs y demuestran en “The Sun And The Cold” que su mezcla de death metal con post y algo de nu metal (no salgas corriendo y termina de leer esta crítica y escuchar el álbum, olvídate de tus prejuicios) aporta más y más capas a la doliente y tortuosa propuesta de los berlineses, cuando sus canciones tienen más que ver con el metal más profundo de la década que hemos dejado ya atrás que con cualquier ripio de los noventa, eso sí; tomando de aquellos años toda la amargura existencial a través de la voz de su guitarrista y vocalista Timo Rotten, todo un descubrimiento.

De esta forma, “The Sun And The Cold”, la canción que sirve de presentación y homónima al álbum, arranca con un trémolo más propio del black de manos de Patrick Zarske y la batería incansable de J.F. Grill, para arrancarse con unas estrofas más tranquilas y melódicas, jugando con el contraste entre agresividad y melancolía, toques minimalista de piano y un desgarrado final que enlaza con “We Are The Storm”, lo más parecido a un single, en el que no pierden un ápice de calado emocional y conservan la esencia del death metal en la segunda parte de la canción, justo cuando Rotten y Zarske cruzan sus guitarras y Grill se anima a perseguirles con su batería, convirtiendo la composición en algo muy diferente a lo que era, logrando la progresión de manera natural hasta la oscurísima gruta que es “Dark” en la que la banda alemana parece plenamente poseída y lo mejor quizá sean sus guitarras.

Pero hay más, mucho más, como esa exhibición sentimental que es “Paralyzed” y que conforma uno de los mejores momentos del disco por su fortísimo contraste y la facilidad de la banda surcando terrenos más propios del post metal, hasta ese otro single que es “Take The Crown”, alternando bonitas melodías con crujientes riffs y dobles voces o la genialidad que es “Shadow” por su juego entre subgéneros con notable resultado. Así ocurre con “Legions Arise”, cuando también juegan con la intranquilidad y la tensión en un medio tiempo hasta el encabronamiento posterior y el magnífico riff de los últimos dos minutos, el también excelente trabajo de Grill y la facilidad de Rotten por cambiar de registro constantemente sin que la canción se resienta.

La intimidad de “Polaris” es necesaria para mostrar también la faceta más taciturna de Oceans, cuando no se niegan a los sentimientos y recuerdan vagamente a Tesseract o Circa Survive pero es de nuevo Rotten el que marca la diferencia con las voces, dando la sensación de que Ocean poseen dos cantantes, cuando no es así. En "Truth Force Fed" parecen haberse recargado de mala leche, como una dinamo, en contraposición con esa otra genialidad que es “Water Rising”, entre el cabaret y el metal, o ese in crescendo -de nuevo por Tesseract o incluso Leprous, pero sin las voces de Tompkins o Solberg- que es “Hope” y que demuestra que “The Sund And The Cold” es un disco tan trabajado como atención necesita por parte del oyente, mostrando uno y mil recovecos, detalles y una profundidad inusual para tratarse de un debut. Oceans han aparecido en el mapa con una interesante paleta de colores ya conocidos cuya mezcla, sin embargo, es tan inspiradora como atractiva y de nuevo me sorprende que se trate de una banda novel, a la que habrá que seguir muy de cerca.

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